Casa Aiassa, 50 años reparando y vendiendo máquinas para coser
Una esquina con tradición. Es uno de esos emprendimientos que enorgullecen a la ciudad, siempre al servicio de un oficio que se adaptó a los cambios tecnológicos y está más vigente que nunca.
Ubicada en calle Colón 98, en un local que funciona de manera ininterrumpida desde hace más de 100 años fundado por Luis Linares -en su momento conocido como Casa Linares, en todo este tiempo conservó el rubro de reparación y venta de máquinas de coser que luego fue continuado por Raúl Aiassa y su familia que desde hace 25 años le dan vida a Casa Aiassa.
Dedicado a la tarea de service oficial de las máquinas de coser Singer, Casa Aiassa es el lugar ideal para todos aquellos que deseen repararlas porque allí se encuentra un verdadero especialista con una amplia experiencia en la tarea. Además, el local también permite la adquisición de una variada gama de repuestos Singer y de otras marcas, así como también accesorios para la costura.
Acompañado por su esposa, Susana Nota de Aiassa y su hija, Cecilia Aiassa, Raúl explica de una manera apasionada cada detalle de su actividad que lo mantiene con una energía envidiable.
La familia
Aiassa, al frente de un negocio pujante con tradición y nuevos desafíos.
Raúl comenzó su vinculación con la marca Singer desde que era muy pequeño. "La primera vez que manipulé una máquina de coser tenía 10 años. En ese momento mi papá, Benancio Aiassa, que era encargado de la Kopp me llevó muy joven a la empresa y me dio la oportunidad de conocer paso a paso cada una de las etapas de montaje. Siempre me gustaron 'los fierros' ya que me gustaba desarmar y armar las máquinas de coser", contó.
Ese entusiasmo lo llevó a trabajar durante 46 años en la empresa Macoser donde adquirió una notable experiencia y en los últimos años, combinaba esa tarea con su trabajo en Casa Aiassa hasta que, una vez jubilado de la empresa, actualmente se convirtió en su actividad exclusiva.
"Hace más de 50 años que estoy vinculado a la máquina de coser. Es algo que me gusta con el alma porque es muy lindo poder hacer lo que uno quiere durante tanto tiempo, me puedo considerar un afortunado", confesó.
Tras recordar que en el inicio de su actividad "había una máquina de coser en cada hogar", indicó que con el paso del tiempo esa costumbre fue desapareciendo "a medida que fueron creándose los talleres y ahí la gente empezó a comprar la ropa hecha". No obstante, consideró que "este es un ciclo que se va a revertir porque estamos viendo que cada vez más personas vuelven a utilizar la máquina de coser para la confección de prendas, sobre todo a partir de la vigencia que tiene la carrera de Diseño, Corte y Confección".
"La máquina de coser nunca va a desaparecer", afirmó Raúl con convicción, más allá de reconocer que con el avance tecnológico los modelos se fueron perfeccionando y de esa manera, el tradicional mueble que en su interior escondía la clásica máquina de coser a pedal le ha dado paso a otras más modernas, que incorporaron un motor con el cual funciona de igual manera y permite una utilización más que práctica en espacios muy reducidos.
"La máquina de coser nunca va a desaparecer", dijo Raúl Aiassa.
"Hoy llegan al negocio muchas máquinas industriales que se destinan a los talleres o son utilizadas por las modistas que tienen bastante trabajo -siguió-. Las máquinas familiares también son utilizadas por aquellas personas que en su casa arreglan la ropa a toda su familia, tal como ocurría hace muchos años. Esta es una costumbre que, de a poco, está volviendo a ponerse en marcha".
Entre los clientes frecuentes de la firma se cuenta una amplia gama de personas de distintas edades. Sobre esto, Aiassa manifestó que "hay un grupo de mujeres jóvenes que dan cursos y nosotros les atendemos las máquinas de coser. También atendemos a talleres textiles o de tapicería. En nuestro caso atendemos a personas de San Francisco o de una amplia zona de influencia".
Siempre junto a
Singer
El hecho de que Casa Aiassa sea el service oficial Singer le confiere una distinción ganada en base a la experiencia de tantos años reparando máquinas de coser.
Sobre esto último, el entrevistado recordó que "mi padre entró a trabajar en la empresa Kopp en 1955, un año después que comenzara a funcionar. A partir de allí, de pequeño, lo acompañaba para conocer de primera mano todo lo relacionado con la fabricación y funcionamiento de las máquinas de coser".
"En el año 1962 en la Kopp trajeron la máquina Vigorelli que se fabricaba con el motor, aunque también se podía utilizar a pedal", continuó.
La firma ofrece una amplia gama de equipos para responder a cada necesidad.
Necesaria actualización
A lo largo de todos estos años, Raúl Aiassa debió hacer frente al desafío que impone la actualización permanente en cuanto a los avances tecnológicos en el rubro de la fabricación de máquinas para coser.
"En todo este tiempo es indudable que tuvimos que actualizarnos porque ahora las máquinas vienen electrónicas, con una tecnología más compleja" ya que si bien cuenta con personal que domina esa técnica "la puesta a punto y la parte mecánica no cambia y está a mi cargo", se explayó.
Si bien cursó hasta tercer año de la carrera de Ingeniería Electromecánica, continuó trabajando en la empresa Macoser donde no se perdía ninguna capacitación para seguir aprendiendo.
"En este rubro hay mucha gente que arregla máquinas de coser. En mi caso estuve ligando permanentemente en este tipo de productos que inclusive me encontró durante mucho tiempo en la línea de armado de estas máquinas lo que hace que las conozca a la perfección", concluyó.