“La violación es una forma de relacionarse con el otro estableciendo relaciones de poder”
La socióloga Noelia García abordó distintos aspectos que resultan de una lectura profunda del brutal ataque sexual sucedido en Palermo esta semana.
El salvaje ataque sexual sufrido por una joven esta semana en Palermo mostró caras horribles de una sociedad que está obligada a reflexionar y construir un sistema donde los roles asumidos por hombres, mujeres y disidencias puedan repensarse. No quiere decir que todo esté mal, ni que todos sean malos, pero lo que demostró este atroz hecho sucedido es parte del reflejo tóxico que caracteriza a la sociedad.
Las declaraciones de la ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, no contribuyó al debate porque a pesar de que algunas de sus ideas son asertivas la forma en que se manifestó fue considerada extrema y poco entendible para el común de la ciudadanía.
Sabina Frederic, quien fuera ministra de Seguridad dijo en un programa de radio esta semana: "Creo que está instalando un debate con un sector del movimiento de mujeres que termina siendo muy punitivista, que termina castigando a todos los varones sin excepción y acusándolos de bestias como si no fueran parte de la especie humana, pero la especie humana produce gente dañina, agresiva y asesina".
Es cierto, dado que no todos en la sociedad somos iguales, aunque hayamos hecho un pacto social que así lo postula, hace que se encuentren personas buenas y malas, decorosas y transgresoras, sin embargo, lo que se propone es ver más allá de esta dualidad, es entender porqué se producen estos hechos y qué incidencia tiene la matriz sociocultural en comportamientos delictivos como el de los abusadores.
Es abuso y es poder
El concepto denominado "cultura de la violación" emergió en el debate sobre los dichos de la ministra, pero poco se sabe de él. La socióloga Noelia García dijo a LA VOZ DE SAN JUSTO sobre esto: "Cultura de la violación es un concepto que explica la matriz cultural, de prácticas, ideas, símbolos que ordenan la vida social a partir de un género asignado al nacer".
La escritora Rita Segato considera que más allá de la perversión sexual detrás de un abusador también existe una demostración de dominación, de establecer territorio y ejercer el poder, en este caso a través de la vulneración de los cuerpos.
"La ministra toma la reflexión de Segato sobre la cultura de la violación, acerca de cómo la masculinidad se estructura como una corporación que tiene que ver con el patriarcado y la relación con la producción del capitalismo que es también simbólica y cultural. Ella dice que la violación es una forma de dominación y es una manera de relacionarse con el otro estableciendo relaciones de poder", explicó García.
Cómo mejorar
Si se sigue esta línea la única manera de corregir esta raíz cultural donde todos intentan demostrar el poder (el cual históricamente lo han ejercido los hombres) es corrigiendo las estructuras sociales, el imaginario colectivo.
"Leyes como la de Identidad de Género, ESI (Educación Sexual Integral), entre otras intentan desarticular esa matriz cultural, pero evidentemente hay algo que no está funcionando".
En ese tipo de cultura también está incluida la morbosidad, la revictimización permanente a través de materiales audiovisuales explícitos que reconstruyen paso a paso lo sucedido en un delito, en este caso en la violación grupal y no en manada como se tildó inicialmente.
"Los medios de comunicación no aciertan en el trato de lo sucedido, hay un morbo con las imágenes difundidas, la teatralización tiene más que ver con el morbo que con la visibilización de violencias extremas y lo que sucede con ellos. Los medios tienen un rol preponderante dentro de esa estructura, las atraviesan y sin que haya perspectiva de género en los medios y redes sociales no se puede avanzar.
Frases que se leen en los zócalos como "estaban todos desnudos", "se turbaban para violarla", "ojo que existen chicas que participan en orgías con más de seis chicos" y expresiones como las de Flavio Azzaro (conductor en Crónica) son un ejemplo de todo lo que expresan esas relaciones de poder reflejadas en actos inentendibles como la violación de otro ser.