Entrevista
Cecilia Roggero: “Soy una buscadora de momentos"
Es una de las fotógrafas más reconocidas de la ciudad. Lo que empezó como un hobby se convirtió en su profesión hace 20 años y desde entonces, sabe captar momentos e historias.
Por Stefanía Musso | LVSJ
Cecilia Roggero tiene 40 años y es una de las máximas exponentes de la fotografía en nuestra ciudad. De “estudio” maestra jardinera, la “colo” como todos la conocen descubrió la magia de la foto hace 20 años a modo de hobby y un premio hizo que la “caja mágica” se convierta en su forma de vida.
Con una sonrisa siempre detrás de la lente, Roggero logra una intimidad y una conexión única con lo que capta y eso la destaca como una de las más versátiles en su área.
Desde el ámbito de la política a la moda, pasando por los recitales hasta los cielos; Cecilia Roggero tiene “la posta” sobre qué es la foto: “Soy una buscadora de momentos”, aseguró.
Encontrarse con la foto
El camino de Cecilia hacia la fotografía se cruzó como un hobby cuando era muy pequeña. “Recuerdo que mi mamá me regaló una cámara Kodak Extra Lite, de las finitas y alargadas que muchos teníamos en esa época para llevar en mi viaje de egresados de Sexto Grado a Las Serranitas de Córdoba”.
En el año 2003, “me regalaron otra cámara, un poco más profesional, pero la usaba como una terapia del estudio como docente, de planificar, de aprender. Sentía que era ´la caja mágica´ y yo”, recordó.
La fotógrafa viene de una familia con tradición en la ciudad dedicada al mundo del campo, pero también es la que rompió con los trabajos tradicionales de sus hermanos. “Cuando mis padres vieron que trabajaba de fotografía, entendieron que era lo mío. Para mí siempre estuvieron presentes los valores como el trabajo y no me hubiera permitido jamás no hacerlo como un trabajo”.
“Como el músico tiene un instrumento, la fotografía es hablar a través de imágenes. El click en mi vida fue cuando gané un premio del Club de Leones en el que participé con una foto del ferrocarril. Me animé a participar y lo hice”, explicó.
Tras ganar, Cecilia decidió aprender más del mundo de la foto. “Quería ser yo la que modificara los patrones de luz, la que eligiera si una foto era estática o con movimiento. Tenia que aprender qué era realmente la fotografía”.
“Captar” la política
La fotógrafa eligió aprender de la mano de Luis Alberti, el fotógrafo forense del Hospital Iturraspe y la alentó a ser lo que es hoy. “Me fui a vivir a Murcia, España con dos personas y con 1000 Euros. Allá trabajé de niñera, en un bar y de fotógrafa en los lugares donde trabajaba. Allá aprendí mucho porque podía explorar en el mundo de la imagen”, contó.
A los tres años de aquel viaje, volvió de España con una cámara profesional, pero en aquellos tiempos, la ciudad tenía pocas mujeres fotógrafas como el caso de las hermanas Roasenda. “Había pocos fotógrafos y no era el boom como ahora”, explicó.
Trabajando para un grupo publicitario que se dedicaba a campañas políticas de la zona, surgió la oportunidad de cubrir al fotógrafo de la municipalidad de San Francisco y allí se convirtió en la fotógrafa del gobierno municipal del entonces intendente Martin Llaryora. “Después de ese momento comencé a trabajar en la fotografía política. Lo bueno de ese momento, es que Llaryora me pidió que haga las fotos que yo quisiera, desde la espontaneidad y cómo es el naturalmente”.
“No sabíamos si realmente funcionaba para su imagen porque no había redes sociales o tanta exposición como ahora pero sí tenía muy en claro que tenía que mostrar al Martín real, el que es él y el que la gente quiere ver a través de mi lente”, confió.
Desde este plano, “trabajar en el mundo de la política no fue difícil pero sí me sentí rara porque era un mundo de hombres. Si hubo situaciones en que debía cortar alguna que otra imagen, pero fue un trabajo libre”
Tras cinco años de trabajo, del 2010 al 2015, decidió dar un paso al costado y comenzar su trabajo como autónoma. “Siempre de mi trabajo tomé lo bueno, me llevé la experiencia y la política me abrió puertas”.
“Llegó el momento de los eventos sociales, de los shows, del teatro y de otras experiencias”, afirmó.
La versatilidad
Desde que comenzó, Cecilia se destaca por su versatilidad. “Tengo la suerte que cada persona que tengo que fotografiar es muy parecida a mí entonces todo me resulta más fácil y por eso, hago de todo; desde shows y artistas hasta novias o niños”, dijo la entrevistada.
“La gente te recibe con ganas porque vos vas a reflejar algo que ellos quieren mostrar De todos modos, trato de crear un ambiente para que las personas se sientan cómodas conmigo”.
Sin embargo, es una apasionada de la fotografía documental. “Me gusta retratar a una quinceañera caminando, un show en vivo con su juego de luces. No me gusta la fotografía más encasillada, la de estudio, donde tengo que dirigir a alguien para hacer lo que necesito captar en ese momento. Claro que estoy abierta a la imagen, pero soy fan de lo que ocurre en el momento, es lo que está pasando, es la cámara y yo sin tantas vueltas”.
Los cielos y la naturaleza son parte de ella, de su esencia, de sus capturas. “Disfruto mucho de sacar fotos de los cielos, de los atardeceres, de los momentos naturales. Si los comparto con mi hijo Dante, mejor aún”.
“La mayor satisfacción es la posibilidad de socializar y conocer a la gente, pero más un con la posibilidad de sacar todo lo mejor de mí para captar un momento estando sola como es el caso de una foto al atardecer mientras disfruto de tomar un mate. Yo soy una buscadora de momentos con mi caja mágica”, agregó.
“La fotografía es mi modo de expresión y uno le aporta el grado de sensibilidad. Ahí está la faceta de artista que el fotógrafo lleva en sí. Hay fotógrafos que no se consideran artistas, pero creo que ´si tengo un grado tal porque me gusta y me nutre el arte”, concluyó.
La “seño Ceci”
Antes de la fotografía, Cecilia decidió estudiar la carrera de Maestra de Nivel Inicial. “Siempre quise estudiar maestra jardinera, desde que estaba en el nivel secundario”, recordó la entrevistada.
“Empecé a estudiar en mi escuela, la Normal Superior Dr. Nicolás Avellaneda, donde dictan la carrera porque siempre amé las infancias, la niñez, me encantan la niñez y siempre pensé que podía aportar algo”.
Cecilia trabajó un tiempo como maestra en la Colegio Fasta. “Apenas egresé de la carrera, tomé unas horas en Fasta y quedé de titular. Fueron dos años en la salita de cinco hasta que decidí irme a España a buscar otras oportunidades”.
“Mi etapa como maestra jardinera fue hermosa porque tenía muchas ganas de enseñar, pero también de aprender porque hay herramientas, pero nos falta mucho para enfrentar a treinta niños con treinta historias diferentes”.
Aunque hoy la fotografía es su vida, en tiempos de pandemia pensó en retomar el trabajo. “Era difícil trabajar como fotógrafa porque no se podía salir y pensé en volver al as aulas, pero tal vez sea complicado hacerlo en estos tiempos”.
Como mamá de Dante, los libros quedan a un lado. “Disfruto mucho la maternidad, pero con Dante, se me quemaron lo libros. Puedo aplicar algo, pero con él es todo espontáneo. Amo jugar con él”, concluyó.