Básquet
Antonio Fornero, un sanfrancisqueño que sueña y crece en el básquet de Estados Unidos
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El jugador formado en El Ceibo consiguió una beca académica y deportiva, que lo posicionó en Estados Unidos. Actualmente está entrenando en los Miami Prep, y desde allí comparte sus primeras experiencias en el país norteamericano.
El básquet de San Francisco volvió a exportar talento y sueños. Antonio Fornero, jugador formado íntegramente en la Asociación El Ceibo, viajó unos días atrás a los Estados Unidos para iniciar una nueva etapa en su vida. Allí permanecerá hasta mediados de 2027 gracias a ser beneficiario de una beca que combina lo académico con lo deportivo, lo que implica un desafío enorme que lo obligó a dejar atrás su ciudad, sus amigos y su club, pero que al mismo tiempo lo llena de ilusión.
“La oportunidad me llegó un día cualquiera, viendo Instagram. Me apareció una publicidad de un show en Atenas de Córdoba y estaba la chance de salir con una beca. Fui, me mostré, y terminé contactándome con Arturo Álvarez de Miami Prep. Así se dio todo”, contó el sanfrancisqueño que jugó la Liga Federal en la primera mitad del año con el plantel superior de la “Flor”. En el evento organizado por el grupo ISMC, los jugadores tenían la posibilidad de mostrarse ante las cámaras para luego ser evaluados. Unos días más tarde de realizar la prueba, recibió la noticia de que había sido seleccionado y fue puesto en contacto con las personas encargadas de posicionarlo en los Estados Unidos.
El camino fue tan rápido como inesperado. En cuestión de semanas, “Toto” se encontró preparando valijas y despidiéndose de San Francisco. “Viajé solo, mis papás me llevaron a Córdoba y salí de ahí. Hice escala en Bogotá y llegué a Miami, donde ya me estaban esperando. Por suerte conocía a Simón Sobrero, que había jugado acá y en Atenas, y me dio muy buenas recomendaciones”, relató en diálogo con LA VOZ DEPORTIVA.
Hoy, instalado en Kendall, Florida, asiste al colegio en Hialeah y comparte casa con otros jugadores de distintos países latinoamericanos. “Los primeros días fuimos pocos, después empezaron a llegar todos y ahora ya somos un grupo grande. Lo que más me gusta es que somos todos amigos, comemos juntos, entrenamos juntos. Eso hace que estar a siete mil kilómetros de mi casa sea mucho más llevadero”, describió.
La adaptación, sin embargo, va más allá de lo deportivo. “El principal objetivo es mejorar en el básquet, convertirme en un mejor jugador, pero también en una mejor persona. Estar lejos de la familia te obliga a afrontar desafíos antes de lo normal. Eso te forma y te hace crecer”, reconoció, consciente de todo lo que significa animarse a un reto de estas características a su corta edad.
La vida en Miami Prep significa entrenamientos diarios y un nivel de exigencia constante: “Acá todos los días estás a prueba. Tenés que ganarte el lugar, porque hay chicos con el mismo o mejor nivel. Es un desafío que me motiva mucho”, aseguró el sanfrancisqueño, que comparte casa con otros cinco argentinos, además de jóvenes de Nicaragua, Guatemala, Colombia y Puerto Rico.
El costado emotivo aparece inevitablemente cuando habla de El Ceibo, el club que lo formó y lo acompañó desde los seis años. “Para mí El Ceibo significa todo: lo basquetbolístico, las amistades, los momentos vividos con mi familia. Siempre va a ser el club de mi vida. Me emociona hablarlo, porque es difícil dejar un lugar donde recibí tanto cariño y apoyo. Pero también me hace feliz saber que hago las cosas bien y que tengo gente buena a mi lado”, expresó.
Su despedida fue a la altura de su historia en el club: “El lunes 19 hice un asado en El Ceibo con todos mis compañeros. Fue muy lindo ver a la gente con la que jugué, me di cuenta de todo lo que había logrado en el club. Y el miércoles hice la despedida en mi casa con amigos y familiares. Fueron momentos muy especiales”, recordó. “Toto” estará entrenándose en Miami Prep y ABF Academy hasta marzo de 2026, y luego se sumará a las filas de los Miami Tropics, club en el cual permanecerá hasta julio.
Hoy, con apenas 17 años, Antonio Fornero vive una experiencia que pocos jóvenes pueden alcanzar. Lo hace con la ilusión de crecer en el básquet y en la vida, llevando consigo el orgullo de ser de San Francisco y de haber nacido y crecido en El Ceibo. Desde Miami, su sueño empieza a escribirse lejos de casa, pero con raíces bien locales que lo acompañarán siempre.