Bernardita flota sobre el skate
A sus 6 años, Bernardita Negri encontró en el skateboarding el deporte que quiere practicar. La niña de nuestra ciudad patina con la naturalidad y soltura de lo innato, y brilla sobre la tabla como cuando sol de enero pega con fuerza sobre el skatepark de la costanera.
Por Manuel Ruiz | LVSJ
Una de las primeras veces que Bernardita Negri se subió a una tabla y fue a patinar al skatepark del Paseo Cervantes, cayó mal, se golpeó la cara y le tuvieron que hacer un par de puntos. Su mamá, Florencia Monti Bruno, le dijo que estaba más que bien si no quería volver a andar en skate. Bernardita, con una venda en el mentón, no entendía qué decía su madre y solo le dijo que le preguntara al médico cuándo podía volver a patinar.
El primer contacto con una tabla en la vida de Bernardita vino por mamá. Alguna vez Florencia se compró un longboard (una tabla para patinar similar al skate, pero más larga) y ese longboard no se usó tanto, pero nunca se tiró. Cuando Bernardita lo vio y se subió, la conexión fue natural e instantánea. La niña le pidió a sus padres un skate, y entonces, el desandar que los padres realizan con su hijos a la hora de elegir actividades extraescolares para el bienestar mental y físico de los niños, que puede empezar en fútbol o hockey y terminar en pintura o danza clásica, para los Negri fue breve y concreto: empezaba y terminaba con Bernardita arriba de un tabla de skate.
En el segundo capítulo de esta, todavía breve, historia aparece Daniel Núñez y la escuela de skate que él dirige en el Club El Tala. Núñez, referente del deporte a nivel local, presidente de la Asociación de Skate de San Francisco, decidió armar la escuela en las instalaciones del club de barrio Catedral en agosto creando un grupo importante de niños skaters, el futuro del deporte, y ahí fue Bernardita, para aprender, canalizar su interés, y se quedó.
En la escuelita no solo aprende a patinar, los secretos de la técnica para permanecer sobre la tabla, manejar el cuerpo para ir más o menos rápido y sacar algún truco, sino que además ha encontrado un grupo de amigos, algunos de su misma edad y otros más grandes que la cuidan, protegen e incentivan a no dejar de "chantar", aunque para esto último no haya mucho que insistir en el caso de Bernardita.
Bernardita, la niña de los saltos y las piruetas.
La niña de 6 años ya ha participado de dos fechas del Circuito Cordobés de Skateboarding (el ya establecido CCS) el primero acá, en el Skatepark donde patina siempre y el otro, su primer viaje con su deporte, a la pista que se encuentra en el predio del estadio Mario Alberto Kempes, en el skatepark grande de la provincia. Ahí como acá, ella era una de las más chicas y una de las pocas niñas siendo parte.
Lo mejor de esta historia pasa cuando se la ve a Bernardita sobre la tabla. La naturalidad y la fluidez con la que patina. Con la que desciende de las rampas mientras se acomoda el pelo que le sale por los costados del casco color rosa chicle, con la simpleza y la sencillez que hace girar la tabla bajo sus pies. La naturalidad con la que patina es la misma con la que ha decidido patinar, quizás eso explica la fluidez con la que Bernardita se traslada sobre la pista y con la que dice que le gusta el skate.
Bernardita, con el apoyo incondicional de su mamá Florencia.
En los últimos Juegos Olímpicos, Tokio 2021, el skateboarding hizo su debut como deporte olímpico. En la prueba femenina de Street (lo que hace Bernardita) el podio estuvo integrado por las japonesas Momiji Nishiya y Funa Nakayama y la brasilera Rayssa Leal, de 14, 16 y 13 años respectivamente. Prueba de que es un deporte que más que precoz, no entiende de edades y que la juventud termina siendo un divino tesoro. Nadie sabe qué pasará con la conexión de Bernardita y el skate de acá un tiempo. Si le interesará afrontar los compromisos cada vez más grandes que implican hacer un deporte. Si le interesará competir. Hay algo que si ya sabemos todos, y es que a Bernardita Negri le fascina andar en skate y que en ese deporte ha encontrado algo más que actividad física. Y eso también vale una medalla olímpica.
Los "pibes" del skatepark, en un descanso, mientras practican el deporte que aman.
Si el lector presta atención cuando pasa por la "costanera" de avenida Cervantes quizás note a una niña muy pequeña yendo y viniendo a lo largo y a lo ancho del skatepark. Es Bernardita que flota sobre el cemento de la pista. Es Bernardita sin miedo a flotar: tiene un skate y amigos con skate que la protegen.