¿Cómo abordar el drama educativo?
Es una generación entera que necesita apoyo. Haciendo más de lo mismo y especulando políticamente, el drama educativo continuará agravándose.
Los resultados del Operativo de Evaluación Nacional Aprender 2021 son un eslabón más en el deterioro paulatino y sistemático de la educación argentina. Los resultados del examen, que abarcó a aproximadamente 623.000 estudiantes argentinos de sexto grado del nivel primario, muestran que el desempeño básico y por debajo del nivel básico en esta área fue del 44%, mientras que en 2018 ese mismo segmento representó el 24,7%. Por su parte, el deterioro en matemática, la otra área evaluada, no fue tan abrupto porque ya se encontraba en un piso bajo. En 2018, el 42,6% de los chicos mostraba un desempeño básico y por debajo del nivel básico y en 2021 esta cifra subió al 45,2%.
De la interpretación de los datos surge, evidente, que existe una relación directa entre el nivel socioeconómico de los alumnos y el rendimiento escolar. Así, con una pandemia que afectó los bolsillos de muchas familias, fueron los estudiantes de los niveles socioeconómicos más bajos los que obtuvieron los peores resultados. Por ejemplo, la mayoría de los chicos de nivel bajo están en niveles básico (28%) y por debajo del básico (43,1%), mientras que, en el otro extremo, solo el 8,6% de los estudiantes del nivel socioeconómico alto no tienen los conocimientos mínimos en la materia.
El llamativo descenso en la comprensión de texto y en el uso de la lengua se debe, casi en su totalidad, al cierre de escuelas durante la pandemia. Esta visión se fundamenta en que, hasta el año 2019, los resultados de Lengua en las evaluaciones nacionales venían mejorando sensiblemente. No así los de Matemática. Entonces, se profundizaron las dificultades que existían y que intentaban ser subsanadas en las aulas. La larguísima educación remota por emergencia sanitaria fue decisiva en este aspecto, perjudicando especialmente a los chicos de los sectores más vulnerables.
Un informe de Unicef sobre el impacto de la pandemia en la educación de los niños, niñas y adolescentes en el país señaló que, en 2020, el 47% de los hogares con niñas, niños y adolescentes no contaban en su hogar con una computadora o tableta que pueda ser destinada a la realización de tareas escolares. Se trata de algo más de 3 millones de hogares que estaban en esta condición. Asimismo, un 11% de los hogares no tenía ningún dispositivo que los estudiantes puedan utilizar con fines educativos (ni computadora, ni tableta ni teléfono celular). "Estos datos son críticos en contextos de interrupción de clases presenciales. La evidencia del año 2020 dio cuenta del efecto negativo que estas desigualdades tienen en el tipo de continuidad pedagógica que los chicos pueden sostener", sostiene el estudio.
En este marco, el sentido común establecía que era esperable un descenso marcado de los rendimientos en el operativo Aprender del año pasado. Porque el impacto de la falta de presencialidad y de algunas disposiciones establecidas por las autoridades de educación no podía ofrecer otro resultado. Lamentablemente, ante el hecho consumado de la falta de aprendizajes básicos que afecta a millones de estudiantes primarios y secundarios, tras la difusión de los resultados volvieron los cruces de opiniones y las atribuciones de culpas entre los dirigentes oficialistas y opositores.
Mientras se sigan cruzando dardos y el discurso y la acción solo se establezca en el marco de la contienda política, no tendrá resolución la seria crisis del sistema. Porque no se puede abordar este problema que afecta el futuro de la Nación de la misma manera que hasta ahora. Resulta urgente acordar los puntos centrales sobre los que deberá basarse el arduo trabajo de recuperación de conocimientos. Es una generación entera que necesita apoyo. Haciendo más de lo mismo y especulando políticamente, el drama educativo continuará agravándose.