Al rescate de nuestros clubes
Su función social es irreemplazable. No es posible admitir, entonces, que por la pandemia y la cuarentena algunas entidades dejen de existir.
Son muchos los sectores que están sufriendo severos perjuicios por la extensa cuarentena que vive el país. En nuestra ciudad, varias son las actividades que todavía no han podido recuperar su ritmo y están padeciendo perjuicios muy graves. Entre ellas, existen entidades que cumplen un rol social insustituible y que, por ello, el parate que se está viviendo puede tener derivaciones muy negativas para la comunidad.
Estamos hablando de los distintos clubes y asociaciones deportivas, en especial las que practican deportes de equipo. Padecen en la actualidad una parálisis que afecta seriamente su supervivencia. Esto significa que divisas tradicionales del deporte sanfrancisqueños -y también de toda la región y la provincia- están en riesgo de desaparecer. Si ello ocurre tan solo en una de estas instituciones, será muy grande el dolor de haber perdido un punto de referencia barrial o sectorial.
Hace pocos días, en la sección deportiva de este diario, el presidente de Asociación El Ceibo retrató el panorama con expresiones descriptivas de lo que se está viviendo. Oscar Oldrino aseveró que "hace cuatro meses que está cerrado, recién ahora arrancó algo de patín y empieza a haber algo de movimiento, pero es angustiante ir al club, y después de tanto tiempo, no ver a los chicos corriendo y no escuchar el ruido de la pelota de básquet. Este presente es muy difícil en lo social, y en lo económico muy duro". Agregó: "Va a ser muy complicado recuperarse, llevará tiempo ya que desde la economía todo esto pegó fuerte, hay mucha gente que la está pasando mal. Para los clubes fue terrible ya que hay muchos gastos fijos y todo se hace cuesta arriba".
Lo relatado por el titular de la entidad ubicada en Aristóbulo del Valle y Cabrera se repite en cada una de las voces que salen de las distintas instituciones deportivas de la ciudad. La frustrante sensación de no hacer pie frente a las exigencias sanitarias provoca ahogo y desazón, por más que la vocación de sus dirigentes y el apoyo de sus socios mantengan viva la esperanza en que falta poco para retomar la normalidad.
Los paliativos que los gobiernos están ofreciendo para atenuar la caída dramática de los recursos de los clubes no alcanzan ciertamente. Atenúan y postergan las urgencias quizás. Por eso es fundamental encontrar la manera de acentuar el rescate de las instituciones, algunas de las cuales están en riesgo de desaparecer.
Nuestros clubes son un instrumento esencial para generar lazos en la comunidad. También para alejar de los peligros a miles de niños y adolescentes que allí encuentran la contención que genera el deporte. En cada "canchita" sobrevuelan de manera permanente los valores que remiten a la formación de cada persona. Por esto, su función social es irreemplazable. No es posible admitir, entonces, que por la pandemia y la cuarentena algunas entidades dejen de existir.