Educación
Alumnas del Normal imaginaron el mundo del 2137 y ganaron un concurso nacional de ciencia y literatura
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Estudiantes del secundario de la ENA fueron premiadas en el 17° Concurso Nacional “Contemos la Ciencia”, con relatos que reflexionan sobre el vínculo entre humanidad y tecnología. Compartieron sus sensaciones tras la experiencia: “Nos hizo pensar cuánto dependemos de la tecnología”.
En la escuela siempre hay libros abiertos, historias que empiezan y otras que se reinventan. Los textos se vuelven un puente para pensar, imaginar y crear mundos posibles. A veces nacen de una consigna, otras del impulso de un grupo que se anima a escribir. Así fue para las alumnas de la Escuela Normal Superior Dr. Nicolás Avellaneda, que participaron del 17° Concurso Nacional de Relatos, Historietas y Cuentos Cortos “Contemos la Ciencia”, un certamen que invita a combinar literatura y conocimiento.
Este concurso es organizado por la Academia Nacional de Ciencias, institución que busca promover el interés de niños y jóvenes por la ciencia y la literatura, convocando a estudiantes de nivel inicial, primario, medio y especial de todo el país. Cada año, la convocatoria propone un tema distinto; en esta edición, fue “El Robot ANC18/69”. La consigna pedía a los participantes darle vida al personaje, imaginando que podía ser responsable de una misión, un viaje, una aventura, una travesura o lo que ellos desearan. Gracias a su inteligencia artificial, ANC18/69 podía procesar datos, tomar decisiones y analizar información para complementar sus tareas, desafiando a los estudiantes a crear relatos entretenidos y atrapantes.
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Creatividad y reflexión que trascienden el aula
Este año, las jóvenes de San Francisco no solo aceptaron el desafío: se destacaron entre cientos de participantes de todo el país y obtuvieron distinciones en distintas categorías.
En la Categoría Ciruela, destinada al primer ciclo del nivel secundario, Isabella Di Piazza, Paulina Soledad Rivalta y Jazmín Argüello recibieron el Segundo Premio con “El mundo en 50 años”.
En la Categoría Banana, correspondiente al segundo ciclo, Martina López y Lucía Abril Pucheta lograron el Primer Premio con “La Máquina 56/09”; Agustina Gómez y Julieta Cantelli también obtuvieron un Primer Premio con “Robot ANC”; mientras que Evangelina Gallo fue reconocida con una Mención de Honor por “La conexión final”.
Las historias nacieron en el aula, pero crecieron con el entusiasmo de un grupo que se animó a imaginar el futuro. “La idea surgió a partir de una propuesta de la profe —contaron las alumnas en diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO—. Habíamos tenido una charla en clase con la docente Rebeca Yuan sobre la temática, y a partir de ese testimonio tuvimos que hacer un trabajo que mezclara la inteligencia artificial y cómo el cerebro se estaba reemplazando”.
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El proyecto se desarrolló en el marco de las materias de Literatura, Física y Filosofía,, bajo la guía de las docentes Adriana Bertoia, Gisela Trangoni y María José Fornero, quienes acompañaron el proceso creativo de principio a fin.
“Fue una experiencia muy buena –recordaron-, porque al principio eran solo ideas al aire, pero después fuimos construyendo la historia. Tuvimos que corregirlos varias veces, porque se nos iban ocurriendo ideas a medida que avanzamos con la historia.”
Más allá del contenido científico del concurso, las estudiantes eligieron mirar la tecnología desde lo humano. “Nos basamos más en la imaginación y en observar la situación actual –explicaron-. La tecnología está reemplazando muchas cosas, y pensamos: ¿cómo será el futuro? ¿Hasta qué punto? El ser humano se está volviendo menos creativo, hace menos esfuerzo. Más dependiente de la tecnología.”
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Esa reflexión fue el punto de partida, por ejemplo, para “La Máquina 56/09”, el cuento escrito por Martina López y Lucía Pucheta. “Nosotras dijimos: hagamos un cuento sobre qué pasaría en el año 2137, cómo se vería el mundo. Si ya dependemos tanto de las máquinas ahora, ¿cómo será después?”, contaron. En su historia imaginan una sociedad completamente automatizada, donde una inteligencia artificial -La Máquina 56/09- ha asumido el control absoluto de las decisiones humanas. A través de Mateo, un joven que se atreve a cuestionar esa dependencia, las autoras reflexionan sobre la pérdida de la creatividad y la autonomía en un mundo que avanza al ritmo de la tecnología.
