Atreverse a soñar
La armadora Antonella Frare surgida de las inferiores de San Isidro hoy milita en Boca Juniors donde busca ganarse un lugar en la primera división.
En su afán de cristalizar el sueño de ser jugadora profesional de voleibol, un día viajó en silencio hacia Buenos Aires a tentar suerte. La prueba realizada en el Club Ferrocarril Oeste resultó positiva, logró convencer a los entrenadores y desde entonces su vida deportiva cambió de escenario, dejando atrás un cúmulo de gratos recuerdos en San Isidro, club en el que se inició en la disciplina.
Fueron dos temporadas en la entidad "verdolaga" donde fortaleció su crecimiento y sacó a relucir sus cualidades, esas que sedujeron nada menos que Boca Juniors, institución a la que se incorporó en febrero de este año, para dar otro paso importante en su carrera.
Antonella Lucía Frare (20) hoy integra el plantel sub-21 "xeneize" pero mira de reojo la primera división ansiosa de ganarse un lugar. La armadora sanfrancisqueña en comunicación con LA VOZ DE SAN JUSTO habló del camino recorrido y de su presente, ese que se convirtió en un gran desafío para seguir moldeándose como voleibolista.
-¿Qué significó llegar a Boca Juniors?
-En lo personal siento que fue un paso grande, significó mucho, primero por lo que es Boca a nivel voley en el país, y segundo porque soy hincha fanática y ponerme esta camiseta, representar al club del cuál uno es hincha no se compara con nada. Es un gran desafío para mí, también me ayuda a saber para que estoy y que es lo que puedo llegar a dar.
-¿Cómo se dio tu llegada al club?
-A fines del año pasado me contactó el entrenador de Boca de la categoría sub- 21, charlamos y me propuso formar parte del club y hace de febrero que estoy acá.
-¿En qué categoría estás jugando?
-Este es mi primer año en la categoría sub- 21 y entreno todos los días con el plantel de primera división.
-¿La idea es poder jugar en la primera división?
-Claramente uno de mis objetivos es poder ganarme un lugar y estar entre las chicas que conforman el plantel de primera. La particularidad que tiene Boca es que hay bastantes chicas de mayores que están en la selección argentina y generalmente concentran la mayor parte del año para las competencias, entonces suben las juveniles y ahí uno se puede mostrar e ir construyendo la oportunidad de ganarse un lugar. Esto se basa en aprovechar día a día, aprender y mejorar.
-¿La competencia en la Metropolitana es exigente?
-La competencia es exigente, se entrena todos los días, haces físico y pelota, luego llega el fin de semana y se juega generalmente todos los sábados, salvo algunos clubes que juegan los domingos. Siempre tenés que estar al ciento por ciento.
-¿Estás viviendo en la pensión? ¿Seguís estudiando?
-Estoy viviendo en un departamento que me brinda Boca, comparto con tres chicas más que también son del interior. Por suerte estoy cómoda, la convivencia con las chicas es muy buena, además de casa también me dan la comida del mediodía y obra social. Si, sigo estudiando, estoy realizando el segundo año del profesorado de Educación Física.
-¿Ya te acostumbraste a estar lejos de tu familia o se extraña?
-Mira, no te voy a mentir, se extraña, obvio que sí. Mis amigos, mi familia, la vida de allá. Aún así con el pasar del tiempo uno se acostumbra, tiene sus pro y sus contra, obvio, pero por suerte me gusta mucho Buenos Aires, conocí gente hermosa, hice amigas y amigos que se hicieron muy importantes para mí.
-¿Como fue que llegaste a Ferro Carril Oeste?
-Mi llegada a Ferro fue gracias a Ariel Roggero, mi entrenador, el tenía un contacto allí, pude hacer las pruebas y quedé. La verdad que mi paso por el club fue muy lindo, me dejó muchas cosas hermosas, amigas, las familias de ellas que siempre se portaron excelente conmigo, la verdad que me encontré con gente muy buena, en si Ferro es un club muy familiero, se extraña eso a veces. Pero obvio que lo sigo visitando.
-¿Te imaginabas que tu vida deportiva seguiría fuera de San
Francisco?
-Mirá, si me decían 5 años atrás que hoy iba a estar en Buenos Aires, haciendo lo que me apasiona en un club como Boca Juniors, lejos de mi familia y amigos, la verdad que no lo creía ni loca. Pero bueno, por suerte y gracias a Dios las cosas se dieron así y hoy estoy disfrutando este momento.
-¿Qué recuerdos tenes de San Isidro?
-Tengo muchísimos recuerdos, todos muy lindos. Yo comencé de chica, estuve en el club desde los 11 años aproximadamente hasta los 18 que me fui a Buenos Aires. San Isidro, el voley en sí, me dio muchas amigas, gente que quiero como si fuera mi segunda familia.
Se me viene a la cabeza torneos abiertos en diferentes lugares de la provincia compartiendo charlas, risas, llantos, alegrías con mis compañeras, entrenador y Luz, quién fue nuestra "profe" por un tiempo. Y obvio no puede faltar el apoyo de las familias de cada una de nosotras que siempre estuvieron en todos los viajes o partidos alentando y compartiendo esto a la par nuestra.
-¿Tu deseo es llegar a ser jugadora profesional?
-Obvio, es unos de mis mayores deseos, poder crecer, mejorar y algún día llegar a ser jugadora profesional, aunque también tengo claro que en la Argentina las mujeres no pueden vivir del voley como sí pueden hacerlo los varones por ejemplo.
Es algo que debería cambiar por el bien del voley argentino en sí. Claro está que uno de mis mayores sueños a futuro y de todo jugador creo yo, es ponerse la camiseta de la selección Argentina.
-¿Algo más para agregar?
-Solo quiero agradecer a toda mi familia que sin ellos esto no hubiera sido posible, desde mi papá, hermano, tíos, primos, a mis amigas y amigos, a la gran familia que fue San Isidro vóley. A mi mamá que me guía desde el cielo y me da las fuerzas para seguir siempre. A Joaquina y Mercedes, compañeras de San Isidro que juntas fuimos a jugar a Ferro, el poder tener gente amiga cerca hizo que la adaptación a Buenos Aires sea más fácil y llevadera.
Quiero agradecer también a quien fue mi entrenador Ariel Roggero, una persona importante para mí, fue y es como mi segundo padre. Gran parte de esto también se lo debo a él. Solo tengo palabras de agradecimiento para todos ellos.
Y por último quería decir que todos tenemos tiempos diferentes y a cada uno le llegan las cosas cuando le tienen que llegar. Solo hay que animarse a soñar, comprometerse, y esforzarse día a día.