A 3 años del Consultorio Inclusivo piden que más profesionales “se dejen a travesar por la perspectiva de género”

En el Hospital Iturraspe funciona como un nexo para garantizar los derechos de la comunidad LGBTIQ+. Incluye controles de clínica general, tratamientos de hormonización y atiende cuestiones sociales. Quienes integran el servicio reconocen un gran avance, pero advierten que se necesitan más colegas orientados y capacitados en la temática.
Por Cecilia Castagno | LVSJ
El Consultorio Inclusivo que funciona en el Hospital "J. B. Itutrraspe" cumple su tercer aniversario y se consolida como un lugar de atención y contención en un marco de respeto a la identidad de género, como debería ser en cualquier otro consultorio público, o privado. Sin embargo, en la práctica aún se sostiene la estigmatización y cuesta romper con el molde patologizador.
El consultorio para la diversidad es, fundamentalmente, un espacio de humanidad y de acceso a derechos. Carla Ghisolfi, licenciada en Trabajo Social; Verónica Bessone, enfermera, y las médicas ginecólogas Paulina Casale y Lara Spertino atienden a todos los pacientes trans, binarios o de cualquier género que llegan a realizar una consulta.
En entrevista con LA VOZ DE SAN JUSTO, las profesionales admitieron que si bien hay un gran avance, falta mucho más. Y afirmaron que se necesitan más médicos y profesionales de la salud con un enfoque en los derechos humanos, que "se dejen atravesar por la perspectiva de género". Y estacaron el rol del Centro Trans San Francisco como primer impulsor para que el hospital provincial contara con un equipo interdisciplinario que acompañe a la comunidad en su proceso de reconocimiento.
Durante dos años por la pandemia no pudieron incorporar más pacientes sino sostener a los que ya estaban; volver a la normalidad permitió atender actualmente a unas 40 personas. Se acercaran con diferentes historias a cuestas, contando qué les pasa por dentro antes de poder acceder a un tratamiento de hormonización, es decir, al uso de medicación controlada para modificar el cuerpo en función de su identidad o expresión de género autopercibida.
También están quienes realizan consultas por salud sexual e integral o están avanzando en los controles médicos para iniciar el proceso. Algunos varones trans preguntan por la operación de masculinización de tórax, mientras que en muy pocos casos hay consultas por vaginoplastia y faloplastia, cirugías que solo se realizan en Buenos Aires.
Se atiende a personas de todas las edades, pero principalmente adultos jóvenes. Las entrevistadas confiesan que no solo significa un cambio físico, sino un cambio de vida para ellos.
El próximo jueves celebrarán el 3º cumpleaños del Consultorio Inclusivo en el Hospital, con velitas y fiesta incluida, porque son tres años de trabajo pero muchísimos más de orgullo y lucha, y porque todo lo que genera conciencia y reivindica derechos siempre merece celebrarse.
Atender las diversidades
Dicho por el propio equipo, el Consultorio Inclusivo es "un puente" para garantizar los derecho que la comunidad LGBTIQ+ se ganó. "Es la posibilidad de las personas trans de San Francisco y la región de acceder al sistema de salud y poder tener un seguimiento con profesionales y ya no tener que depender de viajar a otras ciudades. Además, es una herramienta para evitar la automedicación o medicación entre pares. Espacios como este les permite mejorar su calidad de vida, no solo desde la salud sino en otros aspectos como el acceso al trabajo, una vivienda digna, a la educación", manifestó Ghisolfi quien junto a sus colegas se prepararon para que sea un lugar de contención donde conocer las realidades de todos y actuar en consecuencia.
No obstante, en esta nueva época de inclusión, aún se vive un momento de aprendizaje. "Todavía hay mucho trabajo por delante -reconoció Bessone-. Históricamente, las personas trans no accedían al sistema de salud, recibían maltratos, por desconocimiento de los profesionales o por otros motivos; su expectativa de vida era muy baja".
"Cuando el consultorio abrió sus puertas hubo críticas por parte de otros profesionales, que planteaban ¿por qué había que crear un consultorio aparte si somos todos iguales? Y sí, ojalá algún día estos consultorios no existan más y se atienda a todos por igual. Pero lamentablemente, la realidad es que las personas trans eran expulsados del sistema de salud", agregó
Pese a los derechos que hoy brinda la ley, "siguen existiendo personas que tienen muchos prejuicios. Eso lo vemos sobre todo con las prepagas y obras sociales". También se da a nivel laboratorios, ecografías y en otras etapas que requiere, por ejemplo, un tratamiento de hormonización. "Por ahí la salud limita mucho", dijo Ghisolfi.
"Las obras sociales no están garantizando la medicación. Además, en algunos casos los laboratorios les exigen estar registrados en el pedido médico con el nombre que figura en el DNI" cuando bien sabemos que la Ley de Identidad de Género no obliga a tener hecho el cambio registral (rectificación registral del sexo)", contó. Así como tampoco en la Argentina, a diferencia de otros países, hormonizarse no es una obligación para realizar un cambio de identidad de género.
