Entrevista
“Mientras más difícil es, más se aprende”: la motivadora historia de Alfredo
Trabaja como albañil, estudia y por las noches está haciendo el cursillo para ingresar a la carrera de arquitectura, su gran deseo.
Por Stefanía Musso | LVSJ
El tío Ben de Peter Parker fue un sabio y dejó importantes frases en la historia del joven que se convirtió en un superhéroe, en Spiderman. Él dijo alguna vez: “un gran poder conlleva una gran responsabilidad" y sin lugar a dudas, Peter Parker es aquel estudiante con capacidades únicas que demostró siempre predicando con el ejemplo, y que no solo reconoce sus defectos y fracasos, sino que nunca culpó a los demás.
Apasionado de los libros, siempre curioso, observador pero tímido a la vez, Parker fue y es un ejemplo para muchos, un verdadero “héroe sin capa”.
Así es un poco la vida de Alfredo Oviedo Guillén, el adolescente de 17 años que hace ocho meses vive en San Francisco, luego de dejar San Agustín, la localidad rural de Paraguay en la que se crió para estudiar en el PIT que funciona en la escuela Lucía Vaira de Aimetta, de barrio La Milka.
Trabaja como albañil, estudia y por las noches está haciendo el cursillo para ingresar a la carrera de arquitectura, su gran deseo. Y a pesar de las dificultades, el joven aseguró que “mientras más difícil es, más se aprende”.
Este 21 de septiembre, Día del Estudiante en la Argentina, Alfredo lo celebrará en nuestra ciudad, con un pasito más hacia su sueño, el de ser el primer universitario de su familia.
Educarse en la Argentina
Alfredo llegó hace muy poco tiempo a la ciudad. “Vine hace unos ocho meses a estudiar porque la universidad en Paraguay estaba muy lejos de mi pueblo y surgió la oportunidad de venir a San Francisco donde mi papá trabaja de albañil y ya vivían mis tíos”, explicó el estudiante.
A diferencia de los horarios y las formas de estudio en el Paraguay, Alfredo conoció la posibilidad del Programa de Inclusión y Terminalidad (PIT). “No hay diferencias entre la educación de la Argentina y Paraguay pero vine un año antes para acostumbrarme a la educación de este país para comenzar la universidad”, aseveró el joven.
“Pensé que podía inscribirme en una escuela con total normalidad, pero luego supe que tenía que ir a una especial, ya que es para quienes necesitamos insertarnos en el sistema escolar”.
La libreta de Alfredo muestra su esfuerzo y es solo de diez. “Me gusta mucho la escuela porque me tratan muy bien y tengo amigos”, confió.
En este sentido, Alfredo tiene muy claro que quiere seguir la carrera de arquitecto en la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad Nacional de Córdoba. De hecho, ya comenzó los cursillos de ingreso “edición primavera”. “Me gusta lo que estoy estudiando y la carrera me apasiona porque tiene arte, diseño, historia y otras materias interesantes”, destacó el entrevistado.
Una vida de sacrificio
El joven de 17 años vive junto a su papá y su hermano mayor en barrio La Milka y un día en la vida de Alfredo no conoce de recreos o descanso. “Me levanto a las 6.30 y trabajo desde las 5 de la tarde. A las 18.15 ingreso a la escuela hasta las 11 de la noche y luego estudio para el cursillo de arquitectura”.
Apenas son cuatro las horas que duerme para volver a empezar su rutina. “Para mí no es sacrificio, es lo que tengo que hacer. En la Argentina hay muchas oportunidades. Hay posibilidades de hacer amigos y contactos para poder progresar”, reflexionó.
No extrañar
Aunque para muchos el desarraigo puede pesar, todo lo contrario, ocurre con Alfredo. “La gente me pregunta si extraño y yo les digo que no, al contrario, estoy feliz de estar acá. Vengo de una familia un poco distante, con amor, pero libre”.
En San Agustín, Paraguay, aún están su mamá y sus otros hermanos. “Mi papá me enseña los valores y mi mamá es rigurosa con la educación”, confesó Alfredo aunque reconoció que su mamá no sabe que está preparándose para la universidad. “Si le cuento a mi mamá que estoy estudiando para la universidad y no ingreso, se va a enojar”, chistó.
El sería el primero de la familia en ser profesional. “No siento presión porque soy una persona libre pero sí sería una forma de agradecerles a mis padres su apoyo”.
El joven está seguro que, de poder ingresar a la universidad, tendrá que luchar por mantenerse económicamente en la ciudad de Córdoba y solventar sus gastos universitarios. Pero eso no es un impedimento. “Tengo un tío que vive allá y ya me invitó a vivir con él. Con los gastos, voy a trabajar de mozo para sostenerme. No lo veo imposible. Solo hay que tener ganas de hacerlo porque mientras más difícil, más se aprende”.
Una oportunidad para llegar
El Programa de Inclusión para la Terminalidad (PIT) es una propuesta educativa destinada a jóvenes de 14 a 17 años, que acerca la oportunidad de completar los estudios secundarios obligatorios.
El Programa atiende las diversas historias escolares de las y los estudiantes a través de un Trayecto Formativo Integrado, que incluye espacios curriculares obligatorios (saberes básicos), complementarios y tutorías de apoyo para contenidos y aprendizajes prioritarios. El diseño flexible permite la asistencia y promoción por espacio curricular.
Quienes completan la totalidad del trayecto en el PIT de barrio La Milka reciben el Título de Bachiller en Ciencias Sociales, y ahora también existe el Título de Programador Web, como parte de la nueva orientación técnica de los PIT.
En San Francisco funcionan dos PIT, uno en la escuela IPET N° 264 en barrio Parque y otro en la Escuela Lucía Vaira de Aimetta, de barrio La Milka.