Violencia
Crimen en Frontera: la víctima era hermano de “Pocholito”, el joven multirreincidente

El joven asesinado a balazos murió este jueves en el Hospital Iturraspe. La familia arrastra una historia atravesada por el delito. Las autoridades investigan un posible ajuste de cuentas.
Una familia marcada por el delito y una comunidad que vuelve a enfrentarse con la violencia estructural que se multiplica.
Horacio “Totín” Martínez tenía 21 años. El jueves por la tarde, su cuerpo no resistió más. Murió internado en la unidad de terapia intensiva del Hospital “J. B. Iturraspe” de San Francisco, donde había ingresado el 11 de abril tras recibir múltiples disparos de arma de fuego en un ataque ocurrido en Frontera. Las lesiones, confirmaron fuentes policiales, fueron causadas por perdigones que impactaron en su región lumbar izquierda, brazo izquierdo y muslo derecho. Durante más de un mes los médicos lucharon por salvarlo. No fue posible.
Horacio era hermano de “Pocholito”, un joven con un historial delictivo tan precoz como extenso. En la historia familiar, marcada por la violencia, la marginalidad y la reincidencia, la tragedia vuelve a repetirse.
En el barrio, a Horacio lo conocían como “Totín”. Aunque no trascendieron detalles oficiales sobre su situación penal, trascendió que tenía antecedentes delictivos. En las calles de Frontera, muchos lo vinculaban a hechos de inseguridad, aunque lejos del nivel de notoriedad pública que alcanzó su hermano.
El ataque que terminó con su vida aún no está esclarecido. Fuentes cercanas a la investigación indicaron que no se descarta un posible ajuste de cuentas. El crimen ocurrió en un contexto de creciente tensión territorial entre grupos delictivos, donde las venganzas cruzadas son una constante. Por el momento, la Policía de Investigaciones (PDI) y la Comisaría Nº 6 de Frontera trabajan en el caso bajo instrucciones de la Fiscalía Regional de Santa Fe. La causa, inicialmente caratulada como “tentativa de homicidio”, podría ser recaratulada como homicidio agravado.
Las investigaciones avanzan en un clima de hermetismo. Los investigadores no descartan ninguna hipótesis, pero apuntan a una disputa previa como posible móvil. Por ahora, no hay detenidos ni imputados
Una vida en el borde
“Pocholito” se hizo conocido cuando era apenas un adolescente. Su historia se convirtió en un caso emblemático del fracaso institucional para contener la violencia juvenil en la región. Con apenas 14 años, ya tenía una serie de antecedentes por robos calificados, intentos de homicidio y agresiones.
En abril de 2015, ocupó las primeras planas cuando baleó en el abdomen a un repartidor durante un intento de robo. En 2016 fue vinculado al homicidio de Santiago Dávila (56). A lo largo de los años, acumuló causas por asaltos armados, arrebatos y amenazas. En abril de 2017 protagonizó una cinematográfica fuga del Complejo Esperanza, en Córdoba, junto a un menor de 15 años. Estuvo prófugo durante semanas, hasta que fue recapturado en la zona rural de Puerto Gaboto, en el Gran Rosario.
Tras cumplir parte de su condena, “Pocholito” fue liberado en 2021 bajo ciertas condiciones de conducta.
El caso de “Totín” pone en evidencia un patrón que se repite: familias atravesadas por la violencia temprana y, finalmente, el delito.