Repercusiones en redes
Buenanueva cruzó a Milei: "Justicia social no es solo distribucionismo"
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El obispo de San Francisco respondió al discurso del presidente y defendió la justicia social como un valor central del humanismo cristiano y la democracia plural.
A pocas horas de que el presidente Javier Milei pronunciara un encendido discurso en la provincia del Chaco, en el que volvió a cuestionar duramente la justicia social, el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Buenanueva, publicó una detallada reflexión en sus redes sociales, ofreciendo una mirada crítica desde la perspectiva del pensamiento cristiano.
En su texto, el obispo no solo defendió el valor del concepto de justicia social dentro del humanismo cristiano, sino que también advirtió sobre el uso indebido de las Escrituras con fines políticos y llamó a fortalecer el respeto por la pluralidad democrática.
“No es solo distribucionismo, es una arquitectura de la justicia”
Al referirse directamente al mensaje de Milei en Chaco, Buenanueva comenzó señalando que el presidente vuelve a cargar contra la justicia social, aunque —según el obispo— lo hace atacando una deformación del concepto.
“En nombre de esa caricatura se han hecho muchos desatinos que hoy pagamos todos, además de abrirle la puerta a la corrupción. Pero en el humanismo cristiano, la justicia social es un concepto más rico, complejo y válido”, escribió.
Explicó que dicha justicia no debe entenderse solamente como responsabilidad del Estado, sino como una estructura más profunda basada en la dignidad de la persona humana y la participación de todos en la búsqueda del bien común. Habló de una “arquitectura” que requiere armonizar diferentes tipos de justicia: general, conmutativa, distributiva y social.
Buenanueva también se refirió al uso que el presidente hizo de la Biblia y de la tradición judeocristiana durante su discurso en Chaco. Si bien celebró que se invoquen esas fuentes, alertó sobre los riesgos de utilizar la religión de manera fundamentalista o simplificada. Al respecto apuntó “al riesgo de fundamentalismo o, como ocurre con el integrismo católico: a eludir la mediación de la razón en la interpretación del mensaje bíbllico y, sobre todo, en la construcción del mejor orden justo posible”. Y recomendó recurrir al magisterio del papa Benedicto XVI, en especial su discurso ante el Parlamento alemán en 2011, como ejemplo de un enfoque más profundo y reflexivo sobre la relación entre religión y política.
“Cuando sectores políticos se arropan en visiones religiosas más bien fundamentalistas, no le hacen bien ni a la religión ni a la política”, agregó.
El obispo de San Francisco también hizo un fuerte llamado a recuperar el verdadero debate público de ideas, que —sostuvo— está “de capa caída” en la Argentina actual. Si bien aceptó que las discusiones pueden ser intensas o ásperas, subrayó que deben sostenerse en la claridad conceptual y evitar “lógicas binarias” que dividen en extremos.
Desde su rol pastoral, reafirmó el compromiso de la Iglesia con la democracia pluralista: “Vamos a seguir apelando a ese valor tan importante de la democracia de inspiración liberal: la legítima pluralidad de ideas, el respeto del otro como semejante y el rechazo de toda forma de violencia que rebaje la dignidad de los demás”.
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Buenanueva cerró su reflexión con una mirada profunda sobre la libertad, señalando que el verdadero modelo no es el de la simple transacción económica, sino aquel que tiene como centro a la persona humana, creada a imagen de Dios.“La libertad cristiana es, a la vez, don del Creador; herida por el pecado y siempre amenazada, ha sido redimida y tiene a su favor el auxilio de la gracia del Espíritu Santo. Se realiza en el amor y en la virtud (nociones evocadas por Milei). El modelo supremo de la libertad de la persona humana no puede ser el de las transacciones económicas, tan legítimo como insuficiente para hacer justicia al ser humano libre”, escribió Buenanueva.
Finalmente, a pocos días de conmemorarse el 209º aniversario de la Independencia argentina, el obispo hizo un llamado al diálogo, la unidad y la construcción de consensos: “Busquemos un territorio común, también y especialmente en nuestro anhelo de libertad”.