Celebrar nuestra “aldea”
El aniversario del terruño es una ocasión propicia para evocar y reflexionar. Recordar a los pioneros y pensar el modo cómo estamos haciendo honor a su legado.
San Francisco cumple hoy 136 años. El 9 de septiembre de 1886 el gobierno de la provincia de Córdoba aprobó los planos presentados por el fundador José Bernardo Iturraspe que dieron origen a nuestra ciudad y también a Freyre y Colonia Iturraspe, un poco más al norte.
El aniversario del terruño es una ocasión propicia para evocar y reflexionar. Recordar a los pioneros y pensar el modo cómo estamos haciendo honor a su legado. Repasar la crónica de los acontecimientos más singulares de la historia común y recapacitar sobre el aporte que cada sanfrancisqueño está impelido a hacer para que el Bien Común no sea una aspiración inalcanzable.
Hace varias décadas, Raúl G. Villafañe, vecino probo, recordado maestro, lúcido escritor y dirigente que llegó a ser intendente de la ciudad, se dedicó a llenar páginas de un libro en las que "conversó" con su "aldea". Con su San Francisco de aquel tiempo, con la ciudad que comenzaba a perfilarse en el horizonte, con la comunidad que forjó este proyecto común que lleva el nombre del más humilde de los santos.
En algunas frases de sus "Charlas de Aldea" se puede hallar la simiente para la evocación y la reflexión sobre una historia de 136 años, sobre la vida de una comunidad que "está aquí y allá, está en el espíritu de todos los pueblos del interior argentino que van plasmando, junto con su halagüeño porvenir, el porvenir de nuestra Patria".
Haber reflejado, primero semanalmente y luego todos los días, la vida de los sanfrancisqueños a partir de la tercera década de vida de la ciudad enorgullece a este medio de comunicación. Haber contribuido al crecimiento y la preservación de la identidad propia de nuestra comunidad ha sido una grata tarea. Por ello, se hace necesario este homenaje a la ciudad toda que nació, de acuerdo a Villafañe, cuando "brilló un fogón sobre la pampa y se pobló de rumores el monte, hosco, sombrío, taciturno; crujió el algarrobal abatido por el hombre y en cada claro del boscaje se engarzó la rueda de un arado".
El arado fue el símbolo primero del esfuerzo que "germinó la simiente, llenó los graneros e hizo surgir el laborioso colmenar de las fábricas", escribió Villafañe instando asimismo a volver "al taller con el fecundo optimismo de siempre" para "probar ante la historia y ante la posteridad, cuánto puede y cuánto vale el esfuerzo de un pueblo como el nuestro, que sabe buscar en el trabajo la fuente inagotable de su prosperidad, de su felicidad y su grandeza".
Cada 9 de septiembre celebramos formar parte de esta "aldea". Evocamos a los fundadores y primeros pobladores y a todos los que aportaron para que San Francisco merezca ser vivida. Una ciudad llena de defectos, pero también llena de virtudes amasadas en el espíritu de aquellos pioneros y de los que supieron encarnar su ejemplo. Celebrar el cumpleaños de nuestra ciudad significa consolidar la búsqueda del Bien Común y reverdecer los valores que la hicieron grande, que la convirtieron, de acuerdo a lo expresado en aquellas "Charlas de Aldea", en un suelo de promisión y concordia".