F1
Colapinto, símbolo del renacer del automovilismo argentino
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El joven bonaerense fue confirmado como piloto titular de Alpine para la temporada 2026 de la Fórmula 1. Tras un año de crecimiento, en el que pasó de ser reserva a ganarse su lugar en la escudería francesa, Franco Colapinto consolida un hito para el automovilismo argentino y vuelve a poner la bandera nacional en la máxima categoría del deporte motor.
Por Ignacio Omedes
La noticia se confirmó días atrás y sacudió al mundo del deporte motor: Franco Colapinto será piloto titular de Alpine en la temporada 2026 de la Fórmula 1. Después de meses de incertidumbre, rumores y negociaciones, el joven bonaerense aseguró su butaca en la máxima categoría del automovilismo mundial, marcando un nuevo capítulo histórico para la Argentina, que volverá a tener representación en la elite después de varios años de ausencia.
El 2025 no fue un año sencillo para Colapinto. El argentino comenzó la temporada como piloto de reserva del equipo francés, con la expectativa de sumar experiencia y minutos de pruebas. Sin embargo, tras las primeras cinco fechas del campeonato, Alpine decidió darle la oportunidad de subirse al A525. Desde entonces, el piloto argentino no desaprovechó su chance: mostró solidez, carácter y una rápida adaptación al ritmo de la Fórmula 1, ganándose el respeto de los ingenieros y la confianza de los directivos de la escudería.
Si bien no logró sumar puntos en su primera experiencia, su rendimiento fue en ascenso. En varias competencias terminó por encima de su compañero Pierre Gasly, el piloto número uno del equipo, algo que no pasó inadvertido para los responsables de Alpine. Esa constancia y madurez al volante fueron determinantes para que el equipo francés confirmara su continuidad para la próxima temporada.
Durante la reciente gira americana, Colapinto demostró un crecimiento notable. Fue 17° en el Gran Premio de Estados Unidos disputado en Austin, 16° en el Gran Premio de México en el Autódromo “Hermanos Rodríguez”, y 15° en el Gran Premio de Brasil, donde prácticamente corrió como local por el apoyo masivo de los fanáticos argentinos presentes en Interlagos. Ahora, la gira continuará con el Gran Premio de Las Vegas, en un circuito callejero que promete espectáculo y donde el argentino buscará redondear un resultado que reafirme su gran momento.
Pero más allá de los números, la importancia de su presencia trasciende lo deportivo. Tener a un piloto argentino en la Fórmula 1 después de tanto tiempo significa mucho más que un hecho simbólico: representa el regreso del país a la escena más prestigiosa del automovilismo internacional. El Automóvil Club Argentino (ACA), junto a un sólido grupo de sponsors nacionales e internacionales, desempeñó un papel clave en el acompañamiento y sostenimiento del proyecto Colapinto, que hoy se consolida como una apuesta a largo plazo.
Su llegada también genera un efecto contagio en el automovilismo nacional. Cada fin de semana de carrera, miles de fanáticos argentinos siguen con entusiasmo su desempeño, algo que no ocurría desde la época dorada de figuras como Reutemann o Fangio. En cada circuito, las banderas celestes y blancas se multiplican en las tribunas, demostrando que el fenómeno Colapinto traspasa fronteras y despierta una pasión que trasciende generaciones.
El panorama del deporte motor argentino se completa con la presencia de Nicolás Varrone en la Fórmula 2, lo que garantizará que durante todo 2026 haya representantes nacionales en las dos principales categorías internacionales. Ese dato confirma que el semillero argentino está más vivo que nunca y que el camino que abrió Colapinto puede inspirar a una nueva camada de pilotos.
El fenómeno Colapinto ya es una realidad. Su llegada y consolidación en la Fórmula 1 significan mucho más que un logro individual: es el símbolo del resurgir del automovilismo argentino, un recordatorio de que el talento, el esfuerzo y la perseverancia pueden devolver a la bandera celeste y blanca al lugar que merece, en lo más alto del deporte motor mundial.
