Comer en familia en pandemia: un tiempo para aprender valores
La familia es el primer lugar de socialización, el valor que se le da a este espacio, se transmite. En torno a la mesa no solo se aprende a elegir alimentos sino a compartir, a ser tolerantes, a respetar el lugar y las ideas del otro. En tiempos de covid, la psicopedagoga Analía Dussin explica la importancia de que ese encuentro en familia sea en armonía y libre de tecnología.
Por Isabel Fernández|LVSJ
El encuentro en la mesa familiar sigue siendo un momento de aprendizaje y transmisión de valores. Sin embargo en tiempos de pandemia, donde la tecnología atraviesa aún más la vida de todos y nos vuelve individualistas, no siempre ese encuentro se vive en armonía.
La familia es el primer lugar de socialización, el valor que se le da a este espacio, se transmite. En torno a la mesa no solo se aprende a elegir alimentos sino a compartir, a ser tolerantes, a respetar el lugar y las ideas del otro.
En diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO, la psicopedagoga y profesora de Psicopedagogía, Analía Dussin (MP-230934) de la Fundación Akhenaton recordó que el inicio y los modelos "están en los valores que se forjan en la familia. Y advirtió que la tecnología hace que nos volvamos más individualistas, egoístas y desconectados".
"Nuestras formas de comportarnos, nuestras acciones, educan, son modelos. El valorar ese momento de encuentro al esperar que todos los integrantes lleguen, la permanencia en la mesa, el intercambio de ideas, la escucha, entre otras, es una señal de respeto a quienes nos acompañan. La ausencia de alguna o todas estas conductas también enseñan, por el simple hecho que reproducimos modelos", afirmó Dussin.
Nos atraviesan muchos factores que atentan contra la vivencia en este momento y uno de ellos es la tecnología. Hoy suelen verse familias reunidas en torno a la mesa pero están solos, asilados en las pantallas.
"La tecnología, especialmente el uso de los celulares, es el más dañino, por ejemplo, antes cuando sonaba el teléfono o el timbre de la puerta en la hora del almuerzo nos molestaba y considerábamos una falta de respeto. Con el celular hoy no hay horarios, personales ni familiares, si quienes lo usamos no podemos encontrar ese límite. Es muy triste ver familias reunidas en torno a una mesa que podrían tranquilamente estar solas, comen o permanecen totalmente aislados y absortos a dichos aparatos", aseguró la psicopedagoga.
Agregó que en otro tiempo "el televisor también fue el elemento de irrupción de ese espacio, pero muchas veces podía ser factible de que la familia dialogue y comparta comentarios en relación a lo que veían. Sería muy triste tener que prender el televisor para matar el silencio".
Dussin aseguró que el uso de la tecnología ante la novedad "genera una atracción desmedida, pero en algún momento alguien empieza a reclamar y progresivamente otros y después muchos, hasta que todos sienten la necesidad de desconectarse de la aparatología para atender lo más importante".
"Por lo tanto también, como en todo aprendizaje hay etapas, -añadió- pero los modelos con sus valores son quienes marcaran la conducta familiar y de allí la que el individuo traslada a la sociedad, es decir, a otros espacios de encuentro y no solo sociales sino también laborales. Por ello el permitir al hijo irse a comer a su pieza para ver sus programas o películas, favorece el refuerzo del egoísmo e individualismo social que en muchas situaciones vemos".
"Nuestras formas
de comportarnos, nuestras acciones, educan, son modelos", afirmó la psicopegadoga
Analía Dussin
"¡En la mesa no se pelea!"
Es un momento para estar juntos como así también aprovechar para según las edades de los niños transmitir valores, costumbres y normas. Pero no siempre es un espacio de placer, puede haber cambios de opinión, siempre que sean con tranquilidad, respeto y sin violencia.
"La mesa es un espacio que nos permite compartir e intercambiar opiniones, es el momento ideal para enseñar a respetar las opiniones de otros, nada debería arruinar encuentro", afirmó Dussin. Aconsejó que cuando la discusión se da y se torna violenta "es muy oportuno que alguien pueda intervenir calmando y si es necesario cambiando el tema si éste en esa situación no se puede abordar de otra manera".
"Es fundamental el momento para resaltar la diversidad de opiniones y que puedan ser válidas pero para ello es absolutamente necesario desarrollar la capacidad de escucha y respeto por el otro, que de realizarse de la manera adecuada debería ser enriquecedora. Las emociones muchas veces afecta el aparato digestivo, es importante que el momento de la comida se realice en un entorno armonioso".
Recordó que también "enseñamos la relación con la comida, a no desperdiciarla, a no jugar con ella, a darle valor por tenerla, siendo y enseñando a ser empáticos con quienes la carecen. Cuantas veces escuchamos a quienes se resisten a ingerir algún alimento porque 'no les gusta' y si buscamos en su crianza corresponde a los hábitos alimenticios de sus padres".
En este espacio el alimento físico no es solamente lo que importa sino también el afecto que alimenta el corazón. Cuando escuchamos a un niño expresar "¿Y ahora quien me va hacer de comer?", ante la pérdida de su abuela que preparaba su alimento y ofendiéndose cuando alguien se ofreció para alimentarlo, "se puede interpretar que no es una frase superficial ante tanto dolor sino que puede estar manifestando su temor y preocupación por la ausencia de quien cubría una necesidad básica, que no es solamente el alimento sino también el afecto", dijo Dussin.
"Todo aprendizaje se inicia en respuesta a cubrir una necesidad biológica pero una vez satisfecha se descubre el placer que ésta genera ante el displacer que me llevo a buscarla -afirmó-. De allí que adquiera tanto valor afectivo en nuestra vida las personas que desde que éramos niños atendieron nuestra alimentación".
La familia, un espacio de contención
Para reflexionar
La psicopedagoga invitó a reflexionar como vivimos cada uno este momento familiar:
· ¿Cómo estamos atendiendo en sus necesidades básicas a quienes nos rodean?
· ¿Qué 'calidad' de entrega brindamos?
· ¿Cuánto hacemos para que nuestros niños y adolescentes encuentren un lugar de contención en el seno familiar?
· ¿De qué manera contribuimos a la creación de una sociedad tan fragmentada y egoísta?
Es mucho lo que podemos hacer desde el plano familiar y no solo por la sociedad, sino también por nuestros hijos, y porqué no por nosotros, papás, los que en algún momento quedaremos a sus cuidados.