Con sus 6 años, Caín vende cactus para comprarse sus libros favoritos
El niño sanfrancisqueño es un apasionado de la lectura, pese a su corta edad, y fanático de los cómics de Gravity Falls. Para obtenerlos tuvo una curiosa iniciativa que tuvo gran repercusión en las redes y muchos quieren cumplirle su deseo.
Los niños y los libros son una combinación maravillosa. El hecho de que se acerquen a una historia a través de la lectura alimenta su imaginación y creatividad.
Deseoso de poder tener su libro de cómics de la serie animada Gravity Falls, Caín Benavento, de 6 años, tuvo la ingeniosa idea de reunir dinero para comprarlo mediante la venta de pequeños cactus.
A través de la cuenta de Facebook de su mamá Lucía Aguirre, ya logró vender alrededor de veinte plantines que cuestan entre $20 y $25. Los armó él mismo, claro que con la ayuda de familiares, y ya pudo comprar uno de los ejemplares. Si la venta sigue con éxito, el pequeño podrá completar la colección de cinco libros.
"Me gusta mucho esos dibujitos. Mi mamá me regaló uno el año pasado y me dijo que era caro. Ahora hay unos cómics que quiero tener y como con mis ahorros no puedo comprarlos, vendo los cactus", dijo Caín a LA VOZ DE SAN JUSTO.
Crear para aprender
Con vasitos de telgopor que Lucía compró, sumado a tierra, piedritas y abono, Caín fue armando con mucha delicadeza los plantines de cactus que se sirve del jardín de su madre y siempre con la mirada atenta de ella para que no se lastime.
"Caín sabe cómo manipular los plantines, cómo sembrarlos, cómo cuidarlos. Su tarea principal es hacer los agujeritos en los vasos de telgopor y después decora el plantín con piedras de colores. Es todo un emprendedor artesano", manifestó Lucía a este diario.
"En casa, la lectura es parte de nuestras vidas. Él tiene una biblioteca de 200 libros que le donaron, le regalaron y otros que con mucho esfuerzo pudimos comprar. Ahora está fascinado con esta serie animada y quiere tener su libro deseado", contó la mujer.
Lucía es profesora de arte y docente de primaria. Su enseñanza en el aula la llevó a incentivar la lectura en el pequeño Caín que, a su corta edad, ya lee textos en letra minúscula sin problemas.
"Es un orgullo para nosotros que el piense en comprarse libros, que lo estimule la lectura y las ganas de aprender; pero más importante es que la gente entienda que los niños tienen ganas de saber y eso me emociona", concluyó la mamá.