Arquería, un flechazo a la inclusión deportiva de las mujeres
Las chicas buscan su propio espacio fuera de la práctica de deportes tradicionales. En la Escuela de Arquería un pequeño grupo busca ser el puente para que las adolescentes también lleguen al predio a practicar solo por curiosidad, como lo hicieron ellas alguna vez.
La arquería fue un deporte tradicional en San Francisco hace tres décadas. La Asociación Familia Piamontesa de nuestra ciudad era punto de encuentro para la práctica de un deporte donde los jóvenes encontraban un espacio de contención y divertimento.
Con el tiempo fue quedando en el olvido, pero gracias de nuevo al empuje de la Escuela de Arquería volvió a cobrar fuerza, y también sumarlas a ellas.
En el ciclo web "Cosas de chicas", LA VOZ DE SAN JUSTO rescató las voces de esas mujeres que buscan que las puertas de este apasionante deporte sigan abriéndose para el público femenino, como una forma sana de tener una actividad que exige concentración y puntería, pero también a cambio regala - podría decirse - compañerismo, amistad, viajes para adquirir experiencia y sobre todo una interesante actividad incipiente en la ciudad que se perfila en realidad como una "gran familia".
De ese grupo, en un primer momento formó parte Jimena Giletta que invitó a otras chicas a sumarse a la arquería como son María José Pecchio y Gabriela Navarrete. Las tres fueron "solo para probar" y se quedaron enamoradas sin pensar que pudiera ser una actividad que las llevaría a competir y superarse con cada práctica y en cada torneo.
Ellas sostienen que "no existen diferencias de género" para practicar la arquería y que "los profesores buscan explotar las mejores habilidades de cada una, pero también descubrir otras que surgen durante la marcha", siempre en pos de sus carreras sigan en ascenso.
Invitación al juego
El padre de Jimena pertenece a la Asociación Familia Piamontesa de nuestra ciudad y ella "empezó acompañarlo a la escuela para verlo practicar", poco a poco fue interesándose más en la actividad hasta que decidió inscribirse impulsada también por una amiga.
"En mi caso práctico hace tres años tiro con arco y hasta principios de año estaba en la categoría Raso Senior femenino, pero ahora estoy en Recurvo Olímpico", detalló Giletta en "Cosas de chicas".
La voz corrió rápido y llegó a "Majo" que aceptó la invitación para iniciar prácticas probatorias en la Escuela de Arquería. Según recordó "quisieron probar algo nuevo, llegaron al predio un sábado e iniciaron con la actividad".
Ella dijo además que "nunca pensó que sería una actividad que haría mucho tiempo, que la llevaría a comprarse su propio equipo o incluso tomarlo como una rutina de su vida cotidiana" que complementa con el trabajo.
Las chicas buscan su propio espacio fuera de la práctica de deportes tradicionales.
Luchar contra el desinterés
Las chicas llegaron por casualidad, y por invitación de unas a otras. Entre ellas tienen en común que "estaban buscando hacer alguna actividad que no fuera un deporte tradicional".
No obstante, son pocas en relación a la cantidad de hombres que se dedican a la arquería, y la razón apuntaron radica en el desconocimiento. "Todas lo descubrimos por coincidencia, y aunque es individual es un deporte en el que todos tenemos iguales posibilidades para practicar y competir", enfatizaron.
Así a ellas se las puede ver en la Escuela practicando a la par de los hombres, sin diferencias entre géneros, aunque con el correr del tiempo al acceder a la categoría senior, sí hay una división meramente competitiva.
"En otras localidades sí está más difundido, sobre todo en la brecha de las adolescentes entre los 15 y 17 años", explicaron las entrevistadas.
Para graficar la situación Jimena contó un poco más sobre su llegada a este deporte: "Siempre estoy buscando algo nuevo para hacer, vi por las redes sociales que estaba la escuela, un sábado llegué para probar y me encantó. A las dos semanas fuimos a nuestro primer torneo amistoso en Suardi, eso nos motivó junto con Majo a seguir participando", recordó sobre su primera incursión junto a su compañera.
Cuando Majo y Jimena empezaron a practicar no había otras mujeres en la escuela, pero con los años llegaron a sumar cuatro, junto con Claudia una compañera que comenzó hace poco tiempo.
"Nosotras le decimos a las chicas que se sumen a practicar. No es un deporte solo de varones, queremos instaurarlo en la ciudad como un deporte de mujeres también", enfatizaron y agregaron: "Muchas veces incluso nosotras tenemos mas premios y puntuaciones que los hombres para que las mujeres vean que podemos tirar".
María José, Gabriela y Jimena tienen como objetivo "difundir" el deporte para que más chicas lleguen al predio de la Asociación Familia Piamontesa a conocer de qué se trata
Ellos llevan la delantera
Ellas llevan como máximo tres años dentro de la práctica y competencia de la arquería, pero los hombres - que son mayoría - tienen entre 5 y 6 años dentro de la escuela. Esto no es un hecho aislado, ya que hace unas tres décadas atrás la arquería era una actividad muy difundida en la ciudad. "Hay gente de distintas edades algunos de hasta 80 años, otros de 30. La práctica se puede hacer desde los 12 años, así que formamos un grupo heterogéneo donde se combina la experiencia con los que estamos empezando", puntualizaron las arqueras.
A pesar que los varones son más, al deporte eso no le afecta. Sí, como otros está dividido dentro de las categorías senior en la rama femenina y masculina, pero en los inicios en la categoría escuela practican juntos.
En realidad, aclararon las jóvenes su objetivo principal es que "deje de considerarse como un deporte meramente individual" porque al revés de lo que se piensa el compañerismo como valor es algo fundamental en la escuela.
Se habla de deportes para hombres y mujeres, sin embargo, acá - ni en ninguna otra disciplina - se trata de eso. Por el contrario, Jimena, Gabriela y Majo no lo ven como una "Cosa de chicas", sino como una oportunidad deportiva de la que disfrutan sin sellos, ni géneros.