Cultura
Claribel Medina y Diego Pérez deslumbraron en el Teatrillo con una función cargada de humor y emociones
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La dupla brindó, antes de la función, una entrevista la AM1050 en la que compartió anécdotas, vivencias de la gira y detalles de “Es complicado”, una obra que conecta con el público desde la risa y la honestidad, y que aborda con sensibilidad los vínculos humanos y sus tensiones.
El pasado jueves, el Teatrillo de San Francisco volvió a llenarse por completo con la presentación de “Es complicado”, la obra escrita y dirigida por Ernesto Medela y protagonizada por Claribel Medina y Diego Pérez. El espectáculo, que desde hace meses recorre diferentes puntos del país, llegó a la ciudad con una propuesta que combina humor, emociones intensas y una mirada profunda sobre las dinámicas de pareja. Antes de subir al escenario, los actores visitaron la Radio San Francisco AM 1050, donde protagonizaron una extensa conversación colmada de anécdotas, reflexiones y relatos íntimos que permitieron conocer la trastienda de una gira exigente pero enriquecedora.
Durante la entrevista, ambos destacaron la importancia del encuentro con el público y la alegría que sienten cada vez que visitan el interior del país. El encuentro en el Teatrillo significó conocer una nueva ciudad que mantiene vivo el espíritu teatral y acompaña cada función con entusiasmo.
Un vínculo forjado en la ruta
Desde el primer minuto, Medina y Pérez se mostraron felices por visitar a San Francisco. La actriz llamó la atención sobre el valor de la recuperación del Teatrillo y del rol de las nuevas generaciones en la defensa de los espacios culturales. “Me pone tan contenta encontrar teatros cuidados por nuevas generaciones. Es gente que trabaja y decide salvar estos lugares. Eso hay que celebrarlo”, afirmó con emoción.
A lo largo de la charla, los artistas describieron el ritmo intenso que implica viajar durante semanas por distintas localidades del país, en este caso de Santa Fe y Córdoba que son las últimas localidades que recorrieron. La gira actual los mantiene gran parte del mes lejos de sus hogares, con un calendario que rara vez permite descansos prolongados. Medina lo expresó con humor, pero también con sinceridad: “Nos fuimos 17 días ahora, y el mes pasado fueron 27. Se vive con intensidad. El domingo dije que no quería verlos más por un rato… y al día siguiente los extrañaba”.
Esa convivencia forzada entre teatros, rutas y ciudades desconocidas va generando un lazo que se traslada al escenario. La experiencia compartida entre funciones, mateadas y discusiones de texto, se vuelve parte del material sensible con el que construyen cada noche un espectáculo nuevo.
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Teatro como ritual compartido
Uno de los aspectos que más destacaron fue la cercanía del público del interior, que para ellos tiene un modo particular de vivir la experiencia teatral. La preparación previa, el ritual de arreglarse, coordinar horarios y organizar la salida en familia o con amigos genera, según los actores, una conexión distinta. “La gente acá prepara todo para ir al teatro. No es solo comprar una entrada. Se organizan, se arreglan, dejan a los chicos con alguien. Eso lo valoramos muchísimo, porque nosotros dejamos el alma arriba del escenario”, expresó Pérez.
Esa entrega se corresponde con la propuesta de “Es complicado”, una obra en la que el humor se convierte en puerta de entrada para abordar temas que atraviesan a cualquier pareja: la rutina, la pérdida del entusiasmo inicial, los reproches que se acumulan y la dificultad de escuchar al otro. La premisa de dos personas en pleno proceso de divorcio obligadas a permanecer juntas por una tormenta, permite desarrollar situaciones que oscilan entre la comedia desbordante y la confesión dolorosa.
Medina describió a su personaje como alguien “lleno de rencor”, mientras que Pérez señaló que, detrás de cada discusión, “hay un enorme vacío y la sensación de no haber podido vencer los obstáculos de la pareja”. Ambas miradas enriquecen la dinámica escénica, en la que el humor funciona como mecanismo para mostrar verdades incómodas que muchos reconocen en su propio día a día.
La respuesta del público es uno de los motores del éxito de la obra. “La gente nos dice ‘parece que hubieran ido a mi casa’. Y es verdad: todos, en mayor o menor medida, vivimos situaciones similares”, explicó Medina. Esa identificación se potencia al finalizar cada función, cuando los espectadores se acercan emocionados no solo por la risa compartida, sino por la sensación de haber visto reflejadas sus propias historias. “Lo que pasa con la gente es una fiesta”, sostuvo Pérez.
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Improvisación, oficio y trayectorias forjadas en la experiencia
La obra había sido inicialmente protagonizada por Claribel Medina y Pablo Alarcón, pero por cuestiones de salud fue necesario buscar un reemplazo y allí apareció Diego Pérez. El modo en que se resolvió ese cambio refleja el profesionalismo y la entrega de ambos actores, figuras consolidadas del teatro nacional que se presentaron en el Teatrillo. La convocatoria llegó de manera urgente: Pérez recibió el libreto un lunes por la noche y, sin tiempo para ensayos formales, al día siguiente ya viajaba con el equipo para incorporarse al elenco. “La improvisación fue total. Yo tachaba textos, agregaba otros, y Claribel marcaba lo que había que sacar. Una locura hermosa”, recordó entre risas.
La extensa trayectoria de ambos intérpretes los llevó a vivir experiencias únicas y a conocer personalidades de gran relevancia en el ámbito artístico, tanto en Argentina como en el exterior. Entre esas historias, Medina compartió una anécdota que conserva como un tesoro: su inesperado encuentro con Marlon Brando mientras estudiaba en Nueva York, en la escuela de Lee Strasberg. “Miré hacia atrás en el teatro y no lo podía creer. Era él, mi actor favorito, el que había visto en todas las películas que mi papá amaba”, relató todavía conmovida.
Pérez, por su parte, además de recordar encuentros con figuras del deporte y el espectáculo, repasó los inicios de su recorrido profesional, desde los tiempos en que vendía boletos en la estación de trenes de San Martín hasta su crecimiento dentro del ambiente artístico. Su vocación, afirmó, nunca estuvo en duda: “Tenía claro que quería ser actor. Si tenía que trabajar en un banco, lo hacía, pero yo iba a subirme a un escenario igual”.
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El teatro como espacio vivo e irreemplazable
Hacia el final de la charla, ambos coincidieron en que la magia del teatro reside en su carácter irrepetible. Cada función adquiere matices propios según la energía de la sala, la reacción del público y las sorpresas del momento. Gestos improvisados, silencios inesperados, miradas cómplices o estallidos de risa pueden modificar por completo la atmósfera. “El teatro despierta emociones. Es un ida y vuelta. Y cuando alguien se ríe más de lo previsto, también es parte del espectáculo”, señaló Medina.
La obra “Es complicado” no solo convoca a la carcajada: propone reflexionar sobre la fragilidad de los vínculos, las heridas que cargamos y la posibilidad de construir desde la sinceridad. Con entrega, oficio y una química evidente, Medina y Pérez volvieron a transformar el Teatrillo en un espacio de encuentro profundo, demostrando que el teatro sigue siendo un refugio vital para mirarnos con humor, honestidad y empatía.
