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Carlos Funes: un artista de hierro
Carlos Funes descubrió su talento por el arte a los 23 años cuando comenzó a realizar esculturas de metal. Es para él “la música de su alma”. En cada obra deposita sus pensamientos mágicos y atemporales y los complementa con su segunda pasión: la escritura.
Por Vanina Panero | LVSJ
El arte es parte de su ADN desde chico, aunque descubrió su talento a los 23 años cuando comenzó a realizar esculturas de metal. Carlos Funes, tiene 55 años, es oriundo de la localidad de El Fortín pero desde hace más de 35 reside en Freyre, pueblo que le dio el espacio para “explotar” como artista.
La chatarra es su pasión, y si bien no cuenta con formación académica en la materia, ninguna de sus obras queda librada al azar y es complementada con la escritura. “Todo tiene un sentido y una razón de ser”, aseguró Funes en una entrevista con Posta en el marco del Día del Escultor y las artes plásticas.
Es escultor y escritor autodidacta comento que “pienso que el arte siempre estuvo en mi ADN pero no lo dejaba despertar. Como no tengo formación académica hacía cosas hasta con culpa porque pensaba que invadía algo que no correspondía o con falta de autoridad moral para hacerlo”; “cosas de otra época, siendo que vivíamos en una sociedad muy cerrada, estructurada”.
Desde sus 18 años, Funes trabaja en el sector de mantenimiento de la empresa láctea del pueblo pero asegura que estas revelaciones artísticas conforman lo que define como “la música de su alma”.
“Mis obras tienen un gesto, no son estatuas. Si cobraran vida los personajes, no les faltaría nada porque le puse un detalle a cada gestualidad”, manifestó el escultor que inspira la mayor cantidad de sus obras en personas.
“Mi mundo es así, mágico y atemporal. Es un cable a otra tierra”, destacó el artista. Al mismo tiempo sostuvo que “sin el arte sería una persona vacía. Me llena a mí y llena al mundo”,
Artista de alma
Para Funes, “todo tiene un sentido. Una razón de ser”. Y cuenta que no sigue modelos ni patrones, universitarios.
“Todo sale del alma y de mi cabeza, soy libre en mi manera de crear y escribir”, indicó.
Asimismo reconoció que “la chatarra me atrae en sobremanera, encontrar una lata tirada me da más alegría que encontrar oro. Inmediatamente tengo la creación en mi cabeza, la foto tridimensional de la obra”.
“Tiene que ser una chatarra tirada, no compro nada y me gusta que el que me pide le haga alguna escultura, traiga sus propias chatarras para que tenga un sentido de pertenencia e identidad propia”.
Funes trabaja en el patio de su casa, pero sueña con tener un taller donde pueda explotar al máximo su arte y confeccionar obras de mayores dimensiones.
“Mis obras tienen un gesto, no son estatuas. Si cobraran vida los personajes, no les faltaría nada porque le puse un detalle a cada gestualidad”
Su veta literaria
A los 38 años, Funes sumó un nuevo modo de expresar la belleza estética al descubrir su otra pasión: la literatura. “Me di cuenta que a la obra le faltaba información que sobraba en mi cabeza pero no la podía poner en hierro, entonces empecé a escribir”, contó el artista freyrense.
Publicó cuentos en diferentes antologías, que también fueron leídos en el ámbito académico. Estas revelaciones artísticas conforman lo que él define como la música de su alma. Ahora incursiona en escritos con tintes filosóficos.
“Escribo en rimas, hasta un cuento hice. De hecho, con la primera obra que hice en la plaza escribí una novela que tiene más de 60 capítulos. A medida que escribía, hacía los personajes en hierro; los tengo a todos en casa y en la plaza sólo exhibí una secuencia”, contó.
“De chico leí Martín Fierro varias veces, por eso escribo todo en rimas. También fragmentos del Quijote de la Macha y muchas obras de Julio Verne y puedo decir que tuvo su efecto 20 años después”, continuó.
"Me di cuenta que a la obra le faltaba información que sobraba en mi cabeza pero no la podía poner en hierro, entonces empecé a escribir”
Funes contó además que “la inspiración llega en cualquier momento, por eso siempre tengo un papel y un lápiz a mano. Muchas veces despierto en la madrugada y necesito plasmar lo que hay en mi cabeza. Lo mismo me pasa cuando viajo y necesito algo para escribir”.
Desde el 2006 viene realizando distintas muestras en provincia de Córdoba y Santa Fe, desembarcando por primera vez en la ciudad de Buenos Aires en diciembre de 2013. En este mismo año edita su primer libro titulado El caminante. Doce cuentos a una musa de ojos pardos.
Forma parte junto a los pintores Martha Chiarlo y José Galliano el grupo Srtemia Salina, un culto artístico al mar de Ansenuza.
Sus obras escultóricas se erigen en paseos públicos de diferentes pueblos y ciudades, siendo Freyre el lugar por excelencia, donde logra su máximo reconocimiento. “La vida me trajo hasta acá por un lado y estoy súper agradecido, si no fuese por Freyre, mi arte no existiría o al menos no de esta manera”.
Obras en paseos públicos
- Reclutao (parque centenario de El Fortín, año 2007)
- La pluma del escritor (frente biblioteca José ingenieros en la localidad de Freyre, año 2008)
- Monumento a la mujer (plaza General Manuel Belgrano en la localidad de Freyre, año 2008)
- Hidalguía (jardines del Palacio municipal de la ciudad de Villa Carlos Paz, año 2010)
- El Maestro (plaza 1 de Mayo, ciudad de San Francisco, año 2011)
- Alegoría de la Patria (plaza General Manuel Belgrano en la localidad de Freyre, año 2012 en el marco del bicentenario de la creación de la bandera).
- El sueño del piloto (localidad de Zenón Pereyra, año 2013)
- Alegoría de la Literatura (plaza General Manuel Belgrano de la localidad de Freyre, año 2013)