Carrefour: un caso testigo
El cambio de los modelos de negocios está afectando considerablemente a todas las estructuras que parecían consolidadas desde hace años.
La presentación de procedimiento preventivo de crisis efectuado por la empresa multinacional francesa Carrefour ha impactado de manera evidente en la actualidad económica. Causó sorpresa en la opinión pública, habida cuenta de que se tenía la imagen de una firma poderosa y líder en emprendimientos de grandes centros de ventas. Pero no tanto en los círculos económicos y en los analistas de las tendencias de comercialización, en virtud de que se están produciendo cambios notables en esta materia, en todo el mundo.
Una apresurada interpretación del presidente de la Nación agregó más confusión. Macri sostuvo que esta situación se debe a la competencia desleal que efectúan otros sectores supermercadistas -los chinos, por ejemplo- por la informalidad con la que se mueven y la evasión de tributos. Otras voces adjudican parte de los problemas de Carrefour a la injerencia de algunos gremios -Camioneros, el más nombrado- cuya acción determina alzas importantes en las estructuras de costos.
Para otros observadores de la actualidad económica y empresarial, las razones esgrimidas en el párrafo anterior son parte del problema, pero advierten que es necesario tener en cuenta algunas facetas novedosas, muy de este tiempo, que inciden de manera notable también. El cambio de los modelos de negocios está afectando considerablemente a todas las estructuras que parecían consolidadas desde hace años.
El periodista Martín Tetaz, en un artículo publicado recientemente, grafica todas las aristas del asunto. Por un lado, los hipermercados intermediaban de manera más eficiente entre el productor y el consumidor cuando vendían solo alimentos y bebidas. Luego, "se produjo un giro y la prioridad del precio mutó a la del servicio; ahora había que ofrecer financiamiento, degustaciones, promociones los fines de semana, juegos para los chicos, aire acondicionado y música funcional; la comida cedió ante la experiencia. Una cosa era bajar cajas de arroz de un camión, para subirlas luego al changuito, otra muy distinta es producir una experiencia; las estructuras se inflaron y los aumentos de salarios sumados a los altos impuestos hicieron que lo que ofrecían los tradicionales hipermercados no valiera lo que costaba. El resultado paradójico es que los supermercados que remarcan entre un 50% y un 100% su mercadería, siendo uno de los responsables de que paguemos la comida más cara que en Europa, tienen un bajísimo margen de rentabilidad". A esto se sumaron las nuevas bocas de expendio que tuvieron éxito por "la combinación de proximidad, horarios flexibles y dudoso cumplimiento de normas fiscales", asegura el citado periodista especializado.
Además, la economía actual está transformando los canales tradicionales de intermediación. La compra electrónica es una de ellas. Y si a esto se suman la inflación, los desequilibrios tributarios y cambiarios, las consecuencias están a la vista. Las grandes transformaciones están en marcha y sus derivaciones tendrán efectos significativos. Carrefour es un caso testigo de esta nueva realidad.