Acción frente a emergencias climáticas
El noreste del país vive un panorama muy delicado por las lluvias por lo que es imperioso llegar con todas las medidas destinadas a aliviar los padecimientos. La acción oficial en este punto es imprescindible. De otro modo, el agua continuará haciendo estragos en aquella región.
El noreste del país está viviendo una situación desgraciada producto de las intensas lluvias que se abatieron durante los primeros días del año. Casi 500 milímetros de agua caída se registraron en la capital de Chaco, Resistencia, durante la primera quincena de enero, estimándose que esta cantidad se incrementará notablemente en los próximos días como consecuencia de la persistencia de las precipitaciones.
La situación en algunos poblados de Chaco, Corrientes y el norte de Santa Fe es dramática. El agua avanza a través de los campos y anega las zonas habitadas, debiéndose implementar urgentes medidas de asistencia para los más afectados, generalmente habitantes cuya situación socioeconómica no es la más favorable. Por ello, la solidaridad frente a la emergencia climática se hace ineludible. Primero las autoridades provinciales y nacionales y luego las instituciones intermedias cumplen un rol esencial en materia de ayuda a los damnificados por estas lluvias intensas.
De hecho, incluso en nuestra ciudad y la región, varias entidades han anunciado que comenzarán a recolectar elementos para destinar a las víctimas de los temporales en el noreste de la Argentina. La ayuda que se pueda conseguir será de vital importancia para que la normalidad pueda retornar a esa zona. Agua, leche en polvo, pañales, repelentes y espirales contra mosquitos aparecen como las necesidades más urgentes, según se ha informado.
Pero la acción también debe verificarse en otros aspectos esenciales. La presencia de los gobernantes en las zonas afectadas quizás no resuelva el problema de manera inmediata, pero es un gesto mínimo de respaldo a quienes trabajan para evitar el embate de las aguas y sostener a los afectados. El mantenimiento de los canales de desagües tanto rurales como urbanos y la educación ambiental de las poblaciones es otro requisito para que las consecuencias no sean demasiado nefastas. Así lo advirtió hace algunos días el diario El Norte de Resistencia cuando instó a la población de esa capital a no arrojar residuos que "pueden provocar taponamientos", porque "la basura que ingresa a la zona de trabajo de las estaciones de bombeo impide que éstas cumplan su tarea con la exigencia y celeridad que requieren las situaciones de emergencia".
El noreste del país vive un panorama muy delicado por las lluvias por lo que es imperioso llegar con todas las medidas destinadas a aliviar los padecimientos. La acción oficial en este punto es imprescindible. De otro modo, el agua continuará haciendo estragos en aquella región.
Es que no se pueden admitir demoras en los trabajos de recuperación de las zonas afectadas. Esto cabe para todas las regiones del país que sufren las consecuencias de las emergencias producidas por las fuertes tormentas, incluso por aquí teniendo en cuenta la experiencia vivida hace poco más de un mes en San Francisco con el azote de un violento temporal del que aún la ciudad no se ha recuperado totalmente.