Con el vóley en la sangre
Tras su retiro de la práctica activa, la sanfrancisqueña Romina Galliano empezó a ejercer de pleno su rol de DT en el Club Estudiantes de La Plata.
No hace mucho aquella itinerante voleibolista detuvo su marcha en La Plata, ciudad cultural y deportiva por excelencia que la cautivó en favor de su crecimiento personal y profesional. Allí, en el Club Estudiantes le dijo adiós a su extensa carrera de jugadora para dedicarse de lleno al rol de entrenadora tal cual se tratara de un legado familiar.
Romina Paula Galliano (31) ahora transmite ese enorme bagaje de experiencia capitalizado de quienes supieron guiarla y también le imprime su impronta a cada entrenamiento que dirige en la cancha de un ex colegio que el club alquila para hacer la actividad y al que diariamente llega en colectivo o bicicleta yendo por la famosa diagonal 74.
La sanfrancisqueña mantuvo un ameno diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO en el cual resaltó el fuerte vínculo que entabló con la entidad "pincha", rememoró momentos imborrables y también dejó sus sensaciones sobre un deporte que abrazó a los 5 años y que en rigor de verdad lo lleva en la sangre.
-¿En Estudiantes de La Plata encontraste tu lugar en el mundo? ¿Te sedujo la ciudad?
-No sé si es que encontré mi lugar en el mundo. Pero logré amar al club y sentirme parte de él. Me costó mucho tomar la decisión las dos veces que no jugué ahí. Pero siempre me escucho mucho a mí misma y varios factores me ayudaron con la decisión.
Me gustan mucho los desafíos que implican hacer el laburo desde abajo, y en Estudiantes es así. Si bien es un club grande en fútbol y en su administración, los deportes amateurs la tenemos que remar.
Y la ciudad me atrapó por donde la mires. Es hermosa. Tiene mucho de las dos cosas que más amo. Deporte y arte y cultura.
-¿Tenías decidido ser entrenadora tras tu retiro como jugadora?
-Sí, tenía decidido ser entrenadora desde el 2005 que di mis primeros pasos en Freyre. Porque ahí modifiqué todos mis planes de vida.
Cuando terminé la secundaria -año 2004- iba a estudiar diseño industrial en Córdoba pero me ofrecieron jugar la Liga Nacional en el "9" de Freyre. Me tomé un año sin estudiar y les agradezco mucho a mis papás por haberme dado esa oportunidad, pero algo tenía que hacer. Y ahí fue cuando empecé con el mini de Freyre y sub-12 y 13.
Después me ofrecieron las inferiores de El Ceibo, que me quedaba más cómodo porque había empezado a estudiar Licenciatura en Recursos Humanos en San Francisco.
Luego decidí dedicarme de lleno a la "Facu" y a mi carrera como jugadora y volví a dirigir recién en 2013 en Atenas un club de La Plata.
En 2015 me ofrecieron dos categorías del nivel B de Estudiantes y las agarré sin pensarlo demasiado. En 2016 agarré una categoría más. Y en 2017, ya retirada como jugadora, tuve la tira completa (sub- 13, 15, 17, 19 y 21). Este año me quedé con sub-13, sub- 15, sub- 17 y con Mayores B.
-¿Tratas de transmitir conceptos adquiridos de técnicos que tuviste?
-Sí, sin dudas, tengo conmigo cosas de todos los entrenadores que he tenido. Siempre trato de imitar aquellas que me han marcado y me han servido a mi como jugadora, pero entendiendo que mis jugadoras no necesariamente tienen que ser como yo.
Por eso trato de poner a cada entrenamiento y partido mi impronta personal, que indefectiblemente está conformada por lo que soy y por lo que fui aprendiendo y adquiriendo de otros.
Fernando Bonino, "Tobeto" Rittiner, "Paco" Baldo, "Kiko" Méndez Paz, Andrés González, José Fotia son los entrenadores que más y mejor me han marcado. De quienes aprendí a jugar el más lindo voley y a quienes estaré eternamente agradecida. Ellos son mis ejemplos en esto.
-¿Recibís consejos de tu papá Roberto que fue entrenador más allá que haya sido de básquet?
- Muchos. Sobre todo con el tema padres, que en toda práctica deportiva para mí son fundamentales, sobre todo en edades formativas como las que yo tengo.
Me ayuda cuando tengo que tomar decisiones o elegir un accionar u otro. A veces ni siquiera le cuento o no le hablo para pedirle ayuda. Pero ya con haberlo visto durante tantos años ser entrenador, me ayuda a decidir.
Siempre lo admiré y lo sigo haciendo aunque ya no dirija. Y claro está que es mi mentor en esto. Soy la "loquita" Galliano dirigiendo (risas).
-¿Te sentís identificada con Estudiantes?
-Me siento súper identificada con Estudiantes. Creo que con mi laburo incondicional de a poco me voy ganando cada vez más respeto y confianza.
Ya poder permanecer por 4 años en un laburo como este, que no es para nada fácil, y que me vuelvan a elegir ya sea dirigentes, padres y jugadoras, significa que algo debo estar haciendo bien. Lo que me deja tranquila y me desafía a hacerlo cada vez mejor.
-¿De qué manera se vive el vóley dentro de un club que sin dudas es futbolero?
-Estudiantes es un club de fútbol. A partir de la finalización del estadio de fútbol, los deportes amateurs nos vimos un poco afectados. Pero hay una buena predisposición del club para que estemos de la mejor manera posible. De a poco y con el transcurso de los años vamos adquiriendo más lugar. Son procesos lentos pero desde el vóley trabajamos para estar cada vez mejor.
Ahora estamos organizando el primer torneo abierto sub- 15 el fin de semana del 16 y 17 de junio y tenemos apoyo total del club, desde instalaciones del country de City Bell hasta ayuda económica para poder realizarlo.
Es difícil posicionarnos en un escalón. Creo que arriba de todo está el futbol y abajo en la misma línea todos los deportes amateurs.
-¿Qué te dio o te quitó el vóley?
-El vóley me dio de todo. Aprendizajes, experiencias, amistades, familias del corazón, hermanas de la vida. Me llené de momentos de satisfacción y alegría y también de frustraciones y enojos. De todo eso aprendí y aprendo.
Me enseñó a convivir, a cooperar, a trabajar en equipo, a desafiarme y esforzarme, a perseverar. Todavía puedo vivir y trabajar de eso, qué más quiero?.
Y me quitó momentos con mi familia y mi gente de San Francisco. Yo tenía claro que quería vivir en Buenos Aires y hacer mi carrera acá y eso significaba alejarme de los míos. Pero por suerte mi familia es mi sostén y mi vida entera e hicieron que yo crea que no me perdí nada aunque yo lo sienta así.
-¿Qué objetivos te trazaste en esta nueva etapa de tu vida deportiva?
-Ser una de esas entrenadoras que dejan cosas buenas en las vidas de sus jugadoras. Desde aspectos deportivos hasta en su formación como personas.
Que cuando sean grandes o dejen de jugar recuerden de mí lo mejor. Que aprendan a vivir y a sentir el vóley como yo lo hice. Que aprendan a jugarlo y a partir de ahí, buscar resultados deportivos.
Y a nivel personal, perfeccionarme y aprender cada vez más para ir dando pasos paulatinos y firmes en mi carrera como entrenadora.