Entrevista
Claudio Gudiño: "La música es vida"
Comenzó en la música desde joven y, hasta hoy, sigue transmitiendo su alegría y energía en cada presentación con su banda, "Claudio y la Banda Brillante".
Claudio Gudiño es un nombre insoslayable en la escena musical de San Francisco. Con 45 años de trayectoria, el líder de "Claudio y la Banda Brillante" ha dedicado su vida a la música, combinando el acordeón con una vocación incansable. En una charla extensa y cargada de recuerdos, Gudiño repasó sus inicios, sus influencias y su amor por la profesión que lo ha acompañado por casi medio siglo.
"Es medio como un chiste por ahí", confiesa entre risas al recordar cómo se introdujo en el mundo de la música. "En realidad, el que quería ser músico era mi viejo, pero no pudo por cuestiones económicas. Así que se le antojó que yo aprendiera a tocar el acordeón cuando tenía siete u ocho años. Y bueno, en aquellas épocas mandaban los papás, así que empecé a aprender".
Su formación musical se dio con un maestro particular, Don Livio Manero. "Aparte de ser mi maestro, yo para él era como un hijo. Y me quería mucho. Lo llevo en el alma".
A los catorce, ya formaba parte de un grupo de músicos mayores, y apenas un año después, alentado por su padre, armó su propia banda. "Siempre rodeado por músicos más grandes. De ahí aprendí mucho. Me han cuidado mucho mis compañeros grandes, que prácticamente no los tengo más. Y ahí empezó mi historia como músico".
Durante todos estos años, Gudiño compartió escenario con grandes figuras de la música. "Tuve la suerte de compartir escenario con los grandes de aquella época. Cada uno tiene su estilo, pero hay artistas que marcan. La Mona Jiménez fue uno de ellos. Cuando se lanzó como solista, con su grupo y su ritmo, marcó algo muy especial. Y en la cumbia, me gustaron mucho Los Palmeras".
San Francisco es su ciudad de adopción desde los tres años, ya que nació en Balnearia, está ubicada entre dos provincias con tradiciones musicales distintas, lo que influyó en el repertorio suyo y en el de la banda. "San Francisco, al estar del lado de Córdoba, se escucha mucho cuarteto. Pero donde yo vivo hace cuarenta años, a tres cuadras del interprovincial en barrio San Cayetano que está casi pegado a Santa Fe, se escucha también mucha cumbia. Y nosotros tenemos que hacer un poquito de todo".
La música como forma de vida
Al ser consultado sobre lo que significa la música para él, Gudiño compartió sus pensamientos con sinceridad y reflexión: "La música me ayuda, creo que a mí y a mucha gente a disfrutar la vida. Es como un escudo, porque hay personas que llegan con distintas emociones, van al baile y la música se las transmite. Esa persona sale con una sonrisa, y eso me hace feliz también. Amo lo que hago, lo disfruto mucho, aunque a veces me cueste, pero es una experiencia hermosa. La vida sin música no tendría sentido."
Para Gudiño, la música no se limita a un solo género ni estilo. "Más allá de que a uno le guste el rock, a otro la música clásica, la cumbia o el cuarteto, la música es hermosa en todas sus formas”.
A sus 59 años, Gudiño sigue disfrutando de cada presentación, aunque admite que el esfuerzo físico ya se siente más. "No me pesa el acordeón, pero después del baile, el domingo en casa es otro tema... se sienten los hombros", confiesa.
Además de su carrera musical, Gudiño mantiene un equilibrio con su trabajo como pintor de obra. "El sábado me ven bien lustrado, pero el lunes, con la escalera y la camioneta, con los pantalones manchados de pintura, se sorprenden. Pero el artista famoso también transita el mismo esfuerzo físico que cualquier trabajador", reflexiona.
Con una agenda bien organizada, divide su tiempo entre ambas pasiones. De lunes a viernes, se dedica a la pintura, mientras que los fines de semana se sube al escenario con su orquesta. "Entre semana también me ocupo de la banda: reviso lo que hace falta, preparo mi instrumento y, si es necesario, lo llevo al taller. Estoy completamente abocado a mis dos profesiones y las disfruto por igual", aseguró.
