Ante la crisis climática, la industria vitivinícola argentina se encamina hacia un modelo más sustentable

La adopción de prácticas más sostenibles resulta imprescindible en la industria vitivinícola, responsable de un alto porcentaje de la emisión de gases de efecto invernadero. Esta cadena agroalimentaria cuenta hoy con apoyos del Estado para llevar adelante esa adaptación tan necesaria


La iniciativa se enmarca dentro de los compromisos asumidos por Argentina respecto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 que buscan profundizar la articulación institucional entre el Estado y los distintos sectores productivos mediante acciones de capacitación, participación y gestión ambiental. En ese sentido, la Guía cumple con uno de los compromisos principales que es buscar la promoción efectiva de la innovación y el desarrollo sustentable en las actividades productivas y de servicios.
"De las 884 bodegas existentes en Argentina, 634 están en Mendoza, 121 en San Juan y otras 129 en distintas provincias que también tienen desarrollo vitivinícolas"
La Guía está dirigida a pequeños y medianos establecimientos de toda la Argentina, que son conscientes de que, además de ampliar la sostenibilidad de los procesos de la vitivinicultura, los cambios repercuten inmediatamente en el incremento de la competitividad de los vinos argentinos.
El desarrollo sustentable está orientado a que cualquier actividad humana -en este caso la industria vitivinícola- se desarrolle satisfaciendo necesidades del presente sin comprometer las del futuro. Ante la amenaza de la crisis climática que tiene en vilo al planeta en su conjunto es necesario que el Estado intente abordar los aspectos de la producción de bienes y servicios considerando el impacto que éstos tienen sobre el ambiente a través del consumo de recursos o la generación de efluentes y residuos.
La aplicación de prácticas más sustentables debe darse a lo largo de todo el ciclo de vida de la vitivinicultura, es decir desde la obtención de la uva en el viñedo hasta la gestión de residuos y efluentes en la bodega, incluyendo la disposición final de los envases. Las acciones que propone la Guía abarcan mejoras que van desde la gestión del agua de los viñedos y bodegas, aislaciones de tanques, producción de envases, utilización de bombas eléctricas, manejo de efluentes y residuos hasta el mismísimo diseño o rediseño arquitectónico de los establecimientos.
Este modelo de adaptación intenta también facilitar el mejor cumplimiento de la normativa nacional y jurisdiccional, así como también acercar y sensibilizar a empresarios y trabajadores en prácticas que también involucran la calidad e inocuidad, la minimización de los impactos ambientales de la actividad y la responsabilidad social empresaria.