Chicas trans, relatos en primera persona: cuando la discriminación le gana a la ley

En el Centro Trans San Francisco, la lucha por la no aceptación social es colectiva. La mayoría no cuenta con la posibilidad de acceder a un trabajo formal; esa es una deuda pendiente. En primera persona, testimonios de chicas trans, que aseguran que la discriminación le gana a la ley.
Por Ivana Acosta
La casa de Brenda Cappellino (44) es motivo de encuentro. Junto a ella también están sus amigas Mía Solange (28), Jimena Agüero (35), Karen Herrera (43), Araceli Acosta (34), Gabriela Aguilera (34), (y en la organización) Paula Moyano (37) y "Pato" Rodríguez (43). A su lado, firme y seguro está Nicolás Durán (22) que "las ayuda en su causa".
Todas son chicas trans, compañeras de lucha dentro de la comunidad y hace seis meses formaron el Centro Trans San Francisco que recientemente fue reconocido por la entidad homónima de la ciudad de Córdoba.
¿Por qué lo hicieron? Principalmente para que "la gente deje de pensar que son cuerpos que se paran en una esquina y se alquilan", para salir adelante en la vida y para que tengan acceso a las mismas posibilidades que cualquier otro ciudadano.
Su lucha no empezó hace seis meses sino que lleva décadas, y si bien en algunos puntos se avanzó y lograron ser reconocidas por la identidad adoptada, aun "la discriminación existe".
Quieren trabajar, estudiar, que no se las juzgue y respete como tales. Y que la prostitución no sea su única forma de sobrevivir. Mostrar que detrás de ellas hay chicas con sueños, ideas para una sociedad diferente. Desean ser verdaderamente aceptadas, no porque un papel donde se firmó una ley lo diga, sino porque la sociedad las integre.
"Es más bien cultural que otra cosa. Hoy tenés leyes que te amparan pero el incentivo no existe, la ley está pero la gente se sigue comportando de la misma manera. En el día a día es lo mismo que hace 10 años atrás, tal vez no asombre tanto en la calle pero la discriminación sigue siendo la misma", comentó Jimena, una de las primeras en hablar.
Araceli sueña con culminar el profesorado
de Matemática
El sistema condena
Los prejuicios están a la orden del día. Se ven cuando "van a buscar un trabajo, se inscriben para una carrera". Es difícil poder avanzar "si el sistema margina".
Por ejemplo, Araceli empezó el profesorado de Matemática y el conocimiento no fue un problema pero sí no poder tener ingresos fijos para poder pensar más en el estudio y menos en sobrevivir.
Lo mismo pasa con otras compañeras que se dedican a la costura. "A veces no hay tanto trabajo y todas las cosas se ponen difíciles". Y cuando no hay ingresos pero sí hambre y necesidades, hay que volver a las esquinas.
"Todas en algún momento hemos tenido que ejercer la prostitución, y actualmente lo hacemos", coinciden estas mujeres con sinceridad anteLA VOZ DE SAN JUSTO. Pero detrás de esa respuesta hay más palabras.
Brenda, pensativa, aún le duele el
rechazo de su familia cuando tenía 13 años
"Somos grandes y es triste tener que vivir de eso. No es justo que alguien la ejerza", agregó Karen que tiene 43 años y tiene que "alquilar su cuerpo". Y de inmediato Jimena enfatizó: "Si lo hacés, que sea por tu voluntad, yo creo que es un trabajo cuando decidís hacerlo, pero no porque es tu única opción y porque nadie te facilita o acceda otros caminos como hasta ahora".
"Es la misma sociedad la que te empuja a esa marginación, porque laboralmente no modifica nada si atiende una persona trans un comercio por ejemplo. Por eso siempre
cuesta volver al colegio, ir a buscar un trabajo. Nos discriminaron tanto tiempo que nos queda un prejuicio, incluso nos auto discriminamos a veces", puntualizaron Araceli y Karen.
Gabriela es una de las pocas trans que
tienen un trabajo estable
Algunas cosas cambiaron
En la década de 1990 la persecución policial, los intentos por ocultar la diversidad sexual y la condena para quienes hoy forman la comunidad LGBTIQ eran algo cotidiano. Tiempo después "la persecución acabó" y "ya no pueden evitar vernos".
Sin embargo, para las chicas entrevistadas no es una cuestión de enfrentamiento como en ocasiones se presume. "A veces es difícil mostrarle a la sociedad que hay otra realidad y que hacemos otras cosas, pero porque todos los seres humanos, incluso nosotras somos prejuiciosas con nosotras", indicaron.
Jimena: "La
prostitución no es un trabajo cuando es tu única opción"
Una vez que la gente las conoce, "ser trans pasa a un segundo plano", pero las chicas consideraron que "estas cosas van a seguir pasando hasta que no haya un cambio cultural".
Los cambios también se dan puertas adentro, en las relaciones con sus propias familias. "Hoy se acepta no de un día para el otro pero sí con el tiempo", dijo Jimena. Pero no todas tuvieron esa suerte. "En mi caso - lamentó Brenda - me expulsaron a los 13 años y tuve que prostituirme desde entonces. A mí me pasó todo el maltrato, abuso de poder, trata de personas".
Y sus amigas Karen y Araceli puntualizaron: "Nos han dejado tiradas, hemos padecido muchos abusos que no denunciamos pero creo que estaríamos años denunciando y declarando sobre eso".
Quienes llegan tan jóvenes a la situación de calle y deben prostituirse "dejan el colegio, solo se ven como chicos en transición solos, expuestos a todo".
Karen: "Hemos padecido muchos abusos que
no denunciamos pero creo que estaríamos años denunciando"
Por la integración
Para todas fue una larga lucha porque primero tuvieron que luchar porque se les reconozca su identidad, y ahora porque la ley se cumpla y mejorar sus vidas.
"El centro no está cerrado, otras chicas o chicos pueden sumarse y cualquier persona que se identifique con la causa. En la ciudad hay unas 30 chicas trans, pero hay un grupo que es muy difícil ayudarlas porque están inmersas en la prostitución y las drogas", dijo Araceli.
Por eso con el centro hacen hincapié en la necesidad de que "los políticos comiencen a llevar adelante políticas públicas para la comunidad trans", y así facilitar la integración para salir de la prostitución, de la calle y las drogas "con las que hay un límite muy pequeño para caer".
Las chicas este año volverán a llevar un proyecto de inclusión laboral al Concejo Deliberante. Pero antes también están buscando darse a conocer con las distintas fuerzas en la ciudad. "Queremos que los concejales nos conozcan, sepan del centro, nuestros problemas pero solo dos espacios nos dieron respuesta igual vamos a seguir intentando", aclaró Araceli.
Para ellas, es más dificultoso ser aceptadas o tenidas en cuenta para un trabajo. "En el centro hay muchos chicos y chicas gay y no hay problemas, el chico trans incluso pasa desapercibido".
Mía, una de las más
jóvenes del Centro Trans San Francisco. Tiene 28 años
Nicolás tiene una posición sobre esto: "Siempre las travestis son las que más se han expuesto, su lucha es la que más ha pervivido en el tiempo. Una ley que te dé solo la identidad no beneficia porque el sistema discrimina igual, margina".
Tiempo atrás, las chicas trans trataban de ser encerradas como si su lucha pudiera enterrarse. Si alguien las ayudaba "se hacía todo por lo bajo". Hoy mucho después de eso y con algunos avances de por medio están más convencidas que nunca: "Vamos a cambiar esta realidad".
"Una ley que te dé solo la identidad no beneficia porque el sistema te discrimina igual", afirma Nicolás