Educación
Alumnos del Ipet 50 piden votar su corto para llegar a un festival en España
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Estudiantes de 6º E de la especialidad Maestro Mayor de Obras del Ipet N° 50 “Emilio F. Olmos” de San Francisco quedaron finalistas del Festival Internacional de Cine y Arte Estudiantil Cine Tiza, realizado en Oncativo, con un corto que condensa escenas cotidianas de violencias de género. Ahora necesitan el voto del público para que la pieza sea seleccionada y viaje a un encuentro estudiantil en Canarias (España).
Por María Laura Ferrero | LVSJ
El video arranca sin rodeos: una chica cruza el patio y dos varones le silban; en otra toma, una alumna trabaja en el taller mientras un par de compañeros se burlan de su desempeño; más adelante, una adolescente hace una maniobra al volante y un adulto sentencia: “Maneja mal porque es mujer”. La sucesión no busca golpes bajos; revela lo habitual. Hacia el final, la misma protagonista aparece en distintos planos tapando moretones hasta que, de a poco, “desaparece” de la escena.
“Fue espontáneo y con lo que teníamos a mano”, cuenta Morena sobre el origen del corto. “Nació en la jornada Educar en Igualdad; nos habían pedido un video para una cartelera por los 10 años de Ni Una Menos. Empezó como actividad de ese día y terminó siendo un trabajo que ahora está compitiendo afuera”.
Realizado íntegramente dentro de la escuela —tomas en el hall, el taller y pasillos—, el corto fue filmado y editado en dos o tres días. “Lo hicimos rápido, editamos en el cole y actuamos nosotros”, agregó.
LA VOZ DE SAN JUSTO habló con los estudiantes y la preceptora que estuvieron a cargo esta terea que transcendió el patio de la escuela y con el aporte de todos los sanfrancisqueños puede llegar a ser mostrado a nivel internacional.
Cómo trabajaron: organización y roles
La dinámica se ordenó sola. “Las chicas marcaban el guion y hacían la edición; nosotros actuábamos y conseguíamos lo que hacía falta”, explicó Lucio. “Usamos lo que había, y por eso se pudo hacer bien y rápido”.
“Cuando lo proyectamos en el tele del hall, se quedaba gente mirando; nos sorprendió la repercusión”, dijo Lucía. “Los profes destacaron que con pocos recursos se logró un producto claro y fuerte”.
Para Ornela, la evaluación fue inmediata: “Muchos dijeron que había sido innovador, que con recursos mínimos hicimos un buen video. Fue una entrega espontánea que terminó creciendo más de lo que imaginamos”.
La pieza tiene una narración final que ordena el sentido: “Esa parte la escribió y registró Antonella, que dirigió la edición”, cuentaron. “Se inspiró en cortos que había visto, pero lo llevó a nuestro lenguaje y a nuestro espacio”.
Por qué conmueve
“Primero, porque un colegio técnico que no ‘es de arte’ se animó a hacer esto”, analizó una de las estudiantes. “Y segundo, por cómo representamos la temática: no dijimos ‘bajemos el tono porque es para la escuela’. Mostramos cosas que pasan de verdad”.
La escena del auto condensa un prejuicio extendido; la del taller, un territorio históricamente masculino; y el cierre, con el rostro que se cubre y luego desaparece, deja instalada la pregunta: ¿cuántas violencias no vemos hasta que la evidencia es indeclinable?
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De la cartelera al festival
La repercusión local —en pasillos, redes y boca en boca— encendió una cadena. “A las profes les llegó la invitación del Festival Internacional de Cine y Arte Estudiantil Cine Tiza de Oncativo”, recordaron. “Nos anotamos y quedamos finalistas en nuestra categoría. Ahora hay una votación del público y los más votados pasan a un festival en Canarias (España)”.
El mecanismo es sencillo: entrar al canal de CineTiza y poner ‘me gusta’ al video que figura como “A 10 años de Ni Una Menos”. “Somos los únicos de San Francisco participando; nos haría muy felices el apoyo de la ciudad”, pidieron.
Una técnica que cambia
Hablar de violencias de género desde una escuela técnica también dice algo del propio ecosistema escolar. “Históricamente fuimos varones. Tenemos internado masculino y muchos espacios fueron pensados así”, contextualizó Ivana Aguirre, preceptora por la mañana y coordinadora de curso por la tarde. “Pero esto cambió. De 2020 a hoy, la matrícula de mujeres creció: tenemos casi 100 alumnas sobre un total de 780. Es un avance y una señal de que la técnica también es un proyecto para ellas”.
Esa transformación ya se ve en las pistas y los talleres. “En Automotores —adelantan— el auto del Desafío ECO YPF 2025 que presenta el colegio lo conduce una chica. En competencias y desafíos técnicos hay mujeres al volante y en las mesas de decisión”.
La ESI y las jornadas Educar en Igualdad funcionan como marco. “No siempre es fácil —admitió Aguirre—. Hay contenidos que mueven incomodidades. Acompañamos a los profes para trabajarlos con cuidado, pero hay que trabajarlos. Lo dicen las leyes, lo demanda la sociedad y lo piden los propios estudiantes”.
Mejor entre pares
El corto también abrió otra puerta pedagógica: la de hablar entre iguales. “A veces a los chicos les cuesta enganchar con un profe que ‘viene a hablar de esto’”, dicen. “Pero si lo hacemos nosotros, con nuestras palabras y escenas, escuchan distinto. Ven ejemplos, se identifican”.
El proyecto dejó semilla. “Sirve para otros temas: bullying, ciberbullying, acoso virtual, higiene, más problemáticas sociales”, enumeran. “Demuestra que podemos producir algo lindo, con sentido y que llegue a todos”.
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La técnica como trampolín de autonomía
Para la coordinación, que más mujeres elijan la técnica no es un dato menor: “El título técnico da independencia económica”, subrayó Aguirre. “No es una escuela liviana: siete años, mucha carga horaria, especialidad desde tercero o cuarto. Demanda. Pero rinde: vuelven egresados a contar cómo les sirvió, muchos vuelven como docentes”.
La escuela, que debió repensar espacios para la inclusión —desde baños hasta usos de taller—, también revisa lenguajes y prácticas. “Una palabra puede herir. Nombrar lo que pasa, parar cuando hace falta y acompañar es parte del trabajo”, agregó.
Orgullo y horizonte
“Estamos orgullosos. Cuando lo hicimos, pensamos en cumplir con la consigna; nunca imaginamos llegar tan lejos”, confesaron. “En el festival vimos trabajos con más recursos y equipos técnicos; sin embargo, estamos finalistas. Eso motiva”.
El orgullo viene, sobre todo, de haber hecho ver lo cotidiano. “La escena final duele, pero es real. Hay cosas que ya no se pueden tolerar. Si este corto sirvió para decirlo, valió la pena”.
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Más que un corto
Lo que empezó como una cartelera se convirtió en un disparador: mirar de frente lo que naturalizamos, nombrarlo y producir en conjunto un mensaje público. La técnica no es sólo planos, motores o cálculos: también es comunicar, diseñar y resolver. En 6º E del Ipet 50, ese saber hacer se volvió imagen y voz.
Ahora, el desafío es sumar clics para que esa voz viaje. Porque a veces una pequeña acción —mirar y votar— mueve una discusión entera. Y esa discusión, cuando sale del aula, cambia escuelas, cambia prácticas y cambia vidas.
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Cómo votar
Buscar el canal de CineTiza (Festival de Oncativo) y el video titulado “A 10 años de Ni Una Menos”.
Dar “Me gusta”.
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