Prohibido prohibir: palabras y canciones que robó la dictadura
En la discoteca de la primera radio de la ciudad, LV 27 se conservan los discos en pasta tachados y los comunicados del ex COMFER que prohibían la emisión de ciertos contenidos que a su juicio no compaginaban con el mundo que querían construir.
Por Ivana Acosta | LVSJ
El período 1976 - 1983 encierra un sinfín de historias que entremezclan la muerte, tortura y dolor, la dictadura cívico militar inscribió penuria donde no debía existir y no porque el mundo fuera color de rosa si no porque crearon uno hecho a su medida y aspiraciones que no condecían con la transformación social que se veía en el horizonte.
Se usó el lenguaje para crear una realidad, un mundo, un modo de percibirlo donde no había contra discursos, solo la férrea doctrina basada en la verdad (tergiversada) que construyeron, el sacrificio, patriotismo, deber, justicia, argentinismo y honor.
La dictadura también ocultó muchas cosas como el espíritu popular que radica en la cultura e idiosincrasia argentina, prohibió palabras, música, artistas, libros porque el verbo prohibir era el que más usaban para justificar sus intervenciones.
¿Música en inglés? No. ¿Reversiones de otros temas? No. ¿Desamores o infidelidades? No. ¿Metáforas en las canciones? Tampoco. Cualquiera de esas acciones podía motivar la llegada, a los medios de comunicación de todo el país, de una carta firmada por las autoridades del Comité de Radiodifusión (ex Comfer) limitando el horario en que los temas podían pasarse o borrándolos del mapa como si esas letras no hubieran existido.
En esos años Graciela Aimar estaba en la locución comercial de LV27 Radio San Francisco (hoy AM 1050). No solo es testigo de aquellos años sino también la guardiana de la discoteca que tiene la primera emisora local. En este espacio se conservan los papeles ya amarillentos de los comunicados que enviaban los interventores militares.
Listas y cartas con limitaciones en las transmisiones eran habituales en la dictadura.
Historia en pasta y papel
Chela, como es llamada popularmente, es quien conserva esos testimonios donde la palabra prohibido se repetía de forma constante, en esas hojas tipo oficio contienen la firma de algún comandante que firmaba y decidía el trabajo de los operadores que, al leer el contenido, guardaban en un arcón tal o cual disco en pasta.
Desde su espacio en la radio, adónde va por las tardes, contó que en esa época la radiodifusión era totalmente distinta de la actual. Por eso resulta complicado entender las modalidades de trabajo de ese entonces, pero el esfuerzo es necesario para contextualizar lo que sucedía en este ambiente.
Pasó una a una las hojas que tiene en carpetas archivadas con las cartas que traía el correo indicando qué se podía emitir y qué no bajo los parámetros de la moral que fomentaba el gobierno de facto y justificaban en las leyes de Telecomunicaciones o Radiodifusión. Un ejemplo es el de una carta del 19 de mayo de 1978 que prohibía un tango, puesto que tenía palabras en lunfardo en su composición. El lunfardo, un léxico nacido con este género y que llevó por ejemplo a archivar muchas canciones de Carlos Gardel.
Ruptura
LV 27 nació en 1972 y en aquel momento había un gobierno de facto en Argentina, era el final de la dictadura denominada "Revolución Argentina" que tuvo como referentes sucesivos a los generales Juan Carlos Onganía, Roberto Levingston y Alejandro Lanusse.
En ese momento Graciela Aimar dijo que existían ciertas restricciones, aunque la disciplina no era tan férrea. En cambio, en el período llamado Proceso de Reorganización Nacional fue muy diferente, hizo de la censura una costumbre y una prohibición total, "había muchas palabras que no se podían decir, canciones que no se podían difundir así que directamente esos temas o intérpretes estaban censurados".
Por ejemplo, Mercedes Sosa, Horacio Guaraní, Jorge Cafrune, Osvaldo Pugliese por más simples que fueran sus canciones no se podían escuchar, "así fuera una canción sencilla como Mama vieja.
"Compañero no se podía decir, aunque no tuviera referencia política, montonero en referencia a grupos de personas ni hablar. Veníamos del período de Perón y ellos la prohibieron. Teníamos que tener mucho cuidado cuando hablábamos", enfatizó.
¿Y cómo se controlaba? "A nosotros los militares nos controlaban todo, nuestra radio estaba en Colón 26 en esa época, a unas cuadras estaba la Fábrica Militar y estaban escuchando todo el día. En la puerta de la radio había siempre militares y tenías que mostrar el documento porque no entrabas, no importaba quien fueras", relató.
En la discoteca de AM 1050 Graciela tiene los discos marcados como prohibidos por la dictadura.
Límites
Solo se podía recibir información por Agencia Télam, tal vez se podían sintonizar radios de Montevideo, es más tanto era el control que no importaba la hora ni el momento si un comunicado de la Junta Militar todo se interrumpía para difundirlo de manera inmediata.
En aquel momento las llamadas por teléfono estaban controladas también, principalmente porque no había contacto directo entre las personas que hablaban ya que mediaban las operadoras que conectaban las líneas en los contactos a larga distancia.
A la radio no solo llegaban notificaciones de canciones censuradas o palabras impropias, también Graciela conserva las listas completas con los temas que se quisieron borrar, ahí se observan al pasar "Los pájaros de Hiroshima", "Hasta la victoria", "Hasta siempre", "Zamba de mi esperanza".
Aquí debe hacerse un alto al mencionar la canción "Tu cuerpo" cuya peculiaridad contribuye a entender el mensaje que pretendían construir los dictadores. En ese caso el tema de Roberto Carlos, adujeron, no estaba a tono con el objetivo de la radiodifusión de "defender a la familia y de los valores morales y éticos imperantes máxime considerando que la audiencia está compuesta por niños y adolescentes incapaces de someter a juicio los mensajes que ofrecen".
La democracia volvió en 1983, pero las costumbres que se robaron no volvieron al mismo tiempo. Era extraño, resaltó Graciela, volver a hacer un reportaje libremente cuando antes se les entregaba un libreto que aprobaban las autoridades, las palabras prohibidas aparecieron lentamente.
La dictadura terminó en el '83 pero la relajación respecto a la disciplina y el temor no se esfumaron en sintonía, prevaleció así la autocensura entre las propias personas que trabajaban en los medios. Llevó años acostumbrarse a no tener la espada de Damocles sobre sus ideas y expresiones, lo fue todavía más comprender que ese mundo de los militares no podía imponerse.