Aseguran que los suelos orgánicos resisten mejor el cambio climático
Un suelo con buena materia orgánica, vivo y cubierto está en mejores condiciones de sortear las sorpresas de este nuevo clima.
Los suelos orgánicos resisten mejor el cambio climático porque tienen buenas características de estabilidad y capacidad de infiltración, retención y almacenaje del agua, cualidades que se han visto comprobadas en esta época de inundaciones.
Sin embargo, el coordinador del Área de Producción Orgánica del Ministerio de Agroindustria de la Nación, Facundo Soria, explicó a NA que "hay un gran desconocimiento de la potencialidad que tiene el sector".
"Muchas veces se lo confunde con el mundo de la agroecología o las producciones naturales no reguladas, informales, marginales y eso no es", señaló.
En un contexto de cambio climático, con eventos que son por sus propias características impredecibles, Soria manifestó que "se está tocando fondo con el sistema actual de producción, por lo tanto es cuestión de empujar para salir a la superficie".
Un dato para tener en cuenta es que el 98% de la producción orgánica de la Argentina se exporta y el mercado interno, en cambio, está poco desarrollado, por lo que se podría fomentar.
En tanto, "el modelo de producción de soja, de agriculturización, de no rotación con ganadería, de haber sacado las pasturas, de hacer un sistema de barbechos largos químicos que no absorben agua hizo que el suelo se fuera compactando, perdiendo vida, capacidad de retención", indicó el especialista al señalar las deficiencias del actual sistema agropecuario.
El aporte de las pasturas
Pedro Landa, productor orgánico de la zona bonaerense de General Villegas y dueño de una certificadora de productos orgánicos, describió a Noticias Argentinas que en territorio cordobés hay 16 millones de hectáreas agropecuarias, de las cuales siete millones son agrícolas y nueve, ganaderas.
"Cinco de ocho millones de hectáreas ganaderas se dedicaron a hacer, sin rotación, monocultivo de soja y ésa es la principal causa de los 17 centímetros que sube la napa de agua, por año, en Marcos Juárez y 11 centímetros que se ha elevado en Laboulaye", consignó.
Landa explicó que "sin lugar a dudas, el agua tiene que ir a algún lugar y si no puede recargar acuíferos, va a ir a la napa" y luego habrá inundaciones.
Es importante la rotación de agricultura con ganadería porque en esta última producción hay pasturas que es lo que el animal consume.
Una pastura necesita en promedio 1.300 milímetros anuales de agua, mientras que la soja absorbe 400 a 500 milímetros, de ahí el encharcamiento y la inundación en campos sojeros.
"En General Villegas nosotros teníamos pasturas, y hubo un 50 % más de lluvias en el 2016 y este año vamos igual: nuestros vecinos estaban con campos de rastrojo de soja químico inundados o encharcados y nosotros permanecíamos sin ningún problema con el suelo cubierto (de pastos) y absorbiendo agua", explicó Landa.
Más sano y saludable
Si bien no hay análisis científicos que demuestren que lo orgánico es mejor para el suelo, por experiencia es más sano y saludable.
"Sí hay estudios que hablan de salud del suelo, de microbiología, de vida, de capacidad de absorción de agua, de infiltración. Estos análisis dicen que un suelo con buena materia orgánica de calidad, con compuestos de carbono de alta estabilidad son mucho mejores y eso es lo que hace la agricultura orgánica", añadió Landa.
Afirmó que "el suelo mejor es el que absorbe, almacena y entrega agua a las plantas, el que teníamos antes de regarlo con químicos de forma masiva, al que no destruíamos, que lo manteníamos cubierto con cobertura vegetal, que teníamos con vida y que alimentaba los microorganismos que van a movilizar y transformar los minerales del suelo para hacerlos disponibles a las plantas".
La agricultura orgánica en el país necesita de un suelo sano para desarrollarse: "Hay que poner la biología, la vida como centro del ecosistema suelo", indicó Landa.
El ciclo lluvioso y por lo menos seis millones de hectáreas agropecuarias inundadas en el país demuestran que hay que rever las tecnologías de producción actual. (Télam)