Controles necesarios para garantizar la salud pública
La aparición de enfermedades transmitidas por alimentos requiere cuidar y mantener la calidad de elaboración de los mismos, desde la obtención de las materias primas hasta su manufactura y comercialización, de acuerdo a prácticas que aseguren su inocuidad.
Una reciente información publicada en este diario dio cuenta de los resultados de un proceso de fiscalización de una planta procesadora de leche y queso en cercanías de la localidad de Saturnino María Laspiur. De acuerdo a los datos difundidos por los organismos oficiales que intervinieron, se secuestraron 981 kilos de queso sardo y romano, luego de constatar las precarias condiciones en las cuales eran elaborados.
La nota señalaba además que se habían comprobado infracciones a diferentes normativas vigentes, sobre todo al Código Alimentario Argentino (Ley 18.285) y a la Ley Provincial de Fiscalización Lechera N° 8095, los inspectores pudieron verificar que el establecimiento procesaba más de 3.000 litros de leche diarios, que llegaban directamente desde el tambo en un tanque cisterna sin refrigeración. Tampoco se realizaba la pasteurización que permite reducir los agentes patógenos peligrosos para la salud.
"Las condiciones higiénico-sanitarias del establecimiento en general eran pésimas. No existía ninguna barrera física que evitara la contaminación directa de la pasta con la cual se elaboraban los quesos", detalló el director General de Fiscalización y Control, Martín Gutiérrez.
La descripción del parte oficial causa alarma. Porque a esta altura de los tiempos, con los conocimientos científicos alcanzados y con la posibilidad de la incorporación de modernos aparatos tecnológicos, sería impensable que el procesamiento de un alimento vital como la leche y sus derivados pueda llevarse adelante casi sin ningún procedimiento que garantice la sanidad de los productos.
Es verdad que persiste en algunas zonas la costumbre de elaborar alimentos como quesos o embutidos sin que se adopten las medidas bromatológicas exigibles por la legislación. Es cierto que en muchas pequeñas explotaciones es se hacen prácticas de este tipo, quizás sin todas las prevenciones, lo cual puede generar problemas de salud en quienes consumen los productos. Pero mucho más grave es que la falta de cumplimiento de las normas se produzca en una planta procesadora que fabrica quesos para comercializarlos después. Que se haya secuestrado casi una tonelada de hormas es un dato que no puede pasar inadvertido.
La aparición de enfermedades transmitidas por alimentos requiere cuidar y mantener la calidad de elaboración de los mismos, desde la obtención de las materias primas hasta su manufactura y comercialización, de acuerdo a prácticas que aseguren su inocuidad. Es indispensable tomar en cuenta estos cuidados por parte de los responsables de la elaboración y manipulación para prevenir los riesgos sobre la salud de los consumidores. Así lo sostienen todos los especialistas en la materia y así lo pretenden garantizar todas las normativas que regulan este tipo de actividades. Por ello, se impone una acción decidida para deslindar las responsabilidades que cupieren en este caso, así como para mantener la vigilancia bromatológica indispensable para asegurar que los productos a consumir hayan sido elaborados como corresponde.