Basquet
Con una derrota y una reacción sólida, San Isidro llega al último tramo de la gira
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El paso por Mendoza dejó contrastes pero también certezas: los “Halcones” mostraron actitud competitiva incluso en la derrota y recuperaron su mejor versión en la segunda escala. En Gálvez buscarán confirmar que la reacción fue un punto de partida.
San Isidro atraviesa un inicio de temporada muy bueno. Bajo la conducción de Sebastián Porta, el equipo llegó a Mendoza con un registro alentador y una propuesta basada en intensidad, circulación de balón y una presión constante que intenta desgastar al rival. Los dos primeros capítulos del viaje dejaron una derrota ajustada ante Rivadavia y una convincente recuperación frente a Huracán de Las Heras, pero sobre todo entregaron señales claras sobre qué funciones el equipo ya domina y cuáles aún buscan consolidación.
La caída 84–81 frente a Rivadavia mostró a un San Isidro que, aun en las noches adversas, mantiene un patrón competitivo sostenido. El equipo tuvo momentos en los que consiguió imponer su ritmo, especialmente cuando aceleró desde la primera línea defensiva y obligó al rival a jugar incómodo. Sin embargo, la irregularidad en la protección del rebote y algunos desajustes en el cierre del partido terminaron costando caro. Rivadavia aprovechó cada segunda oportunidad y castigó en momentos clave, un punto que Porta viene enfatizando desde el inicio del torneo: para correr, primero hay que asegurar el tablero propio.
En ese contexto, la actuación de Manuel Lambrisca fue una de las luces más claras. Más allá de sus 15 puntos y 4 rebotes, su aporte estuvo en la lectura: cuándo atacar, cuándo pausar, cuándo ocupar los espacios que la defensa mendocina dejaba libres. Lambrisca se transformó en un termómetro del equipo, y su producción refleja que es uno de los jugadores más influyentes del sistema. También se destacó Chris Hooper, que volvió a dominar físicamente cerca del aro. Sus 17 puntos y 7 rebotes mostraron que es una pieza clave cuando San Isidro necesita atacar profundo o cargar el rebote ofensivo. Jerónimo Suñé, con 16 puntos y eficacia exterior, sostuvo al equipo en los pasajes donde el ataque se estancaba. Y Lautaro Mare, aunque con números más discretos, volvió a aportar energía en la pintura, un aspecto indispensable en la estructura de Porta.
La reacción llegó rápidamente. En el segundo partido de la gira, San Isidro derrotó 89–77 a Huracán de Las Heras mostrando una imagen mucho más sólida y acorde a su perfil de líder. Esta vez, el equipo corrigió detalles defensivos, cerró mejor su tablero y encontró más fluidez ofensiva en su cinco inicial. Lambrisca volvió a ser determinante: 20 puntos, 8 rebotes y una noche muy eficiente, reafirmando su rol como uno de los ejes del equipo. Nahuel Buchaillot aportó 13 puntos y 6 rebotes, con presencia clave en la primera mitad. Mare firmó un doble-doble de 15 puntos y 11 rebotes, ganando duelos físicos y ordenando defensivamente al equipo. Suñé añadió 12 puntos y Hooper completó un trabajo silencioso pero necesario en la pintura.
Otro aspecto clave fue la baja cantidad de pérdidas: solo cinco en todo el partido. Ese número expone un avance significativo en la toma de decisiones y en la madurez colectiva durante la conducción del juego. Cuando San Isidro administra bien la pelota, su ofensiva gana profundidad y sus tiradores reciben en mejores condiciones.
Con una derrota y una victoria, la gira ya le dejó al equipo una lectura valiosa: tiene herramientas, variantes, y un rendimiento ofensivo que aparece incluso en noches complejas, pero aún debe encontrar continuidad defensiva y mayor firmeza en el cierre de los partidos pares. El trabajo de Porta apunta justamente a eso: reducir desajustes, elevar la comunicación defensiva y sostener la intensidad sin que se resienta la toma de decisiones.
El lunes, a las 20, San Isidro visitará a Santa Paula en Gálvez en el cierre de esta travesía. Llega con un récord de 7 ganados y 2 perdidos. Será un partido duro, ante un rival que ostenta 6 victorias y 3 derrotas. Será la oportunidad de confirmar que la reacción en Las Heras no fue solo un alivio momentáneo, sino un paso más en la construcción de un equipo que busca sostenerse en lo más alto de la Conferencia Norte de la Liga Argentina.
