Consultar a un especialista aumenta las posibilidades de éxito en dejar de fumar
"El tabaco envenena el planeta", bajo ese lema se celebra hoy el Día Mundial Sin Tabaco y dejar el "pucho" es una decisión trascendente para la salud de cualquier persona. El médico neumonólogo Daniel Puricelli, explicó en qué consiste el tratamiento de cesación tabáquica y destacó que un tratamiento interdisciplinario tiene más chances de éxito.
En Argentina, la adicción al cigarrillo suele extenderse al menos 20 años y la edad de inicio es cada vez más temprana: ronda entre los 11 y 13 años. La adicción al tabaco implica un consumo compulsivo, es una dependencia mental o emocional de la nicotina, que es la sustancia adictiva que contienen los cigarrillos.
Dejar de fumar no resulta tan fácil pero millones de personas en el mundo lo lograron, la consulta con un especialista aumenta significativamente las chances de éxito en dejar de fumar. Hoy 31 de mayo se celebra el Día Mundial sin Tabaco y en ese marco LA VOZ DE SAN JUSTO dialogó con el médico neumonólogo Daniel Puricelli de la Clínica Regional del Este quien explicó en qué consiste el tratamiento de cesación tabáquica.
El especialista advirtió que un "escaso número de personas logra dejar de fumar por sus propios medios, cuando ha tomado la decisión. Si esto no es posible, la consulta con un profesional de la salud mejora ampliamente la probabilidad de dejar de fumar".
¿En qué consiste el tratamiento?. Puricelli destacó que los tratamientos interdisciplinarios "tienen mayor eficacia y que pueden terapia cognitivo-conductual con o sin medicación".
Explicó que cuatro de los seis tratamientos eficaces para dejar de fumar se encuentran dentro del grupo de las terapias de reemplazo de nicotina. "Consisten en aportar nicotina en forma de goma de mascar (chicles), parches, spray nasales, y grageas (o comprimidos dispersables de nicotina). Muchos estudios científicos han demostrado que usar la terapia de reemplazo de nicotina puede casi duplicar las probabilidades de dejar de fumar exitosamente", amplió.
Agregó que además de las terapias de reemplazo de nicotina, "hay otros dos fármacos que son eficaces en adultos que fuman más de 10 cigarrillos por día. Uno de ellos es el antidepresivo bupropión. El sexto tratamiento con validez de eficacia -que cuenta con el consenso de los expertos- es la vareniclina".
"Dejar de fumar tiene muchos beneficios para la salud y es claramente una de las decisiones más trascendentes desde el punto de vista de la salud", dijo Puricelli
Una decisión trascendente
El tabaco está relacionado a ocho de las diez principales causas de muerte en el mundo -como enfermedades coronarias, accidentes cerebrovasculares (ACV) y problemas en la circulación en miembros inferiores- y su tasa de mortalidad en el país asciende al 14%.
Puricelli destacó que dejar de fumar tiene muchos beneficios para la salud y es "claramente una de las decisiones más trascendentes desde el punto de vista de la salud para cualquier individuo de cualquier edad. Como dice el lema para este año, hoy estamos seguros que: 'El tabaco envenena el planeta'".
Epidemia preocupante
La epidemia de tabaquismo es una de las mayores amenazas para la salud pública que ha tenido que afrontar el mundo. Según las últimas cifras, aportadas por el Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (Iecs), el 14% de las muertes en nuestro país son atribuibles al tabaco. Es también preocupante que el 18% de los adolescentes de entre 13 y 15 años fumen diariamente, lo cual, como señala la Encuesta Mundial de Tabaquismo en Jóvenes, podría ser atribuible a la acción de la publicidad encubierta de la industria tabacalera.
"A pesar de que, entre 2005 y 2018, se registró en la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo una disminución del 25% en la cantidad de personas que fuman, aún contamos con un 22,5% de adultos que continúan haciéndolo. Además, uno de cada cuatro no fumadores refiere haber sido expuesto al humo de tabaco de otras personas en el hogar", asegura el Dr. Alejandro Videla, docente de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral.
