Entrevista
Camila Demarchi y su sueño animado en Canadá
Con raíces firmes en San Francisco y una valija cargada de sueños y formación teatral, emigró a Canadá en 2019. Tras superar desafíos como la adaptación cultural, la barrera idiomática y una pandemia, hoy, en Vancouver, coordina proyectos en Sony Pictures Imageworks, cumpliendo un sueño en la industria de la animación.
Para muchos jóvenes de nuestra ciudad, el futuro se proyecta a veces más allá de las fronteras provinciales o nacionales. Este es el caso de Camila Demarchi, una sanfrancisqueña de 30 años cuya historia es un testimonio de perseverancia, adaptación y talento. Egresada de la Escuela Normal Superior "Dr. Nicolás Avellaneda" en 2012 y Licenciada en Teatro por la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), Camila hoy forma parte del equipo de Sony Pictures Imageworks (SPI) en Vancouver, Canadá, un centro neurálgico de la industria cinematográfica global conocido como "Hollywood Norte".
Su viaje, sin embargo, no fue un camino directo al éxito. Comenzó en 2019, motivada por un deseo personal de explorar el mundo y la oportunidad laboral de su pareja, Mariano Rodríguez Calvo, animador 3D. "Siempre tuve en mente que luego de recibirme de la universidad quería viajar y hacer alguna experiencia en el extranjero", comparte Camila, recordando los inicios de una aventura que la llevaría mucho más lejos de lo imaginado.
La primera escala fue Montreal. Camila llegó en octubre de 2019, recién recibida, para reunirse con su pareja. Pero la adaptación inicial se vio abruptamente interrumpida por un desafío global: la pandemia de covid-19, que estalló en febrero de 2020. "Tuve apenas unos pocos meses de 'vida normal'", relata. Montreal, con su estricto confinamiento y la barrera del idioma francés, presentó obstáculos considerables. "Fue un año bastante difícil, porque además como extranjeros estás lidiando todo el tiempo con la presión de manejar tu status legal en el país, de conseguir un trabajo que te sponsoree", explica Camila sobre la doble dificultad que enfrentaron.
La situación los llevó a replantearse su futuro, barajando incluso la posibilidad de regresar a la Argentina. Sin embargo, una nueva oportunidad laboral para su pareja en Vancouver les abrió una puerta diferente. En diciembre de 2020, se mudaron a la costa oeste canadiense. Vancouver ofrecía la ventaja del idioma inglés, pero presentaba nuevos retos: "Nos encontramos con una ciudad hermosa, pero carísima", comenta Camila. Los primeros meses fueron complejos, con la búsqueda de empleo en un contexto aún pandémico y la necesidad de ajustarse económicamente. Camila trabajó temporalmente como niñera mientras buscaba sin descanso una oportunidad más acorde a su formación, enfrentando la frustración de no encontrar nada en el ámbito teatral.
El salto inesperado
El punto de inflexión llegó de forma inesperada. Amigos que trabajaban en Sony le sugirieron aplicar a un puesto de Asistente de Producción, un rol básico que no requería experiencia previa específica en la industria. Aunque aplicó "sin muchas expectativas", su perfil llamó la atención. Tras un riguroso proceso de entrevistas, recibió la oferta. "Siempre digo que, siento que pasé de cero a 100 sin escalas", confiesa Camila con una sonrisa que denota la sorpresa y la emoción de aquel momento. "No sé si al final este trabajo me encontró a mí o yo lo encontré, pero de lo que sí estoy segura es que estuve en el lugar correcto en el momento correcto".
Hoy, Camila se desempeña como Coordinadora de Producción en SPI, una compañía "hija" de Sony Pictures Entertainment dedicada exclusivamente a películas animadas y de efectos visuales (VFX). Su rol es crucial: gestiona equipos de artistas digitales (como animadores 3D), asegura que tengan todo lo necesario para cumplir con sus tareas en tiempo y forma, coordina flujos de trabajo, y actúa como enlace entre artistas, supervisores y directores, a menudo de distintas partes del mundo. "Es un puesto de mucho management y multitask", describe. Ha contribuido a producciones de alto perfil como Guardianes de la Galaxia Vol. 3, Código Traje Rojo (Amazon Prime) y la recientemente estrenada Una película de Minecraft. Ver el resultado final en pantalla y la reacción del público es, para ella, la mayor recompensa: "Me pasó recientemente con la película de Minecraft, el cine estaba lleno de chicos de todas las edades que no paraban de reírse y aplaudir, eso me llena de orgullo y felicidad".
Aunque su formación inicial fue en Teatro -una elección que la "sedujo más" que el Cine y TV por venir "muy del cuerpo, de la danza"-, considera que esa base artística se conecta con su trabajo actual y fue un "gran apoyo" para ser considerada en Sony. La especialización técnica, sin embargo, la adquirió "en el mismo trabajo una vez que comencé".
San Francisco siempre presente
A pesar de la distancia y los años (lleva casi cinco fuera del país), Camila mantiene un fuerte vínculo con sus raíces. "San Francisco es mi base siempre", afirma con calidez. Cada fin de año, regresa a la ciudad para reencontrarse con su familia y "amigas de toda la vida". Esas visitas son un cable a tierra, un "mimo al alma". Siente profundamente el apoyo de su comunidad: "Siempre es lindo que te reconozcan, que valoren tu trabajo y esfuerzo, y por suerte me encuentro mucho de eso en San Francisco (...) tengo tanta gente hermosa que me apoya siempre".
Mirando hacia el futuro, no descarta explorar su faceta actoral, aquel "sueño de la Cami adolescente" de estar frente a las cámaras. Pero por ahora, sigue creciendo en su rol de producción, enfrentando cada nuevo proyecto como un desafío que supera con "mucha paciencia, dedicación y adaptabilidad".
La historia de Camila Demarchi es un faro para muchos jóvenes sanfrancisqueños. Su consejo para quienes sueñan con trabajar en estudios internacionales es claro: aprender inglés ("es clave"), investigar a fondo la industria, conectar con gente del medio y, sobre todo, no rendirse. "Puede ser difícil al principio, pero no es imposible. Esta industria está llena de mujeres súper exitosas, y nosotras podemos ser una de ellas, sin dudarlo!", alienta.
Desde Vancouver, con una carrera en ascenso en una de las industrias más competitivas del mundo, Camila envía un mensaje final a su ciudad: "Agradecimiento enorme (...) Gracias eternas a mi San Francisco querido". Un testimonio de que, sin importar cuán lejos lleven los sueños, las raíces siempre nutren el camino.