Cuatro historias diferentes aunque unidas por el dolor

Natalia y Cecilia Rojo, hijas del matrimonio entre Norma Salvaneschi y Daniel Rojo; a Elisa Fogliatti, hija de Mario Fogliatti; a Graciela Guzmán, mamá de Santiago Orquera y a Oscar y Silvia Lascuebas, padres de María Daniela; todos familiares de víctimas de tránsito en nuestra ciudad. Historias diferentes, pero con iguales sensaciones.
Por Stefanía Musso
Las calles de San Francisco, como la de muchos otros lugares, son desde hace rato un peligro latente para quienes las circulan. La vida, que se arranca de un momento a otro en los accidentes viales, se convierte en el dolor de familiares que sufren y recuerdan día a día y que además luchan por justicia y conciencia.
LA VOZ DE SAN JUSTO reunió a Natalia y Cecilia Rojo, hijas del matrimonio entre Norma Salvaneschi y Daniel Rojo; a Elisa Fogliatti, hija de Mario Fogliatti; a Graciela Guzmán, mamá de Santiago Orquera y a Oscar y Silvia Lascuebas, padres de María Daniela; todos familiares de víctimas de tránsito en nuestra ciudad.
Negligencia e inconciencia al volante, alcohol, velocidad y falta de respeto a las leyes de tránsito son las causas de las vidas que se cobró la calle.
Oscar y Silvia
Lascuebas, con la fotografía de María Daniela
Relatos desde el dolor
No pasaron tres meses de aquél fatídico día en que Natalia y Cecilia Rojo perdieron a sus papás. Norma Salvaneschi (60) y Daniel Rojo (63) fallecieron el 22 de abril de este año. La pareja circulaba cada uno en sus bicicleta camino a Plaza San Francisco cuando fueron embestidos de manera frontal por un Ford Ka conducido por Mariano Ferreri (30), quien tenía su licencia de conducir inhabilitada y al momento del accidente el test de alcoholemia le dio positivo.
"Estamos transitando un duelo que recién comienza. Tengo bronca, ira, odio. Es una mezcla de sentimientos", afirmó Natalia.
"El tipo que atropelló a nuestros papás hizo un desastre. ¿Y si venía una persona corriendo detrás? Causaba una masacre. El asesinó a mi mamá y a mi papá. Esto recién empieza. Aún estoy en la etapa en que me parece mentira lo que pasó", agregó.
Cerca de ellas se encuentra Elisa Fogliatti, una jovencita de 17 años que un mes antes de las Rojo perdió Mario, su papá, en la esquina de Cabrera y San Lorenzo, cerca de la escuela Irigoyen. Fogliatti circulaba en su moto Honda Strada 200, cuando un camión guiado por un joven de 21 años lo atropelló. Cuando encendió la luz en verde, el vehículo de mayor porte intento girar hacia el norte, y por razones que aún se tratan de establecer, chocó con la moto del docente. Ambos iban en el mismo sentido.
Para estas tres mujeres el sentimiento es reciente y el inicio de un proceso, según entienden aquellos que estuvieron en sus zapatos muchos años atrás.
"Estoy en la etapa de pedir justicia y generar conciencia, pero este dolor no tiene marcha atrás. ¿Quién me los devuelve?", se preguntó entre lágrimas Natalia.
A su lado Graciela Guzmán es quien la consuela: "Todo va a pasar, Natalia, todo va a pasar". Ella perdió a su hijo Santiago Orquera el 14 de marzo de 2006, tras 16 días de agonía luego de ser atropellado en Av. Cervantes esquina Formosa. El joven esperaba el paso de los vehículos que venían de frente para doblar hacia la izquierda, pero una camioneta, marca Dodge 100, lo atropelló. Santi -como lo recuerdan sus familiares- cumpliría 27 años el próximo 1 de julio: "Hay una energía que está más allá y a la que hay que aferrarse. No queda otra. La entiendo. Nosotros ya no tenemos más energía para muchas cosas, pero dejamos que fluya", manifestó Graciela.
En la habitación donde se realiza la nota otra pareja asiente con la cabeza. Son los papás de María Daniela Lascuebas, la niña que el 2 de julio de 2006 murió también en un accidente. Fue en la ex avenida
López y Planes, mientras circulaba en bicicleta junto a sus compañeras en dirección este a oeste. Un camión que iba en el mismo sentido la rozó provocándole su caída al pavimento provocándole luego la muerte: "Hoy al dolor lo asumimos y no tenemos rencor ni nada, pero es algo que se hubiera podido evitar. Somos un matrimonio que soñó con tener una familia numerosa y lo logró. Nuestros hijos hoy nos hacen salir del dolor de la pérdida de María Daniela", dijo Silvia, su mamá. Hoy, Dani tendría 24 años.
Las hermanas
Rojo recordaron a sus padres recientemente fallecidos
Seguir adelante
Es indudable que un hecho de estas características te cambia por completo la vida. Y así lo entienden: "La vida cambia completamente cuando perdés a un ser querido", afirmó Graciela Guzmán.
"Yo tenía una vida antes de perder a mi papá. Antes era una persona alegre y ahora me apagué", confesó Elisa Fogliatti.
