Amenaza económico y desafío político

La confusión domina la escena. Comprar un neumático es hoy tarea de kamikazes. Lo único claro es que la marcha del país, desde hace tiempo, no va sobre ruedas.
Luego de varios meses de un conflicto gremial que nunca pudo ser ni siquiera atenuado por las autoridades del Ministerio de Trabajo de la Nación, las tres empresas que fabrican neumáticos en el país suspendieron su producción por completo. La decisión impactó de lleno en una de las industrias más importantes: la automovilística. Y, a partir de allí, generó una serie de repercusiones cuyas características bien pueden ser catalogadas como "bien argentinas".
En primer lugar, la metodología de protesta. Supuestamente al no haber encontrado respuesta para todos los reclamos, las autoridades del gremio del neumático decidieron bloquear el ingreso a las plantas fabriles. Se trata de una costumbre que lleva ya un par de décadas y que comenzó con las movilizaciones piqueteras, pero que luego fue estableciéndose como una práctica de apriete sindical que, apenas la discusión con las patronales registra algún obstáculo, derrumban la continuidad del diálogo paralizando la producción. Se suman a ello algunas posturas corporativas de cierto sector del empresariado para conformar un panorama que impide la negociación.
Aquí aparece otro actor. La inutilidad del Ministerio de Trabajo en este conflicto ha quedado puesta de manifiesto con harta evidencia. Meses enteros convocando a reuniones que a nada condujeron. Se desvirtúa así la función de una cartera de gobierno. Una de sus misiones centrales, según el decreto 7/2019 que estableció su creación en esta gestión de gobierno, establece que debe entender "en el tratamiento de los conflictosindividuales, plurindividuales y colectivos de trabajo, ejerciendo facultades de prevención, conciliación, mediación y arbitraje, con arreglo a las respectivas normas particulares". Pudieron haber existido intentos de mediación y conciliación. Pero prevención y arbitraje brillan por su ausencia.
Así las cosas, en medio del berenjenal en que se mueve la economía, las internas gubernamentales volvieron a aparecer. El embrollo político sumó otro ingrediente. Los cuestionamientos internos al Ministerio de Trabajo salieron a la luz. La rosca de las internas de la Confederación General del Trabajo, también. Por lo mismo, la intervención directa del ministro de Economía, anunciando que habilitará la importación de neumáticos fue replicada de inmediato por el gremio en conflicto. Redobló la apuesta. Y provocó alarma en algunos sectores ideologizados del frente gobernante a los que la idea les espanta, debido a la férrea cerrazón ideológica que defienden.
Algunas otras variables podrían sumarse para conformar este embrollo. Por todo esto, el conflicto gremial de los neumáticos se ha transformado en un factor amenazante para la ya muy deteriorada actividad económica, en la que la inflación sigue campante destrozando las esperanzas de los argentinos. Y, también, en un desafío político de proporciones.
La confusión domina la escena. Comprar un neumático es hoy tarea de kamikazes. Lo único claro es que la marcha del país, desde hace tiempo, no va sobre ruedas.