"Esas dificultades tiene que ver, por un lado, con la desinformación y por otro, con los prejuicios, con lo que 'yo quiero, lo que considero que debe ser', y no es así, porque si cada uno hará su propia interpretación de la ley, será complicado", dijo la asistente social.
"Ojalá algún día estos consultorios no existan más y se atienda a todos por igual".
Mucho más que medicina inclusiva
"Quienes se acercan al consultorio no solo demandan atención en salud, buscando adecuar su cuerpo a su identidad autopercibida o por problemas para acceder a chequeos de control para ver cómo sus órganos está asimilando la medicación, sino que además llegan con preguntas sobre identidad de género, cambios en el DNI, por dificultades en el sistema educativo por no ser registrados como se autoperciben", enumeró Ghisolfi.
En cuanto al perfil de los pacientes, Bessone indicó que "en general se trata de una población adulta. Desde los 13 años pueden venir solos a las consultas, no es necesario que los acompañe un familiar u otra persona".
La mayoría de las consultas son por tratamientos de hormonización, lo que "implica un seguimiento del paciente, porque según las características físicas se les suministrarán determinadas dosis y formas de administración. Es un cambio gradual, cada paciente tiene su propio proceso, depende de cada uno, sus necesidades y la reacción de su cuerpo".
"Los adolescentes vienen y preguntan cómo es la medicación y el tratamiento, qué les cambiará", añadió Bessone. Y aunque son menos, también hubo consultas por cirugías, que solo se hacen en Buenos Aires.
"No implica solo un cambio físico, sino un cambio de vida y necesitan del personal de salud que los acompañe -continuó- Los ves después y son diferentes, no solo en el consultorio, sino en su vida, se los nota felices".
En cuanto al aspecto físico, "cuando las hormonas empiezan a hacer efecto, los pone muy bien porque es lo que están esperando, cuentan que empiezan a sentirse mejor con ellos mismos y con su entorno. Y eso es muy gratificante también para nosotros", aseguró.
"Escuchamos cosas como 'no hago el cambio de identidad porque tengo miedo de perder el trabajo'", contaron Carla y Verónica. (Fotos: Marcelo Suppo | LVSJ)
"Nos movilizan mucho las historias de vida"
"Fue una alegría que este consultorio hace tres años se convirtiera en una realidad -vitorea Bessone-. Poder brindar este espacio a las personas trans, que saquen turno, que tengan una historia clínica digital, como cualquiera de nosotros, es una satisfacción enorme para nosotros, personalmente y como profesionales de salud, y debe serlo para la sociedad".
"Nos movilizan mucho las historias de vida detrás de cada persona, su angustia porque se vulneran sus derechos, historias de violencia, de discriminación, entonces poder garantizarles el acceso a la salud ya es un muchísimo -completa Ghisolfi-. Esas historias condicionan la vida de estas personas. En el consultorio escuchamos cosas como 'no hago el cambio de identidad porque tengo miedo de perder el trabajo', 'porque no sé cómo me van a llamar en el laburo, más allá de que mi aspecto, mi expresión de género sea femenina, prefiero que me sigan llamando por mi nombre de varón'. Todas estas cosas que suenan terribles, siguen condicionando el presente" de las personas transgénero.
Carla y Verónica reconocen que enfrentar esta experiencia hizo que incluso ellas cambiaran junto a los pacientes. Las hizo reafirmar un montón de cosas y desarmar un montón de otras. "Fue un cambio para nosotras también y todo el tiempo es un desafío". En ese proceso de aprendizaje mutuo, se van vinculando con otras instituciones u actores sociales con los que comparten "el mismo interés y ganas de trabajar para garantizar los derechos de la población trans, de involucrase en su lucha. La capacitación, la teoría... son fundamentales, pero se necesita voluntad y dejarse travesar por la perspectiva de género", instó Ghisolfi.
"Quienes nos interesamos en la atención del colectivo trans nos capacitamos, investigamos, pero esto también tiene que ver con la empatía y con las ganas de ayudar al otro", asintió Bessone.
"Nuestro mensaje para otros profesionales de la salud es que no tengan miedo. No somos el obligo del mundo, hay cuantas identidades como personas existen y tenemos que convivir de la forma más amorosa y cuidada posible, con derechos por igual para todos".
Desearían que muchos colegas se acercaran a esta temática. "Claro que esto implica que los profesionales no solo tengamos que incorporar nuevos conocimientos teóricos, leyes, también dejarse interpelar por la perspectiva de género en todos los ámbitos de la vida personal", concluyó Ghisolfi.
Atención
El Consultorio Inclusivo del Hospital Iturraspe atiende los jueves. Los turnos pueden solicitase al teléfono 0800-555-4141.