Un pájaro albañil: el hornero conquistó el cemento sanfrancisqueño

Sus típicas "casas" de barro forman parte del hábitat y el paisaje urbano de nuestra ciudad.
Según un relevamiento de la Asociación para el Medio Ambiente y su Dinámica (Amad), San Francisco presenta una faltante de alrededor de 5.000 árboles en el ejido urbano, es decir, uno cada 12 habitantes.
No obstante, esa menor presencia de árboles en el ámbito urbano no impide que los horneros tomen "por asalto" la ciudad, aunque aseguran que su presencia va en retroceso.
El hornero (Furnarius rufus), también es conocido como casero, caserito, albañil, hornerillo o Alonsito, construye su casa en la copa de los árboles, en los alambrados de los campos, también está presente en plazas, ¡y hasta en los semáforos!, pero de un tiempo a esta parte, se lo ve con más frecuencia en postes de luz.
Es uno de los pájaros que prefiere habitar cerca del hombre. Es muy común escucharlo cantar a dúo junto con su pareja.
No se lleva un relevamiento de cuántas "casas" de horneros hay en la ciudad, pero estiman que miles. Quienes sí llevan una cuenta, pero a nivel nacional, son dos biólogos que ya tienen registrados casi 9 mil de las típicas construcciones de barro que realiza el ave nacional, con Buenos Aires y Entre Ríos como las provincia con mayor cantidad de avistajes y La Rioja, en el otro extremo. A partir de una aplicación (Hornero App), se proponen conseguir información sobre la forma en la que el Furnarius rufus realiza su característica construcción de barro, raíces, pajitas, estiércol o crin de caballo, utilizando su pico como única herramienta. Con sus 20 centímetros de longitud y sus 54 gramos, el hornero fue designado como ave nacional en 1928: habita tanto ambientes urbanos como campestres, en donde construye su característico nido de barro. Entre seis y quince días son necesarios para que estas aves realicen la construcción que pesa entre cuatro y cinco kilos, puede soportar hasta 100 kilos y mantenerse firme a pesar del sol o las tormentas: pese a su resistencia, todos los años confeccionan uno nuevo y abandonan el viejo, que suele ser ocupado por otras especies que aprovechan el recinto. El hornero no sobresale ni
por su plumaje (nada colorido) ni por su canto ni por ni tampoco por su vuelo
ya que es un pájaro pequeño, de vuelo escaso y no muy rápido
Relevamiento
Hasta en los semáforos construyen su hogar
Gorriones "usurpadores"
El atractivo que genera el hogar que pacientemente construye es el motivo principal por el cual los gorriones se hayan convertido en los principales enemigos del hornero.
Eso es así puesto que una vez que el hornero concluye con su trabajo y se da a la grata tarea de citar a su pareja para estrenar su nueva casa, no tarda en aparecer el temido gorrión quien luego de agredirlo, pasa a ocupar ese hornero a fuerza de ejercer violencia sobre su "legítimo propietario"
Ernestina Saravia, representante de Amad, y quien tiene una dilatada trayectoria en el estudio de diferentes especies de aves, dio a conocer distintos detalles relacionados con las costumbres del hornero y los peligros a los que se enfrenta esta especie.
Ernestina Saravia (Amad): "La usurpación
del gorrión que debe enfrentar el hornero llevaron a que paulatinamente el
número de ejemplares vaya disminuyendo".
"Es una verdadera lástima ver cómo un usurpador como el gorrión le quita al hornero su hogar luego que este se esforzó mucho por llevar a cabo una construcción admirada por todos", explicó.
Si bien es cada vez más escasa la presencia de bosques, esto no impidió que el hornero se acerque a la ciudad en busca de lugares aptos para construir su nido.
"Desde hace tiempo se hace muy frecuente poder ver varias casitas de hornero", dijo Saravia, aunque aclaró que "muchos otros ya se observa que han sido usurpados porque se les puede ver materiales característicos que utilizan los gorriones en sus nidos".
