Educación
Aceite a partir de orujo de uva: el proyecto de una alumna de Ingeniería Química
/https://lvdsjcdn.eleco.com.ar/media/2025/08/proyectos_utn_agustina_trucco.jpeg)
Agustina Trucco, estudiante de la UTN San Francisco, presentó su trabajo final en el marco de dos jornadas académicas donde alumnos expusieron sus proyectos de carrera. Su propuesta tiene un enfoque sustentable y trabaja con residuos de la industria vitivinícola.
El martes 29 y el jueves 31 de julio, la UTN San Francisco organizó dos jornadas académicas en las que estudiantes de Ingeniería Química e Ingeniería Industrial presentaron sus proyectos finales de carrera. En el marco de la primera jornada, dedicada a Ingeniería Química, la alumna Agustina Trucco expuso su propuesta titulada “Producción industrial de aceite a partir de orujo de uva”, un trabajo que destaca por su enfoque sustentable, la revalorización de residuos de la industria vitivinícola y su potencial aplicación en distintas ramas productivas.
“El proyecto es hacer aceite de uva, pero partiendo del orujo”, explicó Agustina a LA VOZ DE SAN JUSTO. El orujo es el residuo sólido que queda después de extraer el jugo de la uva para la producción de vino. Está compuesto por la piel, la pulpa y las semillas. “El aceite se obtiene de la semilla, y se puede partir directamente de la uva. Yo decidí partir del orujo, que es un desecho para las bodegas”.
La idea surgió luego de una visita a un viñedo, donde los responsables comentaron que no sabían cómo tratar el residuo del orujo, ya que se trata de materia orgánica que no puede ser desechada fácilmente por cuestiones ambientales.
Puede interesarte
Usos y beneficios
Su trabajo final propone revalorizar este residuo transformándolo en un aceite versátil y altamente rentable. “El aceite se puede usar en tres industrias: la alimenticia, la cosmética y la farmacéutica”, detalló. En el ámbito alimenticio, su uso va desde la cocción hasta el aderezo: “Se utiliza más que nada para freír, porque el punto de humedad es alto, y también como condimento. Al ser prensado en frío, conserva el sabor frutal de la uva”.
En cosmética, el aceite de uva ofrece propiedades antioxidantes. “Se usa en cremas que reducen el envejecimiento, en protectores solares, aceites faciales y tratamientos capilares”, explicó. En el área farmacéutica, en tanto, su alto contenido en vitamina E lo vuelve ideal como suplemento vitamínico.
Uno de los puntos clave del proyecto es que el proceso de obtención es rápido y eficiente. “En un día ya obtenés el aceite. La planta que diseñé está pensada para trabajar ocho horas diarias. En una semana se pueden producir 600 litros a granel”, indicó. Su planteo no incluye la aplicación directa del aceite, sino que está orientado a la venta del producto base para que las industrias le den uso final.
Además de su viabilidad técnica, el valor diferencial del proyecto está en su enfoque ecológico y su impacto en la economía circular. “Estoy reduciendo costos y a su vez disminuyendo el impacto ambiental. Paso de un residuo a un producto”, señaló. La propuesta responde también a una creciente demanda del mercado por productos naturales y libres de aditivos. “Hoy el consumidor busca alimentos y productos que no tengan conservantes. Todo se encamina hacia lo sustentable”.
Agustina también analizó qué sucede actualmente con el orujo en las bodegas que no lo reutilizan: “se usa como abono en el campo, otros lo venden a muy bajo precio como relleno para alimento animal”. Su iniciativa propone darle una segunda vida a ese material, maximizando su valor.
Durante su presentación, destacó que el producto final es ecológico, reduce la contaminación y cumple con regulaciones ambientales que impiden el descarte indiscriminado de residuos orgánicos. “El fundamento del proyecto es la demanda creciente en mercados saludables y naturales”, afirmó.
Al tratarse de un proceso mecánico, sin uso de calor ni aditivos, el aceite conserva todas sus propiedades. “No le agrego nada que altere sus características. Por eso la calidad es tan buena, y es considerado un aceite premium”, concluyó.
Con este proyecto final, Agustina logró presentar una solución concreta a un problema real, con beneficios productivos, ambientales y económicos. Un ejemplo claro de cómo la ingeniería y la conciencia ecológica pueden ir de la mano.
Las jornadas, realizada en el salón de actos de la UTN San Francisco, también incluyó otros proyectos finales presentados por estudiantes, como la producción industrial de detergente para lavavajillas y la elaboración de barras de cereal fortificadas con vitamina C, que al igual que la propuesta de Agustina, evidenciaron un fuerte enfoque en la aplicabilidad de sus trabajos en contextos reales.