Ciclismo
Daiana Almada cerró un año de crecimiento, disciplina y emociones fuertes
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La atleta sanfrancisqueña completó un 2025 intenso, marcado por desafíos personales, evolución deportiva y un cierre de temporada que la dejó plena y orgullosa.
El 2025 de Daiana Almada no fue un año más. Fue un proceso de aprendizaje continuo, de decisiones tomadas con convicción y de una búsqueda personal que la llevó a enfrentarse a desafíos totalmente nuevos. El punto culminante llegó en su última competencia del año, la Doble San Francisco- Miramar, donde terminó dentro de las diez primeras y sintió que ese resultado era mucho más que un número: era la confirmación de que todo el esfuerzo acumulado había valido la pena. “Salir novena me llenó el alma; fue un gran cierre para mi año”, expresó, todavía con la emoción a flor de piel.
El camino había empezado apenas un mes antes, cuando decidió prepararse para una carrera de ciclismo de ruta, disciplina que exige ritmos y velocidades distintas a las que estaba acostumbrada. Ese cambio repentino implicó reorganizar por completo su rutina. Dai lo habló con su entorno cercano y les pidió acompañamiento. Desde ese momento, cada día se transformó en una prueba interna: levantarse, entrenar, medir avances y sostener la motivación. “Todos los días era un desafío de ver cuánto podía avanzar y cómo hacía para llegar en condiciones”, relató.
En ese proceso afinó cada detalle, desde la alimentación y la suplementación hasta el descanso y la disciplina cotidiana. “Hice todas las cosas bien prolijitas, con la ambición de disfrutar la carrera y llegar”, explicó. Esa prolijidad, sumada a la constancia, la ayudó a sostener un entrenamiento exigente en muy poco tiempo. Pero nunca sintió que estuviera sola. Sus amigos la acompañaron en jornadas larguísimas de pedaleo; su familia estuvo presente como siempre; y sus alumnos la alentaron antes, durante y después del desafío. “Hubo un montón de personas atrás mío cuidándome y apoyándome. Lo que viví fue muy lindo”, dijo.
Cuando llegó el día de competir, todo ese esfuerzo tomó sentido. La carrera fue intensa y profundamente movilizadora. A medida que avanzaban los kilómetros, también aparecían los recuerdos de cada entrenamiento, de cada jornada de cansancio y de cada gesto de apoyo recibido. Al cruzar la meta, la emoción la desbordó. “Fue muy emotivo, muy lindo. Estoy muy orgullosa de lo que hice”, expresó.
Además de competir, Daiana desde hace varios años da clases de ciclismo a personas de todas las edades. Este año varios de sus alumnos lograron excelentes resultados en desafíos de larga duración tanto en ruta como en montaña.
Así, Daiana Almada despide un 2025 que la transformó. Un año donde se animó a más, se disciplinó como nunca y descubrió que la verdadera medida del progreso no siempre está en el reloj o en la clasificación, sino en la persona que una se convierte mientras avanza.
