Comprar en la fábrica: una forma de consumo que crece entre los sanfrancisqueños
Alimenticias del Parque Industrial venden sus productos sin intermediarios. El consumo ya no está limitado solo a las góndolas de los superpesados y donde antes la metalmecánica tenía casi exclusividad, hoy convive en el mismo predio con un polo de la industria alimentaria con importante dinamismo y llegada al vecino.
Por Cecilia Castagno
Es viernes, son las 11.30 y tres mujeres, cada una en un auto, detienen la marcha durante unos segundos, hasta que un guardia las autoriza a pasar el portal de ingreso del Parque Industrial de San Francisco. En la entrada que está sobre la ruta nacional 158, dos familias también aguardan por ingresar, advierte una voz que se deja escuchar desde el handy del personal de seguridad.
Les habilita el paso, las saluda y hasta intercambian comentarios sobre el tiempo y opiniones respecto a la visita de Mauricio Macri, que dos días atrás revolucionó el Parque.
Avanzan y todas se dirigen hacia el mismo sector, el suroeste, a un polo dentro de otro polo. Es que hay un submundo alimenticio en el predio ubicado a unos 3 kilómetros del radio urbano, que dejó de ser exclusivamente metalmecánico para abrirse a nuevos rubros y transformase en un gran mercado de alimentos, como una vuelta al comercio de antaño, donde la venta era mucho más mano a mano.
Las compras en las alimenticias del polo industrial permiten cuidar la economía doméstica, cada vez más ajustada por los aumentos
Café, aceite, dulce de leche, yogures, queso, papel higiénico, lamparitas, salames y más paquetes cerrados llenan un carro que en otros comercios puede quedar holgado a la compra familiar.
De un tiempo a esta parte -y desde antes de la crisis- muchas familias eligen las alimenticias del Parque Industrial para hacer la compra para su hogar. Ese "nuevo" movimiento es aún mayor llegando el fin de semana.
La compra inteligente es uno de los motivos. Se ahorra hasta un 10%, que si la cantidad es grande, alivia bastante el bolsillo. También funciona como un anzuelo, porque para algunos clientes significó la primera vez que visitaron este pulmón económico, más cercano de lo que parece, incluso, más cerca que grandes comercios.
Los autos avanzaron por Huergo, dos se detuvieron en una fábrica con aires campestres en medio de la industrialización, Macellato, para comprar algunos de sus chacinados artesanales que llegan hasta las sierras de Córdoba. Los otros dos siguieron hasta una planta con el aspecto de un gran tambo industrializado, Santa María -que adquirió más popularidad por la visita del presidente- para allí adquirir los mismos lácteos que están en los súper, pero a un precio algo menor.
La industria alimenticia le dio otro dinamismo al polo fabril
El "paseo de compras" terminó en un autoservicio, Danguise Distribuciones, que ofrece ventas minoristas a valores mayoristas; desde comestibles hasta bebidas, artículos de perfumería, de limpieza, bazar, entre otros.
Desde hace algunos meses, más sanfrancisqueños cambiaron el supermercado por las alimenticias del Parque Industrial que además de abastecer las góndolas, le venden al público de manera directa, haciendo crecer una tendencia: los productos, del fabricante al consumidor final, sin intermediarios.
Nuevos clientes
Llenar el canasto se está convirtiendo en un verdadero lujo desde que los precios crecieron y dispararon la inflación. Las góndolas muestran cifras poco acordes al poder adquisitivo de la gente; entonces la potencial clientela huye despavorida haciendo que el consumo caiga mes a mes.
Según comentaron desde las fábricas con venta al público consultadas por LA VOZ DE SAN JUSTO, este año el contexto llevó a muchas personas a probar sus productos que en general, superan las expectativas, por lo que luego los siguen comprando. "Sumamos así muchos clientes de clase media y alta", coincidieron.
Santa María, la láctea que llega a las góndolas del país pero nunca cerró sus puertas al público
Y aseguraron que no venden al público con precios de fábrica, sino que buscan un equilibrio, porque a ellos tampoco les interesa perder a los distribuidores o a los comercios que abastecen. Pero hay que monetizar la inversión y para ello, maximizar las ventas en todos los canales.
Gran parte de los clientes "comunes" de estos establecimientos se centra en familias y a medida que la inflación pega fuerte, nacen nuevos clientes y conductas de consumo.
Además, sostienen que la venta directa les permite escuchar a los consumidores y testear nuevos productos.
Mientras el aumento en el consumo de marcas económicas -desatado cuando la ex presidenta Cristina Kirchner se refirió a ellas como "Pindonga" y "Cuchuflito", domina el debate político, esta otra modalidad de consumo, la de comprar en un polo fabril que nació metalmecánico y metalúrgico pero diversificó los rubros, suma clientes. ¿El motivo? Cuidar la economía. En retrospectiva, se trata de una vieja costumbre que vuelve más fuerte con los ajustes domésticos.
Un súper en medio de la industrialización
El ticket de una compra mensual de una familia en un mayorista puede ser hasta 20 % más bajo al de un supermercado. Por lo tanto, adquirir en este tipo de comercios todos los productos que se necesitan en una casa es una manera de combatir las constantes subas de precios de la canasta.
