Como siempre, el agro
Los números de la cosecha de soja que se están estimando demuestran, una vez más, el potencial de nuestro campo. Aprovechar las condiciones extraordinarias que la coyuntura internacional brinda en la actualidad debe ser una prioridad para las autoridades de gobierno, aunque la expectativa acerca de la toma de decisiones positivas esté bastante menguada.
La generalización de la cosecha de soja permitió comprobar una vez más la vigencia de aquella frase que señala al campo como el motor de la economía nacional. En todos los cultivos se apreciaron buenos rindes, más allá de las características negativas climáticas que sufrieron algunas regiones. Y, en este marco, la soja aparece como la principal variable positiva, al menos en la provincia de Córdoba.
En efecto, tras las últimas estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario, se puede afirmar que nuestra provincia ha recuperado el lugar de privilegio respecto de la cosecha de esta oleaginosa. De acuerdo a los últimos números difundidos por la entidad rosarina, el promedio de rinde por hectárea supera los 30,4 quintales. Esto permite estimar una cosecha en Córdoba de 12,4 millones de toneladas teniendo en cuenta las caídas que se observan por cuestiones climáticas. En Buenos Aires hubo también una mejora en el cálculo, pero no tan significativa: se pasó de los 27,6 a los 28,2 quintales por hectárea y un volumen total de cosecha de 13,25 toneladas.
Estos números exhiben el potencial enorme del campo cordobés y su aporte -casi nunca reconocido por los gobernantes del puerto- a la economía nacional. La provincia ratifica con esta producción su "aspiración" a ser la primera productora de soja del país. Y si en volumen no lo consigue por la mayor extensión de la superficie sembrada en Buenos Aires, sí lo hará en materia de rindes por hectárea.
Este panorama que se vislumbra positivo se ha dado en un contexto de adversidades manifiestas. Primero, la falta de lluvias, que han sido muy acotadas, sobre todo en la región núcleo, y se estima un área de pérdida, casi toda soja de segunda malograda por estrés termo hídrico, de 870 mil hectáreas. Así y todo, con tres cuartas partes cosechadas se afirma una producción nacional de 41,2 millones de toneladas", de acuerdo a la estimación última de la Bolsa de Comercio de Rosario.
A esto se sumó, la incertidumbre económica y la amenaza de imponer más retenciones e impuestos, lo que derivó en el creciente malestar tranqueras adentro. Más tarde, el incremento exorbitante de los costos de los productos dolarizados que pone una seria alerta para la próxima siembra. Finalmente, la carencia de gasoil amenazó con frenar el ritmo de la cosecha. Sin embargo, el productor agropecuario volvió a demostrar que su noble trabajo no se detiene frente a los obstáculos que a diario le cruzan desde los escritorios porteños.
Pese a todo lo señalado, los números de la cosecha de soja que se están estimando demuestran, una vez más, el potencial de nuestro campo. Aprovechar las condiciones extraordinarias que la coyuntura internacional brinda en la actualidad debe ser una prioridad para las autoridades de gobierno, aunque la expectativa acerca de la toma de decisiones positivas esté bastante menguada. De todos modos, en medio de incertidumbre económica, el productor mantiene vigente su cultura del trabajo. Como siempre, el agro muestra el camino de lo que debe ser la recuperación argentina.