Para la mayoría de los entrevistados es imposible pasar por el lugar donde su ser querido perdió la vida. "Recién hace cuatro meses que puedo pasar por el lugar donde murió mi hija. Tuvieron que pasar 10 años. Si tenía que hacer algo por la zona daba la vuelta por otras calles", contó Oscar Lascuebas.
Para los padres de Santiago es imposible pasar por Av. Cervantes y Formosa. "Volví al día siguiente de la muerte de Santi para descargar mi dolor. Ahora no paso más, lo evito. Si voy en colectivo, lo bloqueo mentalmente; si voy en remis, le pido al conductor que pase por otro lado; si viajo en auto por la ruta 19, le pido a mi marido que tomemos por Av. Chile", aclaró Graciela.
En el caso de la familia Rojo, Cecilia regresó al lugar con su hermano Matías, pero Natalia aún no puede hacerlo.
Elisa Fogliatti, en cambio, nunca más pasó por el sitio donde perdió a su papá: "No pude pasar más por ese lugar y a mi casa paterna voy 15 minutos y me retiro enseguida".
Son familias diferentes, cada una lamentando un hecho puntual. Sin embargo todos coinciden en algo: que aunque pasen tres meses o diez años del hecho el dolor no afloja: "Uno piensa que no le puede pasar, pero sucede y el dolor es irremediable", concluyeron.
Elisa muestra la imagen de su papá Mario Fogliatti
La mirada de la sociedad
Para estos familiares, el apoyo social fue sentido pero también el ojo ajeno juzgó a las víctimas. "A veces parecería que las víctimas fueran las responsables de lo que les pasó", expresó Natalia, a lo que su hermana Cecilia agregó: "A nosotros nos dijeron, `¿Cómo pueden circular en bicicleta por ese camino?´", en referencia a sus padres.
"Mi papá era la persona más responsable del mundo y cuando fue el accidente tenía el casco puesto, no como dicen algunos", compartió Elisa.
"De mi hija dijeron que iba hablando por teléfono celular. Y era mentira. Al teléfono lo retiró el fiscal Oscar Gieco del bolsillo de Dani, que estaba aplastado porque era obvio, le había pasado un camión por encima", recordó Silvia.
"Los comentarios están pero nunca te lo dicen en la cara", agregó Oscar Lascuebas.
Graciela Guzmán con la foto de su hijo Santiago
Los hechos que generaron cambios
Tanto el caso de María Daniela como el de Santiago provocaron cambios en materia vial. Por el lado de la niña de 13 años, a los pocos días de ser atropellada, López y Planes volvió a tener sentido único, es decir, de este a oeste, al aprobarse un proyecto de ordenanza presentado por el entonces concejal de Unión por Córdoba, Martín Llaryora, hoy vicegobernador.
En el caso de Santiago, en el año 2013, siete años después de su muerte se cerró del paso de Avenida Cervantes hacia Formosa.
A diferencia de los anteriores, en el caso de Fogliatti, dos años antes en se instaló un sistema de semáforos en esa zona que contempla varias intersecciones de calles que rodean a la escuela Hipólito Yrigoyen. La ordenanza había sido aprobada en 2009 y tuvieron que pasar seis años para que se haga realidad.
"Nuestra hija es recordada como `la nena de López y Planes´ y por ella hubo un cambio. Si hacen un relevamiento bajó muchísimo la cantidad de accidentes en el lugar. Con todo el dolor en el alma siento una paz interior porque lo que pasó logró que cambie algo en la sociedad", afirmó Silvia.
La mamá de Santiago añadió:"Pasaron muchos años para que cierren la calle luego de lo de Santi. Sé que él cumplió con una misión".
Todos los familiares entrevistados por este diario aseguraron que las víctimas eran responsables a la hora de conducirse en la calle. "Mi papá me enseñó a manejar de muy chica y siempre me decía: `Andá con cuatro ojos. Sé que vas a ir atenta pero el que viene te puede arruinar la vida y mirá lo que les pasó a ellos", destacó Natalia.
"Dani siempre me decía que ya no le gustaba circular por López y Planes porque es doble mano", recordó Silvia.
"Uno va por la vida con conciencia. Tu hija, una criatura de 13 años ya decía que era un peligro la calle, tan chiquita. Y salen estos tipos a hacer el desastre que hacen", respondió Natalia a las palabras de la mamá de María Daniela.
"Uno se vuelve más responsable que nunca", se explayó Silvia.
Lo que queda por cambiar
A pesar de algunos cambios en las leyes, los familiares sienten desprotección e impotencia."La ordenanza que reglamenta a los camiones en la ciudad de San Francisco es una risa. Prohíben la circulación, pero por el otro lado lo permiten", explicó Oscar.
"La gente vio que poníamos las cruces a la vera del camino donde mataron a nuestros papás y pasaban a toda velocidad, sin importarles nada, y solo habían pasado tres días del accidente. Le dije a mi hermano Matías que tenía miedo de poner las cruces y que nos atropellen. Me preguntó: ¿Cuántas muertes más tiene que haber para que cambien las leyes?", reflexionó Cecilia.