Brinkmann
Aralí: a cinco meses del crimen, la causa vuelve al fiscal Gieco y espera el juicio
Tres personas siguen detenidas: el padrastro de la niña, un amigo de este y su madre. La Justicia aguarda resultado de pericias pendientes.
A cinco meses del crimen de Aralí Vivas, la niña de ocho años asesinada el pasado 2 de noviembre en Brinkmann, la causa judicial se reactivó bajo la conducción del fiscal Oscar Gieco. El expediente, que había experimentado una pausa tras la salida de la fiscal Yamila Di Tocco, regresó a manos de Gieco, quien retoma la investigación en su rol de subrogante en Morteros.
Se trata de un caso que no solo conmocionó a la comunidad por la crudeza del hecho, sino también por el vínculo de los imputados con la víctima: su padrastro, Matías Ezequiel Simeone (33); un amigo de este, Cristian Hernán Varela (40); y su madre, Rocío Milagros Rauch (28), todos con imputaciones que los mantienen en prisión preventiva.
Simeone y Varela están acusados de homicidio criminis causae, una figura que contempla la prisión perpetua. Según la investigación, habrían abusado sexualmente de la niña antes de matarla y posteriormente incendiaron la vivienda para ocultar el crimen. La autopsia confirmó la ausencia de monóxido de carbono en los pulmones de la menor, lo que descartó la posibilidad de una muerte accidental por el fuego. El hallazgo de material genético masculino en el cuerpo de la víctima fue clave para agravar las imputaciones.
La madre de la niña, por su parte, enfrenta cargos por homicidio calificado por el vínculo, en calidad de omisión, lo que refleja una responsabilidad por no haber protegido a su hija. A día de hoy, se encuentra representada por la defensa oficial, mientras que los otros imputados esperan la designación de nuevos abogados tras la renuncia de sus defensores anteriores.
¿Qué falta para que el caso llegue a juicio? Aunque la instrucción está en su etapa final, restan aún algunos trámites técnicos: una pericia genética pendiente y otras medidas procesales menores. Sin embargo, con la prisión preventiva firme para los tres acusados, todo apunta a que el juicio podría celebrarse en los próximos meses.
Una comunidad que espera respuestas
El crimen de Aralí sigue generando impacto en Brinkmann y alrededores. La brutalidad del hecho, el perfil de los acusados y la corta edad de la víctima han convertido este caso en un símbolo del reclamo por mayor protección a la infancia y por una justicia más ágil y efectiva. La sociedad, aún conmovida, exige no solo condenas ejemplares, sino también mecanismos que eviten que tragedias como esta se repitan.
La reapertura formal del caso en manos del fiscal Gieco reanuda también las expectativas colectivas de que se haga justicia. En un país donde los delitos contra menores despiertan una sensibilidad especial, esta causa se transformó en un espejo de las deudas pendientes del Estado en materia de prevención, protección y respuesta ante la violencia intrafamiliar.