Educación
Adaptarse o quedar atrás: el uso de la Inteligencia Artificial en la educación
Tres profesores de San Francisco hablaron sobre la incorporación de la IA en las aulas. Cómo la vinculan con los estudiantes y qué desafíos encuentran en un mundo cada vez más tecnológico.
Con el paso del tiempo, la tecnología avanzó de manera vertiginosa, afectando diversas áreas de nuestra vida cotidiana, desde el ámbito laboral hasta la interacción social. Hoy, estamos viviendo una nueva revolución: la inteligencia artificial (IA). A través de aplicaciones como los chatbots, se pueden realizar tareas como conversar con sistemas automáticos, pedir datos específicos, resumir textos y mucho más. Esta ola tecnológica, que cambió la forma en que trabajamos, también está impactando el sector educativo.
El uso de la IA en las aulas está suscitando debates sobre su efectividad y el impacto que tendrá en el proceso de aprendizaje. Si bien los estudiantes se ven beneficiados al contar con una herramienta que les permite acceder a información de manera rápida, surge la gran incógnita: ¿realmente estas herramientas enriquecen el aprendizaje o solo facilitan el trabajo de los estudiantes?
Tres docentes con realidades y formaciones distintas, pero con experiencia concreta en el aula, compartieron su visión con LA VOZ DE SAN JUSTO sobre esta tecnología, su uso por parte de los estudiantes y el rol que debería tener en la enseñanza.
Una herramienta útil, si se la sabe usar
Leandro Chiappero es Ingeniero Industrial y docente de Educación Tecnológica en primer y segundo año en la Escuela Normal Superior “Dr. Nicolás Avellaneda”. Utiliza inteligencia artificial tanto en su trabajo en una empresa metalúrgica como en el colegio. "Uso ChatGPT y otras inteligencias para generar contenido pedagógico que me ayude a vincular libros y otras fuentes para armar una clase", comentó.
Además, recurre a estas herramientas para generar evaluaciones y materiales adaptados a distintos niveles de comprensión. "Si la inteligencia artificial se sabe utilizar, es muy buena. Es una herramienta que, como en todo, hay que capacitarse". No la emplea para corregir, pero sí para planificar y reformular evaluaciones: "Reformulo preguntas hasta obtener lo que necesito, hasta que ese trabajo práctico que le doy a los estudiantes pueda obtener como respuesta un pensamiento crítico".
Uno de los aportes que destaca es la posibilidad de adaptar contenidos a estudiantes que necesitan otra aproximación: "Por medio de la IA se puede dar otra mirada de los contenidos al que a lo mejor no comprendió lo que se está viendo, facilitándole otro punto de vista".
En cuanto al uso por parte de los alumnos, Chiappero asegura que se nota claramente: "Al ser chicos entre 11 y 14 años, buscan por ejemplo información en el ChatGPT y pegan directamente el texto de la respuesta que le da tal cual se lo desarrolla". Explica que se reconoce por "el uso de los tiempos verbales, en la redacción", y que como docente entrenado puede identificar cuando un texto no es propio del estudiante.
Aunque en algunos casos los estudiantes no la utilizan correctamente, su mirada sobre la tecnología es que se va terminar usando, por lo que opta por guiar y no prohibir. "Yo no lo prohíbo porque esto no se puede prohibir, es algo que ya está impuesto. Todos los estudiantes están al alcance de una computadora, de un celular, donde pueden tener esta información". Por eso, plantea que es necesario “enseñar a usar la Inteligencia Artificial y este tipo de herramientas”.
En sus clases, por ejemplo, propone actividades de investigación que incluyen la búsqueda con IA: "Trabajo con un tema específico dentro de la planificación y después les hago buscar en el celular o en la computadora que hay en el colegio. Investiguen sobre el tema, a ver qué les dicen, y ahí lo planteamos a toda la clase según la respuesta que obtuvieron y debatimos".
IA en la escuela: más allá del “copiar y pegar”
Analía Mansilla enseña Informática Aplicada en la escuela ProA de barrio Ciudad. En cuarto año trabaja con herramientas ofimáticas y diseño de presentaciones, pero también con temas como Ciudadanía Digital. Este año planea incorporar la IA con un enfoque crítico: "Me interesa que hagan un uso crítico, que a partir de cómo generan los prompts por ejemplo, cómo le hacen a la inteligencia artificial armar el texto, piensen en lo que quieren saber o aprender".