Sin embargo, al autoservicio Danguise llegan también muchas familias que realizan compras minoristas de aquellos productos que más se consumen en la casa, sobre todo aquellos frescos, aunque también buscan hacer stock de alimentos no perecederos.
Por otra parte, están los grupos de amigos, familiares o compañeros de trabajo que optan por reunirse y hacer la compra mensual en el mayorista, con la finalidad de hacer valer el dinero y el sueldo de cada mes.
Danguise atiende en Santiago Puzzi 4712, de lunes a viernes, de 7.30 a 12 y de 14.30 a 18.30, y sábados, de 7.30 a 12.
Para armar la picada
José Alberto Armando y su esposa Alejandra llevan tres años en el Parque Industrial al frente de la firma de chacinados artesanales, Macellato, que en poco tiempo colocó su nombre como marca.
Por la calidad, sus productos llegaron a Villa General Belgrano, una zona donde los principales distribuidores de embutidos están en la vecina Colonia Caroya. En un campo de Monte Redondo crían y alimentan los cerdos, destinan unos 40 por semana para su producción (arrancaron con 10).
Macellato ofrece chacinados artesanales
"Vendemos al público en general y proveemos a almacenes y supermercados. Sin bien la crisis nos afecta a todos, las ventas se mantienen", dijo José.
Macellato ofrece chacinados frescos como chorizos, morcillas y diferentes cortes de cerdo; y secos, como salames, salamines, jamón crudo, bondiola, lomitos. Todos sus productos son sin Tacc y libres de gluten. Venden al público de manera fraccionada.
El horario de atención en Gral. Juan, J. J. Torres 4517 es de lunes a viernes de 7.30 a 18 y sábados, de 8 a 13.
La canasta láctea
Santa María es una pyme familiar que nació en 1979 en Paraná, Entre Ríos, en un principio, con el objetivo de producir dulce de leche, pero luego fueron ampliando la gama de productos hasta instalarse como marca y empresa.
En 1981 se mudaron a Santa Clara de Saguier y en 2010, se radicaron en nuestra ciudad. Sus lácteos desde el Parque Industrial abastecen las góndolas de cadenas de supermercados e hipermercados del país y están presentes en un centenar de almacenes de San Francisco y la región.
"Vendemos todos los productos que fabricamos. Por ejemplo, en la línea de quesos, blandos cremosos y port salut; en semi duros, Pategras y Tybo; y en la línea de quesos duros, queso sardo, entre otros", indicó Gabriel Tesio, gerente comercial y de logística de la firma.
Además, "comercializamos al público dulce de leche, familiar y reportero; crema de leche y yogures batidos y bebibles de litro".
No hay cupos en la venta y los productos se comercializan fraccionados de acuerdo a la cantidad que desee el cliente.
Tesio aclaró que "no vendemos directamente a almacenes, ya que la empresa cuenta con una red de hasta 12 distribuidores, solo hacemos ventas minoristas, no mayoristas".
Sobre la diferencia de precio, arriesgó que es "entre un 8% y 10%" respecto a los valores que se encuentran en el mercado.
Santa María abre al público en su planta de Juan. J. Venier 2099, de lunes a viernes de 8 a 12.30 y de 15.30 a 18, y sábados, de 8 a 12.30.
Se consigue un ahorro de hasta el 10 % en los precios y a diferencia de los supermercados, no ofrecen porcentajes de descuentos con bancos, pero aceptan pagos con tarjeta de crédito, lo que permite licuar el gasto en cuotas por el efecto de la inflación.
Perfil del consumidor
Desde la láctea señalaron que "la venta al público es una opción importante para nuestros empleados y también para nuestros proveedores de materia prima". En tanto, los operarios del resto de las fábricas del Parque constituyen otro segmento de clientes relevante.
Asimismo, llegan a al "shop" de Santa María "muchas familias. A veces viene una sola pero compra para dos o tres hogares -dijo Tesio-. La mayoría regresa tras la primera compra y se hacen asiduos clientes".
Las alimenticias ofician también como una vidriera, ya que
muchos de sus clientes visitaron el Parque Industrial por primera vez para adquirir
comestibles y otros productos
"Al principio, los clientes eran empleados propios de las industrias del Parque, pero luego se fue diversificando y más familias empezaron a acercarse. Los sábados son los días más movidos", manifestaron, por su parte, desde Macellato.
"Los clientes llegan desde la ciudad y de pueblos vecinos. Nosotros además los invitamos a recorrer la fábrica y conocer la calidad y la limpieza con la que elaboramos nuestros productos", agregaron.
Pago y financiación
Las compras, como en cualquier comercio, en las fábricas pueden abonarse de contado o débito o bien, con tarjeta de crédito que, dependiendo el banco, ofrecerá financiación. No hay descuentos por pago en efectivo, ya que los precios ya son menores a los encontrados en los locales tradicionales.
Llenar el carrito... y el auto, luego de hacer la compra en el súper del Parque Industrial
El contexto
Cada época está atravesada por un signo comercial en particular. En 160 hectáreas conviven metalúrgicas y metalmecánicas, rubros precursores pero que hoy apenas llegan a cubrir la mitad del total del Parque Industrial, el resto del espacio se divide entre alimenticias, madereras, autopartistas, plásticas, químicas, tecnología, de servicio, etc. El 98 % de las 150 plantas allí radicadas y en funcionamiento, son familiares.