Por ser un ave considerada pasiva, el hornero puede habitar en las ciudades, sobre todo porque "tiene un carácter muy sociable, lo que le permite vivir entre los seres humanos a partir de un proceso de adaptación que supo transitar durante muchos años", precisó la guardiafauna.
El problema de la usurpación del nido no es el único inconveniente al que debe enfrentarse el hornero. Según Saravia, esta ave tan pintoresca y trabajadora "también debe vérselas con el tordo negro que al igual que el gorrión le saca el nido y allí pone sus huevos.
"Estos problemas que debe enfrentar el hornero llevaron a que paulatinamente el número de ejemplares vaya disminuyendo", dijo Saravia.
El hornero es la única especie de ave americana que construye su hábitat de esa manera, utilizando paja, ramas y barro y valiéndose solo de su pico para llevar a cabo semejante trabajo.
"Es la única ave que tiene este tipo de 'viviendas', el resto construye nidos. El hornero realiza su construcción y en su interior está su nido", agregó.
Casi 9 mil nidos
A más siete meses del comienzo de su proyecto de ciencia ciudadana para estudiar el nido del hornero, los biólogos Nicolás Adreani (de Neuquén) y Lucía Mentesana (de Buenos Aires) hicieron un análisis de los resultados obtenidos del registro que concluirá en octubre próximo para el proyecto de ciencia ciudadana que llevan adelante en la Argentina, Uruguay, Brasil, Paraguay y Bolivia.
Un total de 8.787 nidos fueron registrados en esos cinco países, que son los que habita el hornero: en nuestro país llevan contabilizados 6.636; en Uruguay, 1.339; en Brasil, 406; en Paraguay, 208; y en Bolivia, 198.
Al hacer el análisis del aporte argentino al proyecto, la mayor cantidad de registros se hizo en la provincia de Buenos Aires, con 1.998 aportes de la gente; seguida por Entre Ríos, con 1.853 avistamientos; y Santa Fe, bastante más atrás con 610.
"El récord de nidos observados por persona es de 1.500 y fue alguien de Entre Ríos", cuentan Adreani y Mentesana, sin ocultar su sorpresa: un promedio de 166 registros por mes.
En contraposición al entusiasmo de ese litoraleño, los científicos esperan que desde La Rioja comiencen a llegar registros, ya que hasta el momento no han recibido aportes de ciudadanos de esa provincia: también instan a los catamarqueños, sanjuaninos, chaqueños, formoseños y santiagueños a sumarse a la iniciativa.
En ese sentido, los biólogos agradecen el aporte de las más de 800 personas que colaboran con la observación y el registro de los nidos de hornero: "Desde que comenzamos el proyecto, la respuesta de la gente ha sido siempre muy positiva. Este proyecto tiene la particularidad de llegar a los ciudadanos a partir de diferentes experiencias, y así nos lo transmiten. La gente nos cuenta anécdotas de la infancia o actuales relacionadas con el hornero, y curiosidades que observan a partir de buscar nidos".
"También nos hacen preguntas generales sobre la biología del hornero u otras aves, y preguntas más particulares sobre el proyecto en sí. Nos han contactado maestras contándonos que han incluido el proyecto como actividad escolar entre los alumnos, y familias diciéndonos que grandes y chicos salen a buscar nidos todos juntos", destacaron los científicos a Noticias Argentinas.
Los biólogos subrayaron que "son muchos los ciudadanos que han dicho que a partir de este proyecto pasan más tiempo atentos a la naturaleza que los rodea y que se han sorprendido de ver la diversidad de aves que hay, incluso en las grandes ciudades".
Y concluyeron: "Es por todo esto que el intercambio con la gente ha sido, sin duda alguna, lo más lindo y gratificante que ha tenido y tiene este proyecto".
La iniciativa de Adreani y Mentesana cuenta con el apoyo de entidades como Aves Argentinas, Aves Uruguay y Aves Bolivianas, así como también de la Escuela Internacional de Investigación "Max Planck" de Biología Organismática (Imprs).