San Francisco distópica, otoñal y pandémica
Parece ciencia ficción pero también es realidad. Se ve distante pero podría ocurrir. Los días pasan, la cuarentena tambalea entre flexibilizarse o no y la pandemia plantea escenarios de película que nadie desea se llenen de personas y a todos los abrume aun más la realidad.
Por Ivana Acosta | LVSJ
Hace frío y es de mañana. Un otoño típico donde las temperaturas nos anuncian el cambio que se avecina. También es domingo pero no un domingo así no más sino uno que cuando se abre la ventana tiene otro aire porque los vecinos saben que es el último... el último de los días duros de una cuarentena que tenía menos de 40 jornadas pero parecieron el triple de ella.
Hoy es el día 24 del aislamiento social preventivo y obligatorio que dispuso el gobierno nacional y no, no es el final de nada sino la antesala de un nuevo esquema más abierto socialmente donde la gente podrá tener más flexibilidad, más aire. Sin embargo, acá no termina nada, todavía quedan 24 horas y el reloj empieza a correr.
En la calle desde mediados de semana la gente se mira por encima del tapabocas, unos más arriba, otros de adorno, hay quienes le pusieron su impronta; lo más importante es que abril se presenta como la verdadera puerta de ingreso al otoño, la época más fresca y con un paisaje donde las hojas por primera vez no son foco de atención.
Ray Bradbury - padre de la ciencia ficción - nunca hubiera imaginado esto. En China la gente totalmente tapada como si fueran tules luchando contra un poderoso contrincante invisible, en Europa siendo otra vez devastada como varios siglos atrás donde se ven máscaras y barbijos que en la vida imaginamos que existían, o quizás Ray sí; y también en gran parte de América y África los gobiernos haciendo malabares entre salud y economía, porque si bien la pandemia recorre el mundo no para todos es igual.
Volvamos al principio, volvamos a San Francisco y a este día 24 de aislamiento donde la gente se mira por encima del tapabocas, los que usamos lentes vemos complicada la situación y por ahí recorre un ocurrente chiste de que nadie pensó en nosotros; empero, la película recién comienza y podría derivar a una mezcla de drama y ciencia ficción.
Ray... ¿pensaste esto alguna vez? Una ciudad chica respecto a las grandes urbes sitiada por dentro y fuera. Hay policías de la Caminera en un lado, Gendarmería Nacional en el otro, más allá se ve el azul potente, profundo de la Policía Federal.
Márgenes adentro de San Francisco bicipolicías y de los tradicionales hombres y mujeres de azul reforzando la seguridad, la salud, con termómetros que permiten medir la temperatura manteniéndose alejados. Claro, no nos podemos tocar, ni acercar. No termina ahí, ahora también se ven pasar algún que otro camión del Ejército y un avión de la Fuerza Aérea que todos saben lleva muestras a Córdoba.
Muestras de... shhh... no la nombren. Solo la vamos a llamar pandemia, el truco es hablar de ella sin mencionarla, pero dar cuenta del mundo, del San Francisco de película que hay que imaginar para poder entender la magnitud de esta nueva enfermedad.
En este film de ciencia ficción, realismo, drama y paranoia por momentos hay tapabocas por doquier, gente que mira por la ventana y tachó los 24 días de aislamiento decretados y hay más. Fueron y son - al mismo tiempo - muchas jornadas donde el sol solo se veía de lejos que se escondía una y otra vez, en que la gente empezó a usar gafas transparentes para protegerse.
Cuanto más se avanza en este abril que podría ser otoñal y maravilloso pero se volvió frío, gris, lleno de incertidumbre y problemas más cosas aparecen: hay tapabocas de todo tipo, lentes transparentes, máscaras que se nos hacen futuristas y otras más rudimentarias ¿Llegarán esos tules, Ray?
Al norte, en el límite entre Frontera y San Francisco hay otro rodaje de película. El Ejército cumple tareas de apoyo por estar al frente de un Centro de Operaciones de Emergencia (COE) que coordina la logística junto con el director del Hospital J.B. Iturraspe, Valentín Vicente. No vienen por nosotros Ray, vienen para diagramar cómo sería el escenario si la pandemia encendiera hasta la última alarma.
Tienen que pensarlo porque el miedo no puede ser un obstáculo para la salud, tienen que pensarlo porque aunque parezca de ciencia ficción y todo suene a pura distopía en ese mundo de máscaras, barbijos, lentes y camillas por doquier podríamos llegar a estar, aunque ojalá Ray, ojalá no pase.