Las Linces, el grupo que convirtió el dolor en la lucha
Crearon Una jugada rosa y marcaron un antes y un después en la prevención contra el cáncer de mama en San Francisco. Siete años después, están más unidas que nunca contra la enfermedad.
Dicen que todas las personas tenemos una misión en el mundo. El de Paola Vasallo, jugadora de básquet; era dejar marcado en el corazón de su grupo de compañeras de equipo la lucha contra el cáncer de mama, enfermedad que se la llevó muy pronto, a los 34 años, dejando un pesar enorme en la cancha.
Sin embargo, el dolor se convirtió en lucha y así nació la campaña rosa de Las Linces, que este 2020 cumple 7 años acompañando y visibilizando una problemática como el cáncer de mama que aqueja tanto hombres como mujeres.
Alejadas de la cancha, hoy siguen jugando el partido de la vida; por otras que merecen una oportunidad ante esta enfermedad.
"Como grupo queremos llevar al menos a nuestra ciudad un gramo de prevención contra el cáncer de mamas. Es la manera que sentimos que podemos devolverle algo a nuestra querida San Francisco. Deseamos contagiar salud, prevención y colaborar en lo que podamos", dijeron desde la Comisión Directiva de Una jugada rosa.
En lucha
Luego del fallecimiento de Pao, las Linces retiraron la casaca número 10 que usaba ella y decidieron empezar su compromiso contra el cáncer. De inmediato se unieron al Lalcec y a la Municipalidad de San Francisco para acompañar en las campañas de prevención y a estar presentes en los eventos deportivos y de otro tipo.
Con enorme ímpetu, en 2013 crearon el torneo "Una jugada rosa" y desde entonces, así se denomina la campaña que realizan cada octubre, mes de la concientización nacional de la lucha contra el cáncer de mama.
Entre 2013 y 2016, se realizó la "Gala Rosa" que permitió la compra de un digitalizador del mamógrafo para el Lalcec. Lo más reciente fue la donación de una heladera para el Hospital Regional J. B Iturraspe gracias a la colaboración de una empresa privada de la ciudad.
Famosos del país de diferente índole y hasta el mismo Abel Pintos "puso el pecho" y tuvo la remera de la Jugada Rosa.
Aunque Las Linces nació como un grupo de básquet femenino y hoy la mayoría que lo integra no practica el deporte, el espíritu y la unión están más latentes que nunca. "Nuestro amor y compromiso para el equipo sigue intacto. Ser Lince es para siempre, es un orgullo y traspasa el deporte; es nunca rendirse, es hacer todo en equipo y practicar el amor y la solidaridad", afirmaron.
"El espíritu del grupo de la jugada rosa se mantiene vivo porqué está compuesto por maravillosas personas de gran corazón. Vivimos momentos inolvidables, divertidos y emocionantes jugando al básquet, como también otros muy triste como la pérdida de una gran compañera del equipo. Nos queremos mucho, nos respetamos y siempre nos sentimos acompañadas y empujadas por una energía muy positiva y amorosa", sostuvo una de las integrantes.
Las mujeres aseguraron que continúan unidas con el paso del tiempo. "El grupo se mantiene activo porque siempre se suman nuevas personas con muchas ganas. A lo largo de los años, el grupo se renueva, se suma gente y las participantes que se sienten cansadas o tienen algún inconveniente personal se alejan para descansar".
"Sabemos respetarnos, delegar tareas y confiamos; jugamos en equipo, todas aportamos desde distintos lugares. La integrante que más impulso y ganas tiene al inicio del año pasa a ser la "capitana" del equipo, suele conducir y animar al grupo y enseguida todas nos contagiamos", contaron.
"Pao sin dudas es nuestro motorcito que nos impulsa a seguir, a no aflojar a seguir practicando la solidaridad y el amor por la vida. Es nuestro ejemplo de fortaleza y ganas de vivir", concluyeron.