Básquet
Choque de estilos
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El Ceibo y 9 de Morteros inician este domingo la serie final al mejor de tres para definir al campeón de la Liga Provincial. Dos equipos con dos estilos consolidados y planteles que llegan en su mejor momento tras superar semifinales muy distintas.
La final del Torneo Provincial comenzará este domingo, desde las 20, en Morteros y, aunque la serie está pautada al mejor de tres partidos, todo indica que cada detalle tendrá un peso decisivo. Se enfrentan dos equipos que llegan en curvas ascendentes, que superaron semifinales muy diferentes y que hoy representan dos estilos marcados dentro del básquet cordobés: la intensidad sistemática de El Ceibo y la profundidad de 9 de Morteros. Será el primer capítulo de una definición que promete mucho más que una simple disputa por el título.
El Ceibo arriba después de una semifinal desgastante frente a Matienzo, una serie que se estiró hasta el tercer encuentro y que obligó al equipo de San Francisco a poner en juego su identidad más profunda. El base Gabriel Rojas, uno de los jugadores que mejor interpreta el plan de juego, reconoce que ese recorrido les dejó algo más que un boleto a la final. “Arrancamos el torneo con una derrota que nos sirvió mucho. Nos obligó a ajustar, a hacer autocrítica y a encarar lo que venía con otra seriedad. Desde ahí fuimos de menos a más”, explica.
La semifinal fue un ejemplo claro de esa evolución. De local, El Ceibo marcó diferencias claras; fuera de casa, el partido se volvió más áspero, pero aun así el equipo sostuvo su estilo. “Sabíamos que iba a ser duro. Ellos son muy fuertes en Córdoba y lo demostraron. Pero nunca perdimos el foco. Cuando el rival intenta imponer su ritmo, nuestra virtud es la intensidad: lograr que jueguen incómodos”, agrega Rojas, que subraya que la agresividad en defensa será clave también en esta final.
El inicio en Morteros no será sencillo. La cancha del 9 suele ser un escenario donde el local se siente cómodo, sólido y sostenido por una identidad que este año volvió a tomar fuerza. Aun así, Rojas es claro sobre lo que imaginan: “Es un partido que se va a definir por detalles. El que menos se equivoque se lo va a llevar. Nosotros vamos a intentar imponer nuestro juego dinámico y defender agresivo, porque ellos tienen un poderío interior importante y hay que sacárselo”, anticipa.
Del otro lado, 9 de Morteros llega con la tranquilidad que da haber cerrado su serie en dos juegos frente a Oncativo. Allí se vio una de las mayores virtudes del equipo: la amplitud del plantel. El escolta Tomás Aimaretti, que vive esta final con un condimento especial por su pasado en El Ceibo, destaca ese aspecto como un diferencial. “Tenemos un plantel larguísimo y eso nos da muchas opciones durante el partido. Ellos tenían jerarquía, pero nosotros pudimos rotar, sostener la intensidad y ajustar los detalles que ya conocíamos”, describe.
La clasificación al Federal y la continuidad competitiva también fortalecieron a un 9 que recuperó un espíritu histórico. “El club volvió a ser un modelo. Desde julio sabíamos que el objetivo era llegar a la final. Lo conseguimos porque cada uno asumió su rol y porque no dependemos de nadie en particular. A veces le toca a uno, a veces a otro. Somos impredecibles, y eso está buenísimo”, resume Aimaretti.
El cruce ante su ex club le agrega un peso emocional diferente, aunque asegura que no lo condiciona. “Al Ceibo lo quiero muchísimo. Pero hoy me toca defender al 9 y quiero que la final caiga de nuestro lado. Es especial, sí, porque conozco a muchos y sé cómo viven estos partidos. Pero las finales hay que competirlas con la cabeza fría”, dice.
En lo personal, Aimaretti reconoce que llega en una etapa de madurez que lo encuentra preparado para esta definición: “A los 29 años siento que estoy en un momento ideal. Ya jugué una final provincial y la perdí; esta es una revancha para mí”, remarca.
El choque entre ambos ofrece un contraste atractivo. El Ceibo propone ritmo, piernas, agresividad y una defensa que busca incomodar desde la primera línea. El 9, en cambio, construye desde la rotación, las variantes ofensivas y la fortaleza en la pintura, con jugadores que pueden levantar al equipo desde diferentes roles. La serie, corta y sin margen para aflojes, exigirá ajustes inmediatos y una lectura rápida de cada partido.
El primer juego será determinante no solo en lo numérico, sino en lo emocional: marcará la temperatura de una final que no tendrá medias tintas. El domingo, en Morteros, comienza una disputa que enfrentará dos estilos, dos historias y dos equipos que llegan convencidos de que este es su momento.