El doctor Videla, quien además es presidente de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria, explica no son sólo los fumadores quienes están expuestos al humo del cigarrillo, sino también aquellas personas que comparten un ambiente: "A nuestro alrededor se encuentra presente el humo de tabaco de segunda mano, antes llamado tabaquismo pasivo, que se genera por la inhalación de sustancias tóxicas que sufre una persona al compartir un ambiente cerrado con un fumador. Además, también existe el humo de tercera mano, el cual se refiere a las partículas tóxicas que se depositan en lugares donde alguien fumó y que pueden causar daño a la salud horas o días después de que impregnaron el ambiente".
El Jefe del servicio de Neumonología del Hospital Universitario Austral indica que el aislamiento y la preocupación por el contagio del covid-19 durante la pandemia impulsó a muchos fumadores livianos y jóvenes a dejar atrás este hábito. "Sin embargo, la disrupción en el acceso a los sistemas de salud, la ansiedad y el nerviosismo generados por la pandemia también llevaron a que muchos fumadores aumentaran el consumo de cigarrillo o no lograran dejarlo, a pesar de los intentos", lamentó.
Este año, bajo el lema "El tabaco envenena nuestro planeta", la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha elegido poner el acento en el daño que la industria tabacalera y el consumo de tabaco producen en el medio ambiente para conmemorar el Día Mundial Sin Tabaco, que se celebra todos los 31 de mayo. En su página web, reportó que 600 millones de árboles fueron talados para permitir el cultivo de tabaco y 84 millones de toneladas métricas de CO2 fueron emitidas a la atmósfera, lo que ha llevado a aumentar la temperatura global. También asegura que se han utilizado 22 mil millones de litros de agua para la fabricación de cigarrillos.
La problemática ambiental
En el contexto de la crisis ambiental en todo el planeta, la Organización Mundial de la Salud y Asociaciones a nivel global dedican este 31 de mayo al impacto ambiental del tabaco, desde su cultivo y producción hasta su distribución, sin olvidar los residuos que genera.
El impacto nocivo de la industria del tabaco sobre el medio ambiente es enorme y va en aumento, lo que añade una presión innecesaria sobre los ya escasos recursos y frágiles ecosistemas de nuestro planeta. Esta industria, cuyas emisiones de gases de efecto invernadero equivalen a 84 millones de toneladas anuales de dióxido de carbono, contribuye al cambio climático y reduce la resiliencia ante este cambio, además de desperdiciar recursos y dañar los ecosistemas.
Cada año se destruyen unos 3,5 millones de hectáreas de tierras para cultivar tabaco en ellas, se requieren 22 millones de litros de agua y se talan 600.000 árboles.
El cultivo, la fabricación y el consumo de tabaco envenenan el agua, el suelo, las playas y las calles de las ciudades con productos químicos, residuos tóxicos, colillas, incluidos los micro plásticos, y residuos de cigarrillos electrónicos. El humo del tabaco contribuye a aumentar los niveles de contaminación del aire y contiene tres tipos de gases de efecto invernadero.
La carga ambiental recae en los países que menos preparados están para hacerle frente y los beneficios van a parar a empresas tabacaleras transnacionales que tienen su sede en países de renta alta.
El tabaquismo es un factor de riesgo modificable y prevenible y, en los últimos años, la implementación de políticas de control del tabaco se ha extendido mundialmente. Cada vez es mayor la población que toma conciencia del daño que genera el tabaco y que está protegida por alguna de las 5 principales políticas contenidas en el Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco:
· Prohibición completa de la publicidad, promoción y patrocinio incluyendo la exhibición de los productos;
· Disponibilidad de estrategias de tratamientos asequibles para dejar de fumar;
· Advertencias sanitarias con pictogramas en los envases de los productos de tabaco;
· Ambientes cerrados 100% libres de humo de tabaco;
· Aumento de impuestos para generar productos más caros y menos asequibles.
En Argentina, aunque la tendencia del consumo es descendente tanto en jóvenes como en adultos, la prevalencia y la mortalidad siguen siendo altas en comparación a otros países de la región, y el avance de las políticas, más lento de lo necesario.