Salud Mental
Actividades que salvan mentes: el poder de la estimulación cognitiva en el Alzheimer

Más de 300 mil argentinos tienen Alzheimer, una enfermedad progresiva e incapacitante y para la que todavía no hay cura. La estimulación cognitiva es clave en su tratamiento ya que, junto a un estilo de vida saludable, actividad física y alimentación sana, puede contribuir a prevenir o demorar el deterioro cognitivo.
La estimulación cognitiva es una parte fundamental del tratamiento de personas con Alzheimer o el diagnóstico de otras demencias. Aprender idiomas, a tocar un instrumento, hacer crucigramas o sopas de letras, leer, jugar al ajedrez, entre otras cosas, forman parte de esta ejercitación cerebral cuyo objetivo principal es potenciar las capacidades cognitivas que aún están preservadas, ralentizando así el deterioro progresivo asociado a la enfermedad.
En el marco del Día Mundial del Alzheimer, que se conmemora cada 21 de septiembre, LA VOZ DE SAN JUSTO dialogó con la licenciada en Psicología María Soledad Camera (MP-5020) de Synapsis, quien explicó por qué es clave esta estimulación del cerebro.
El Alzheimer es una enfermedad degenerativa que lenta y progresivamente destruye células del cerebro. Afecta la memoria y el funcionamiento mental, como pensar o hablar, también puede llevar a otros problemas como confusión, cambios de humor y desorientación en el tiempo y en el espacio.
La psicóloga Camera remarcó que la estimulación cognitiva es de suma importancia como complemento del tratamiento, “Se hace a través de ejercicios para cada paciente en particular, dirigidos a recuperar, perfeccionar y mantener el funcionamiento cognitivo general. Abordamos el área de la memoria, atención, concentración, lenguaje, percepción, cálculo, solución de problemas, planificación, razonamiento y control. Todo eso se complementa con la contención psicológica ya que el estado de ánimo se afecta al perder funciones cognitivas”.
Añadió que entre las actividades más recomendadas como hábitos protectores “se encuentran: iniciar nuevos estudios, aprendizaje de idiomas, aprendizaje de oficios, de instrumentos musicales, teatro y actividades lúdicas como ajedrez, bridge, etc. También se recomiendan actividades como lectura, escritura, conversación, crucigramas, entre otros, ser participativo, opinar con información y lógica sobre diversos temas. Es muy bueno leer, escuchar música, ver películas o teatro, siempre compartiendo sus impresiones con los demás. Al acostarse, destinar unos minutos a repasar lo que se hizo durante el día”.
Camera detalló que éste tipo de intervención, “se basa en la neuroplasticidad del cerebro, esto es la respuesta que posee el mismo para adaptarse a las nuevas situaciones. investigaciones señalan que existe esta capacidad en el cerebro anciano, incluso en el diagnóstico de demencias”.
Olvidos benignos vs patológicos
Si bien, el envejecimiento y la enfermedad de Alzheimer en su inicio comparten el “olvido”, la forma es diferente:
En los olvidos benignos normales del envejecimiento habitualmente la persona olvida parte de situaciones, no la situación completa. Los hechos son recordados fácilmente ante ayuda externa o aparecen espontáneamente más tarde. Las personas están muy preocupadas por sus olvidos, aunque estos no lo afectan significativamente su vida y no se desorientan. Los familiares minimizan el problema.
En cambio, en los patológicos, las personas olvidan toda la situación y no la recuerdan más, preguntas más y repiten relatos. Los familiares están más preocupados que ellos, estos olvidos le traen complicaciones importantes en su vida social y se asocian a desorientación espacial, aumentando con el correr del tiempo.
Puede interesarte
“Volví a ser como antes”
Eladio Pedro Musso tiene 81 años y sufre demencia de tipo vascular, el segundo diagnóstico de demencia más frecuente después de la enfermedad de Alzheimer. Se manifiesta con pérdida de memoria, desorientación y escaso nivel de lenguaje.
No podía caminar bien, se tropezaba, no podía manejar, estaba aislado del mundo porque le costaba mucho hablar, no encontraba las palabras adecuadas, pero con la estimulación cognitiva comenzó a mejorar.
“Después del tratamiento de estimulación cognitiva volví a poder hacer cosas, ahora voy solo a la sesión, volví a manejar acompañado por mi esposa, hasta volví a jugar a las bochas y salir con mis amigos. Es muy importante y lo recomiendo, volví a ser como antes, mejoró mucho la calidad de vida porque veo los cambios en mi día a día, tengo más lucidez, aunque hay que tener disciplina”, comentó a LA VOZ DE SAN JUSTO, Eladio, que vive en Porteña.

Su familia también nota los cambios. Su nuera Fabiana contó que cuando empezó el tratamiento, “estaba realmente mal, tenía dificultad para mantener el equilibrio, para razonar, para manejarse por sí mismo en todos los ámbitos. Pero ahora vemos cambios sorprendentes tanto en su personalidad, como en la manera de razonar, expresarse, volver a tener habilidad para las Matemáticas, salir con sus amistades y volver a ser él mismo poco a poco”.