Los sanfrancisqueños compran menos y ya no cerca de casa
La inflación golpea al sector minorista. La razón fundamental de la "tremenda" baja en las ventas en los comercios de barrio es el impacto de los precios. El consumidor ajusta gastos, ya no busca tener la heladera llena y posterga lo que no es urgente.
"El almacén lo tengo muy cerca de casa, pero prefiero hacerme una corrida dos o tres veces por semana hasta el supermercado porque está todo mucho más barato", dice Rosa, una ama de casa para quien los Precios Justos no son sólo un eslogan publicitario, aun cuando desde el sector minorista insisten con que esas herramientas de control de precios no son su piedra en el zapato, sino que sí lo son la economía retraída y el mal de los males, la elevada inflación.
Lo cierto es que la constante suba de precios lleva cada vez a los consumidores a elegir los supermercados, donde acceden a productos del programa oficial, en lugar de comercios de cercanía, según recientes relevamientos de consultoras que monitorean las ventas en el país.
El panorama en San Francisco es similar al escenario a nivel nacional: "la caída del poder adquisitivo de los asalariados causó una tremenda baja en las ventas en los comercios de barrio", indicó Nelder Boetto, gerente del Centro Unión de Comerciantes Minoristas de San Francisco.
La firma Scanntech reveló que en los comercios de cercanía, la caída promedió el 7,6% y se aceleró en la primera semana de abril.
"La situación del comercio minorista es caótica", sentenció Boetto en diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO y aseguró que los pequeños comercios no escapan al aumento "galopante" de los precios lo que hace que los clientes "se limiten a comprar únicamente lo necesario".
"La situación del comercio minorista es caótica".
Brecha de precios
"Mientras que antes iban por azúcar, yerba y otros alimentos de primera necesidad y le agregaban una gaseosa, fiambre o un chocolate, hoy eso ya no pasa y las compras se achican ajustándose a aquellos productos indispensables", dijo el entrevistado.
"Los comercios chicos también disminuyeron su stock y solo adquieren la mercadería de rotación diaria", agregó.
La diferencia de precios entre estos puntos de venta y las grandes cadenas llegó al 22% este año, frente al 28% que llegó a tocar en 2022, cuando históricamente fue de 10 %. De hecho, los comercios de cercanía fueron señalados por el propio secretario de Comercio, Matías Tombolini, por tener precios más altos. En respuesta, el sector se defendió y afirmó que los Precios Justos no llegan, ya que las alimenticias les venden más caro.
"Si bien no se puede competir con hipermercados o las grandes cadenas de supermercados, los minoristas nunca llegaron a duplicar los precios respecto a los ofrecidos por estos grandes emprendimientos. Los minoristas hacen un esfuerzo enorme por mantenerse lo más competitivos posibles, por conservar las ventas", sostuvo Boetto.
A diferencia de los "gigantes" del mercado, un comercio de barrio "no puede proveerse con grandes cantidades, a veces arman su stock día a día, pero cinco días después, el precio que antes habían pagado al proveedor ya no es el mismo, escaló, y eso los obliga, lógicamente, a remarcar la mercadería periódicamente. Entonces, ahí ya está perdiendo plata", continuó.
"No sabemos hasta cuándo aguantaremos"
"Las ventas cayeron y los precios no dejan de aumentar. No sabemos hasta cuándo el rubro podrá soportar esta situación", advirtió Boetto, no obstante, reconoció que "por ahora, son muy pocos los cierres de comercios que registramos. La siguen peleando porque es sus sustento de vida".
Horizonte complicado
En un año electoral, Boetto trazó un panorama poco esperanzador para el rubro. No ve grandes cambios antes de las elecciones generales pero tampoco es muy optimista con lo que pudiera suceder después "si el gobierno que viene no tiene un plan, un rumbo económico en serio que incluya a todos los sectores".
"Necesitamos un gobierno con carácter que ponga las cosas en orden", instó.
Además, Boetto fue muy crítico de la presión impositora. Informó que la mayoría de los más de mil asociados que tiene la cámara son atendidos por sus propios dueños: "No pueden afrontar los costos que implica tener un empleado. Es un lujo que los dueños hoy no pueden darse porque no pueden costear sueldos, obras sociales y otras cargas", manifestó.
Asintió que el comercio es uno de los sectores que generan más empleo en negro que puestos de trabajo en blanco. Y las estadísticas lo avalan: un informe publicado por el Indec, en el segmento de "trabajadores asalariados", los sectores de industria, comercio y construcción crearon 300 mil puestos de trabajo informales en el último año. También generaron empleos registrados, pero entre los tres solo llegaron a 180 mil nuevos puestos en blanco. Esa diferencia hizo que los tres rubros sufrieran un incremento de sus niveles de informalidad laboral.