En quinto año ya trabaja con edición de imágenes e incorporó herramientas de generación visual con IA. "Ya estuvimos trabajando en cómo genero imágenes con inteligencia artificial, pero teniendo en cuenta qué le voy a decir, qué quiero, en qué contexto, qué deberían estar haciendo los objetos y detalles relacionados a lo que necesito".
Afirma que, aunque el uso de IA aún no está del todo legitimado en la escuela, los estudiantes ya la utilizan: "Ellos te cuentan que lo usan como una manera de obtener información de forma más cómoda, para acceder a información de manera rápida". En cuanto a sus colegas, observa que algunos también usan IA como herramienta didáctica: "Con algunos profes charlamos que la usan para que les genere preguntas a partir de un texto o que les haga una síntesis para trabajarlo con los estudiantes".
Con una larga trayectoria en educación y formación docente, Mansilla reflexiona sobre el impacto histórico de las tecnologías en la escuela: "La introducción de todas las tecnologías digitales en la escuela siempre trajo esta situación de crisis. Siempre trajo esto de 'la computadora nos va a venir a reemplazar a los docentes'".
Sin embargo, sostiene que la Inteligencia Artificial puede ser una aliada para diseñar desafíos con mayor complejidad, pero que el rol docente sigue siendo clave: “Nosotros, los docentes, tenemos que propiciar esas instancias donde se desarrolle el pensamiento crítico. La inteligencia artificial puede ayudarte a armar el problema, pero después los profesores tienen que generar la situación que atrape al estudiante”.
Respecto a la preocupación por el uso de IA para copiar o eludir el trabajo intelectual, recuerda que el "copiar y pegar" ya existía antes del surgimiento de la web: “Hoy las tecnologías digitales hicieron que ese tipo de tareas repetitivas de copiar y pegar se hagan más rápido, o que te las haga una inteligencia artificial". En ese sentido, cree que el docente debe proponer actividades que exijan algo más: "Nosotros tenemos que generar o propiciar esas instancias para desarrollar el pensamiento crítico".
“El estudiante siempre tiene ganas de aprender”, asegura, y agrega que desde su experiencia nunca se encontró con alguien que no quiera hacerlo. En su recorrido como docente, advierte que muchas veces los estudiantes conocen muy bien ciertas herramientas digitales, pero profundizan en aquellas que más usan. Ahí es donde el rol docente se vuelve clave: mostrar que hay mucho más por descubrir, ampliar el horizonte y despertar la curiosidad.
Para eso, sostiene Analía, es fundamental que el docente también mantenga una actitud activa de búsqueda y formación constante. Explorar nuevas plataformas, conocer software libre como alternativa a los programas pagos, incorporar inteligencia artificial con sentido pedagógico y generar espacios donde se analicen los resultados obtenidos son parte del trabajo diario. “Explorar juntos, compartir herramientas, enseñar a mirar con ojos críticos: todo eso también es enseñar”.
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La mirada desde las ciencias sociales
Fernando Brochero, docente de Historia en la escuela San Martín, también ve potencial en la IA si se la utiliza con responsabilidad. "Es muy útil en cuanto a que los estudiantes puedan usarla para buscar información adicional al tema que se está tratando", señala.
Incluye el uso de nuevas tecnologías en sus planificaciones, siempre que estén "adecuadas a los contenidos que están siendo tratados" y que su uso sea "controlado". Según Brochero, los estudiantes la emplean para realizar ciertas tareas específicas, especialmente para obtener información complementaria.
Sin embargo, mencionó que "si el uso es indebido o excesivo, puede pasar que los estudiantes dependan exclusivamente de la inteligencia artificial sin desarrollar pensamiento crítico o una lectura comprensiva del material". Como los otros docentes entrevistados, también afirma que detecta el uso de IA en diferentes casos: "Uno como docente se puede dar cuenta por ciertas formas en la redacción o en datos adicionales que uno quizá no pide en el trabajo".
Las experiencias y opiniones de estos tres docentes revelan un escenario en transformación. En las escuelas secundarias, al igual que en la vida cotidiana, la IA ya es parte del paisaje. Mientras algunos docentes la integran activamente a sus prácticas, otros deciden emplearla de forma más complementaria.
Todos coinciden, sin embargo, en que prohibirla no es viable ni deseable: el desafío es enseñar su uso responsable, crítico y pedagógico. Como resume Chiappero, "hay que enseñar el buen uso de estas herramientas".