Análisis
Confrontar, resistir, esperar (y vetar)

Frente a la sucesión de derrotas legislativas, crisis internas y turbulencias económicas, el gobierno de Milei apuesta todo al respaldo electoral de octubre. Con una estrategia de confrontación, esgrimiendo las atribuciones del veto y sosteniendo el tono combativo, promete revancha para luego de los comicios parlamentarios. ¿Pero qué pasaría si el enemigo no se rinde, los aliados descreen y el ejército propio se desbanda?
Por Fernando Quaglia | LVSJ
“Nos vemos el 11 de diciembre”.
La frase de Milei resume la postura del oficialismo nacional frente a la catarata de derrotas legislativas que padeció en los últimos días, a los problemas derivados de situaciones opacas como el caso del avión llegado desde los Estados Unidos y a los remezones financieros producto de la incertidumbre reinante.
Convencido de que arrasará en las elecciones de octubre, el presidente aseguró en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires que vetará las leyes aprobadas por el Congreso pues contradicen su programa económico y que, en caso de que ese veto sea rechazado, llevará la disputa al terreno judicial. De no prosperar esa vía, anticipó que derogará las normas cuestionadas cuando asuman los nuevos diputados y senadores.
Es cierto que todas las encuestas pronostican un buen desempeño de La Libertad Avanza en los próximos comicios. Sin embargo, incluso dentro del oficialismo surgen voces que advierten sobre posibles sobresaltos políticos y económicos que podrían alterar el escenario electoral si persiste el clima de confrontación. Aunque parte de la oposición más dura busca socavar los logros macroeconómicos del Gobierno -reducción de la inflación y superávit fiscal-, existen temáticas de alta sensibilidad social, como las jubilaciones y la atención a la discapacidad, que no pueden continuar siendo desatendidas.
En este contexto, el oficialismo, vapuleado el jueves en el Congreso, sufrió una seguidilla de reveses: el escándalo del vuelo procedente de EE. UU. con valijas sin control aduanero e intentos de explicación muy endebles, el vacío de los gobernadores en el acto por el 9 de Julio -aunque atenuado por la niebla que impidió el viaje presidencial a Tucumán-, y la admisión del propio ministro de Economía en el sentido de que podrían sobrevenir nuevos cimbronazos económicos debido al impacto fiscal de las leyes aprobadas y al nerviosismo de los mercados.
Fragilidad evidente
En cualquier caso, la fragilidad política del gobierno quedó expuesta como pocas veces en este año y medio de gestión libertaria. Con un bloque legislativo pequeño y tensionado por internas, el oficialismo es vulnerable a escándalos y deserciones. El enfrentamiento público entre la ministra de Seguridad y la vicepresidenta es apenas un síntoma extremo de esas fracturas internas. A eso se suman los repetidos estallidos verbales del presidente, que erosionaron su relación con los sectores dialoguistas del Congreso. Cansados del destrato, se alinearon con el kirchnerismo de ánimo destructor, que no desperdicia ocasión para ganar terreno, incluso con su líder pretendiendo dar cátedra desde la prisión domiciliaria. Los gobernadores, por su parte -algunos urgidos por fondos debido a ajustes no realizados, otros por falta de respuestas, y muchos tomando nota del clima electoral-, terminaron también por “pasarse”
“Tema para un tapiz” es un microrrelato incluido en Historias de cronopios y de famas, donde Julio Cortázar narra cómo un general, pese a tener un ejército reducido, logra que sus enemigos se pasen a su bando gracias a sus proclamas ruidosas. Repite su método con éxito hasta que solo queda un enemigo, inmóvil, que no acata las órdenes. “Transcurre la noche y el enemigo no se ha pasado. El general blasfema y llora en su tienda. Al alba, el enemigo desenvaina lentamente la espada y avanza hacia la tienda del general. El ejército del general se desbanda. Sale el sol”, concluye.
Todo indica que la política seguirá agitándose a medida que se acerquen las elecciones. Aferrado a sus agresivas proclamas, confrontando, por momentos blasfemando, resistiendo y vetando Milei espera a sus adversarios el 11 de diciembre, confiado en que su ejército resistirá y que, finalmente, saldrá el sol.
¿Saldrá?