A cinco años de una tarde gloriosa
Se cumplen este sábado 5 años del ascenso de Sportivo Belgrano a la B Nacional tras aquel 1-1 frente a Santamarina en el estadio "Oscar C. Boero". A los 46' del complemento, Juan Manuel Aróstegui de penal señaló el empate, y por ventaja deportiva, la "Verde" consiguió el histórico logro. Nuestro periodista Fernando Quaglia bajo el título "San Francisco es Nacional" así había descripto la imborrable jornada.
Sportivo: te aviso que no puedo de otra manera. Voy a romper un paradigma de la redacción periodística. La crónica del ascenso de Sportivo Belgrano al Nacional B la escribiré en primera persona. Una primera persona que no es la del periodista que durante tantos años ha reseñado tus encuentros. Tampoco de los colegas bastante más jóvenes que viajan por el país siguiéndote, con quienes nos dimos un abrazo fervoroso cuando se decretó tu ascenso. Esta primera persona es la de un sanfrancisqueño, que ama su terruño, que te vio en la mala y que goza de este presente. Nada más y nada menos.
Es la voz de los miles que estuvieron en el Boero. Y de los tantos otros que en sus hogares de la ciudad o repartidos por el país y el mundo sufrieron hasta el instante final para luego desatar una alegría que pocas veces pudimos experimentar.
Sportivo, sos de la B Nacional. Este galardón obliga a expresar con más fuerza que San Francisco en su conjunto es nacional. Lo es porque los jugadores, técnicos y dirigentes que llevaron tan alto la camiseta verde le dieron un gran ejemplo a una ciudad entera: las grandes proezas se cristalizan cuando se tienen metas concretas, cuando se trabaja con honestidad y responsabilidad, cuando se pone todo lo que se debe, cuando la unidad del grupo es más que las aspiraciones individuales.
Sensaciones
Te vi ordenado y tranquilo en los primeros minutos del partido. Pero cuando Capella cabeceó muy solo a los 10' y la pelota se fue lamiendo el palo derecho, la primera sensación fue la de experimentar que el partido sería muy complicado.
Quizás, Sportivo, vos lo sabías. Y, tal vez, yo también. Pero la idea de soportar lo que soporté al final no me pasaba por la cabeza. Porque además, Santamarina no lastimaba. Salió a ver qué pasaba. Y vos, con Barrionuevo por los extremos, las subidas del "Chapa" y las habilitaciones de Francia tenías argumentos suficientes para exhibir una superioridad, tenue pero superioridad al fin. Dos cabezazos de García y el error de Bertoya que Aróstegui no esperaba fueron las más claras situaciones de gol que le creaste a un rival ordenado pero que no dañaba.
Aquel bostezo que fue la primera etapa no permitía presagiar el torbellino de sensaciones que llegaron después. Había entrado Strada. "Este nos vacuna siempre", dijo alguien a mi lado. Además, para Santamarina también juega Michel, que es de otra categoría como varios de los tuyos, Sportivo. El 7 del equipo bonaerense se tiró atrás y comenzó a generar juego. Y los tandilenses se vinieron. Ese particular personaje que es el "Sapito" Coleoni lo puso a Brittes y a Palacio para inclinar la cancha. Y te metiste atrás Sportivo. O te obligaron a hacerlo. Y los minutos pasaban. Y cada vez se jugaba más cerca del arco de Barucco. El problema se agravó porque tus réplicas no eran punzantes. Casi siempre se buscó a Barrionuevo, pero los centros del "Indio" no fueron los de otras tardes. La defensa revoleaba y Galarraga se acalambraba, síntoma de que las cosas se ponían complicadas.
"El drama se está instalando", escribí en la pantalla de la notebook. Iban 34' cuando lo hice y los corazones latían cada vez más rápido. Se detuvieron cuatro minutos después cuando Michel aguantó una pelota en el área y tocó atrás para que Strada definiera. No podía ser real Sportivo. Otra vez no.
Mazzola -te deben más reconocimiento Carlitos- hizo saltar a Zampedri y Ortiz a la cancha. A quemar las naves. El empate bastaba, pero parecía una quimera. Centro del "Indio", Zampedri cabeceó y Bucci con las dos manos arriba como un basquetbolista desvió la pelota. Penal para Sportivo. Tantas veces bromeamos por los penales para Talleres en este último tiempo. Pero éste fue penal, te digo.
No lo vi. Me di vuelta y en medio de la angustia comencé a recordar otras definiciones, otras jornadas dramáticas. Alguna que otra plegaria llegó mis oídos y me sumé a ella. Levanté la vista y todos los ojos estaban llorosos. Sentí el grito. Y grité. Rompí otra de las reglas periodísticas: me involucré en el hecho. A esta altura no importó. Si todos éramos un abrazo, un grito común, una exhalación. Me dijeron que el Juanma lo tiró a la derecha y que el arquero fue para el otro lado. Lo corroboré luego con la televisión.
Después Ortiz tiró el triunfo por arriba del travesaño. Y Argañaraz no se llevaba el silbato a la boca. Te ratifico Sportivo que esos minutos fueron un suplicio. Luego, el festejo loco. El carrito con Urquiza y el Yiyi por toda la cancha, los abrazos con cualquiera, la vuelta olímpica y los jugadores trepados al arco de ruta. Emoción pura en el gesto de todos los que honraron tu historia esta temporada. Si bastaba mirarlo al "Lucho" Mazzina para que las lágrimas brotasen otra vez. Lágrimas, sí. Otra vez ellas, protagonistas de tantas tardes en el Boero, aunque ahora con el significado más pleno y hermoso: eran pura felicidad.
Sportivo, "verde" querida: las lágrimas son el símbolo de lo lo que vos podés generar. Te costó en admitirlo en otras épocas. Pero reconocelo: sos el causante de una pasión inextinguible.
¿Te darás cuenta Sportivo de lo que conseguiste? Los días que vienen te permitirán reflexionar sobre lo logrado. Lo hiciste a tu manera, es verdad. No vale si no se sufre por la "verde". Llegaste a un sitial que sólo pocas instituciones en el país pueden alcanzar. Lo hiciste utilizando buenas armas, lo que no es poco en esta realidad nacional en la que todo parece sospechoso. Lo hiciste apelando a los valores más importantes. Lo hiciste honrando a los que en todos los ámbitos hicieron grande a esta ciudad con su vocación de trabajo y su fe en el progreso y desarrollo de la comunidad.
Sportivo: hiciste que San Francisco fuese Nacional.
No me voy a olvidar de esta gloriosa tarde.