La banda brillante y su sueño por la música
Con 45 años de trayectoria, La Banda Brillante se mantiene fiel a su identidad. “No disfrazamos el grupo según los eventos. La gente sabe qué va a escuchar cuando va a ver nuestras presentaciones”, afirma Claudio Gudiño, líder de la agrupación.
Además de su estilo musical inalterable, otro sello distintivo del grupo es su vestimenta: siempre uniformados. “Nos vestimos todos iguales, eso sí. Puede ser con camisas, sacos, pantalones, pero siempre uniformados. Nos caracterizamos por eso”, destaca Gudiño.
Hoy, la banda vive un gran presente. Tras recorrer diversos escenarios de la provincia de Córdoba y Santa Fe, y presentarse en La Peatonal de San Francisco durante los últimos 10 años, les llegó una oportunidad muy especial: subir, por primera vez, al escenario del Festival de la Buena Mesa.
“Estamos bien afiladitos, ensayados, pero no deja de ser una presión. Somos tres grupos locales y hay tres grupos pesados de afuera, y vos tenés que hacer lo tuyo y hacerlo lo mejor posible”, reconoce Gudiño. “Sé que a la gente le va a gustar porque lo venimos haciendo todos los fines de semana y cada vez que nos ven, saltan, cantan y bailan”, agrega.
El festival representa un desafío y, al mismo tiempo, un sueño cumplido para la banda.
Familia y constancia
Para Gudiño, la banda y la música son un proyecto artístico y una tradición familia. Porque además de que su papa lo introdujo y acompañó en su travesía por el mundo artístico, hoy su hijo, Nicolás, forma parte de la banda y es el vocalista de la misma.
Compartir escenario con su hijo es un orgullo y una felicidad para él, aunque también tiene sus momentos: "Es como todo. Normalmente el 90% es bueno, pero a veces tenemos nuestras diferencias. ¿Por qué? Porque es propio de un joven y un viejo. Como me dicen los muchachos: ‘viejo’. Tenemos distintos puntos de vista a veces, pero eso se va charlando y es lindo".
Esa conexión familiar tiene un significado profundo para él. "Como yo le digo a mi hijo, esto ahora vos no te vas a dar cuenta, pero cuando el papi no esté más algún día y vos salgas a cantar, o de última estés viendo un videíto y digas ‘mirá, hace 10 años’, te va a agarrar una nostalgia. A mí me acompañó mi padre toda la vida. Si bien no era músico, agarraba una pandereta y me acompañaba. Sirve que la familia te acompañe".
Un mensaje para las nuevas generaciones
Para los jóvenes que sueñan con dedicarse a la música, Gudiño tiene un consejo claro: “El secreto es el trabajo. Que hagan sus demos, que busquen contactos, que hablen con Juan, con Pedro, con Alberto. Nadie te regala nada”.
Entre las anécdotas que lo marcaron, recuerda una conversación reciente con un amigo que lo llamó "el mejor acordeonista de la ciudad". Su respuesta fue inmediata: “No, yo no soy el mejor. Soy el más aplicado”. Para él, el talento es valioso, pero la disciplina es la verdadera clave.
“No siempre hace falta ser el mejor, pero si todos los días te esforzás por aprender un poco más, terminás construyendo una carrera con décadas de oficio. En mis dos profesiones, siempre busco mejorar”, afirma.
También destaca la importancia de la unión entre los músicos. “Antes era distinto, hoy se fue perdiendo. Los chicos tienen que estar más unidos. La música es una fiesta, hay que vivirla así”.
A sus 45 años de trayectoria, Claudio Gudiño sigue en los escenarios con la misma pasión de aquel niño que un día tomó un acordeón por primera vez a los 7 años. Y mientras su hijo continúe con la banda, su legado seguirá brillando en la música cómo lo es hasta ahora.