Por su parte, Agustina Gómez y Julieta Cantelli, quienes también obtuvieron un Primer Premio con “Robot ANC”, su historia indaga en el papel de la inteligencia artificial dentro de la educación y en los límites de la tecnología frente al pensamiento humano.
En el relato, el robot ANC 18/69 fue creado para acompañar el proceso de aprendizaje sin reemplazar al docente. Desde esa premisa, las autoras plantean una pregunta que atraviesa todo el texto: ¿hasta qué punto la tecnología puede ayudar sin invadir los espacios humanos del conocimiento? En su mirada, advierten sobre los riesgos de delegar el pensamiento crítico en las máquinas y resaltan la necesidad de mantener viva la creatividad y el razonamiento propio ante el avance de la automatización
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De la escuela al reconocimiento nacional
El día que se enteraron de los resultados fue pura sorpresa. “Nosotras no sabíamos nada -relataron entre risas-. La profe nos mandó un mensaje preguntando si nos habíamos enterado. Nos envió una foto donde aparecían nuestros nombres y que habíamos ganado las cuatro el primer puesto (Martina López–Lucía Abril Pucheta y Agustina Gómez – Julieta Cantelli). Ninguna se lo esperaba.”
Ahora, las estudiantes viajarán a Córdoba el viernes 14 de noviembre, donde se hará la entrega de premios a las 18.30 horas en la Sala Magna de la Academia Nacional de Ciencias (Av. Vélez Sarsfield 249, Córdoba). También se podrá participar del evento a través de Zoom (ID: 879 4622 7094) y la transmisión en vivo en YouTube.
El asombro se multiplica si se tiene en cuenta que el certamen es nacional. “Son muchos chicos los que participan, de muchos colegios. Lo que menos imaginábamos era que justo nosotras íbamos a salir primeras. Estamos todas muy contentas, nosotras cómo estudiantes y las profes que nos acompañaron desde un primer momento.”
La Escuela Normal ya tenía antecedentes en el concurso: había participado en ediciones anteriores. Este año, además, hubo otros establecimientos de San Francisco que se sumaron. Sin embargo, las alumnas del Normal fueron las que lograron ubicarse entre los primeros puestos, reflejando el trabajo colectivo y la dedicación que la escuela viene impulsando en torno a la lectura y la escritura.
Durante el proceso de creación, la inspiración surgió también de la charla con la docente de la Facultad regional San Francisco de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), Rebeca Yuan, la invitada que había compartido su testimonio sobre la inteligencia artificial. “Nos guiamos mucho de esa nota –explicaron-. Teníamos que poner una frase o algo que representara a ella. En nuestro cuento dijimos que el chico se encontraba con un libro viejo, y a partir de ahí se puso a pensar. Se desconectó de las máquinas, de las computadoras, y agarró el papel y el lápiz.”
Esa escena resume el espíritu de lo que lograron las estudiantes: reconectar con la palabra, con la imaginación y con la escritura manual, en un contexto donde las pantallas dominan el tiempo y la atención. “Fue lindo porque compartís ideas –dijeron-. Te hace pensar que estamos dependiendo mucho de la tecnología. Tuvimos que jugar varias veces con las palabras, imaginar, discutir, volver a escribir.”
Aunque todas reconocen que la motivación inicial fue cumplir con un trabajo escolar, el resultado fue mucho más que una tarea entregada. “Lo hicimos como parte de un trabajo en un principio, nunca nos esperábamos conseguir estas distinciones. Ninguna va a seguir por el lado de la literatura por ahora, pero fue una linda experiencia.”
El aprendizaje, sin embargo, fue profundo. Escribir, debatir, pensar el futuro y encontrarse con los propios límites creativos dejó una huella. “Valió la pena, porque hacer la actividad para el concurso te deja pensando en muchas situaciones con respecto a la tecnología”, aseguraron.
Lo que empezó como un trabajo de aula terminó siendo una oportunidad para pensar críticamente el mundo, imaginar lo que viene y descubrir que la ciencia también se puede contar desde la literatura. Porque en cada cuento, en cada palabra escrita por estas jóvenes, hay una manera distinta de mirar el futuro: una donde la tecnología puede avanzar, pero la creatividad sigue siendo el corazón de toda historia.
