A 17 años del Cecom, el “billete” que afectó al comercio local y tuvo sus propios “arbolitos”

Salió a la calle en octubre de 2000 y se despidió en junio de 2003. Ante las dificultades que acarreaba su circulación y los intereses colocados para su recepción, en septiembre de 2001, el Concejo Deliberante decidió que podían utilizarse para pagar los impuestos municipales.
En el inicio de la década del 2000, los sanfrancisqueño debieron hacer malabares para subsistir, como en el resto del país, ante una crisis económica durísima.
Un 28 de febrero de ese año, la ordenanza Nº 4.753 aprobada por el Concejo Deliberante de San Francisco, autorizaba la emisión del Certificado de Cancelación de Obligaciones Municipales (Cecom), el cual tuvo tres emisiones hasta desparecer en junio de 2003.
Pero como en todo, mientras muchos se las rebuscaban para vivir y utilizar esta nueva moneda que convivía con los pesos, otros se beneficiaron. A tal punto, se recuerda, aparecieron los reconocidos "arbolitos".
La recesión imperante actuó como la mejor excusa para darle entrada a estos bonos, que se convirtieron en un dolor de cabeza para el sector comercial sobre todo, que debió lidiar con proveedores, como así también el personal municipal que percibía hasta el 20% de su sueldo neto en Cecom. A su vez, las indemnizaciones, retiros voluntarios y otras compensaciones económicas a estos últimos, se pagaban en su totalidad con este bono.
ParaJorge Bianchi, por ese entonces director de Presupuesto de la municipalidad, el sueldo disminuía considerablemente: "El gran problema que tenía el Cecom era que lo ibas a cambiar a algún lado y te aplicaban una quita, es decir, a nosotros el sueldo real se nos disminuía notablemente. Significaba una pérdida de poder adquisitivo. El sueldo real, en la práctica, no era lo que cobrábamos", señaló al ser consultado porLA VOZ DE SAN JUSTO.
En sus primeros meses de circulación, el bono local -que supo convivir con el provincial Lecor y el nacional Lecop- se encontró con serios problemas: algunos comercios no lo aceptaban, existían quitas considerables -hasta del 30%- en caso de abonar con bonos, los proveedores de otras localidades no lo recibían y así se dificultaba el abastecimiento, entre otras.
Por ese motivo, hace 17 años, un 6 de septiembre de 2001, mediante la ordenanza Nº 4.987, el Concejo Deliberante modificó el artículo séptimo de la ley primigenia, permitiendo abonar con este papel el "Plan de Regulación de Deudas Municipales" y hasta el 50% de las tasas y servicios municipales. Además, las contribuciones que incidían sobre el comercio, la industria y las empresas de servicio, podían abonarse en su totalidad.
"Esa época es cuando la gente estuvo más al día con los impuestos municipales porque le devolvía de esa forma los Cecom a la municipalidad", recordó el joyeroJosé González.
Cobrar con Cecom
"Para los que cobrábamos en Cecom fue una experiencia bastante traumática. Yo personalmente tenía un préstamo y no me aceptaban bonos. Esto producía un efecto en el que perdía 20 o 30% del salario", aseguró Bianchi.
También recordó que "todo aquel que recibía el Cecom hacía una quita, en algunos casos de hasta el 30%. El bono reemplazaba al billete pero de ninguna manera tenía su fuerza legal", afirmó, agregando: "Hasta llegaron a existir arbolitos de Cecom. Por calle Echeverría, en la puerta de municipio, había personas que los compraban y luego hacían su negocio".
El recuerdo de los comerciantes
José González, propietario de una joyería céntrica, recordó de qué forma se vio afectado el rubro en que trabaja: "Había que hacer malabares por todos lados, la mayor parte de nuestros proveedores son de otras ciudades y por ende no recibían el bono que nosotros sí recibíamos de nuestros clientes".
Según González, "el problema estaba en la gente y en la circulación. Ibas a un supermercado, a una casa de electrodomésticos, u otro rubro y era muy acotado el porcentaje que recibían de Cecom por su escasa circulación", aclaró.
Américo Sciola, peluquero, fue contundente: "¡Qué época y qué momento! En mi rubro, que es pequeño y existe un solo valor para el corte, no me afectó mucho pero sí a muchos de mis clientes. Sí me ocurrió que clientes característicos me quisieron abonar en bonos pero en esos casos les decía que los tengan, que en otro momento me lo pagaran".
Y agregó: "Yo no los quería ni ver (a los Cecom) porque era negocio para los que tenían, era una trampa, una mentira. Al que no tenía le sacaron más todavía", apuntó.
A su vez,Evaristo Giordano, comerciante e integrante del Centro Empresarial y de Servicios de San Francisco (CES) en esa época sostuvo: "Era un momento de gran incertidumbre. Los empleados, que percibían parte de su sueldo en Cecom, y los comerciantes fueron los más perjudicados, sobre todo los empresarios por el volumen de acumulación de bonos".
Luego indicó que la gente "no se quedó con bonos pero los comercios sí, porque juntaban y juntaban y no tenían salida".